—Porque es la noche del 15 de mayo, festividad de san Isidro, el arzobispo de Sevilla que fue tambien un gran sabio, y porque tambien es la noche en que ella murio.

—?La noche en que murio? ?Quiere decir que esa mujer tan guapa no esta viva?

—En cierto modo continua estandolo, sobre todo esta noche, la unica del ano que puede salir de su casa para buscar a alguien que la libere de su maldicion. Aquellos a los que consigue arrastrar no regresan o pierden la razon, porque nadie quiere ayudarla y entonces ella se enfada… Por suerte, no todo el mundo puede verla; se necesita una… sensibilidad especial.

—?Como sabe todo eso?

—Porque una noche, hace diez anos, segui al ultimo desdichado que logro arrastrar hasta su guarida. Lo que vi y oi me dejo aterrorizado, y creame, senor, soy valiente, pero sali huyendo. Justo a tiempo, creo. Desde entonces, vigilo para…

—?Pasa la noche junto a esta casa?

—Si. Vivo al lado. De dia, mendigo delante de la catedral, mientras brilla el sol no hay nada que temer, y a veces entro en el jardin abandonado para fantasear. La puerta apenas se sostiene…

—Si es un lugar tan nefasto, ?como es que no lo han incendiado o derribado?

—Porque nadie aceptaria encargarse de hacerlo por miedo a que le trajera mala suerte. Destruir la morada de un fantasma es peligroso. Pero ?me permite hacerle una pregunta, senor?

—?Por que no? —dijo Morosini, cautivado por las maneras de ese mendigo tan orgulloso y digno como un hidalgo.

—?Donde se ha encontrado con Catalina?

—?Asi es como se llama?

—Si. Era hija de Diego de Susan, uno de los conversos mas ricos de la ciudad y tambien una de las primeras victimas de la Inquisicion… Pero no me ha contestado.

—Disculpe. Ha sido en la Casa de Pilatos. Durante la fiesta que se celebraba en el patio y los jardines, he subido al primer piso para ver un cuadro que me interesaba. Ella estaba alli, delante de ese retrato, acariciandolo. Al verme ha huido, y yo la he seguido.

—?El retrato era el de Juana la Loca?

—En efecto. ?Existe algun vinculo entre ellas? Catalina va vestida igual.

—Si, aunque las dos mujeres no se vieron nunca. La princesa tenia dos anos en el momento del drama, y no es con ella con quien Catalina esta encarinada, sino con la joya que luce. Seguramente se ha fijado en el medallon con un gran rubi engastado que lleva en el cuello.

—Si, me he fijado —afirmo Aldo, aunque guardandose de precisar que eso era precisamente lo que queria examinar mas de cerca.

—La infeliz esta condenada a encontrar ese objeto para obtener su liberacion…, pero es una larga y triste historia y se hace tarde, senor.

—Aun asi, me gustaria escucharla. ?No podriamos ir a algun sitio a tomar una copa de jerez o de manzanilla?

Mientras decia esto, hizo aparecer un billete entre sus dedos. El mendigo se echo a reir, dejando al descubierto unos dientes casi tan blancos como los de su interlocutor.

—?Seguro que tendriamos un gran exito, usted contraje de etiqueta y yo con mis harapos! De todas formas, aceptaria encantado ese dinero manana, cuando vaya vestido de un modo menos llamativo.

—De acuerdo. ?Donde y cuando?

—Aqui mismo. Pongamos… ?hacia las tres? Es la hora de mas calor y no habra mucha gente. Lo esperare delante de la capilla.

—?Y adonde iremos?

—En ningun sitio estaremos mas tranquilos que en ese jardin abandonado. Si no tiene miedo, claro.

—Al contrario. Incluso entraria de buena gana ahora mismo.

—No me obligue a repetir lo que ya le he dicho: no es aconsejable desafiar a las fuerzas desconocidas. Manana se enterara… por lo menos de lo que yo se. ?Vuelve a la Casa de Pilatos?

—Si, claro. Tengo la impresion de que llevo horas fuera.

—Venga. Le buscare un coche para que lo lleve.

Al cabo de un rato, Morosini se reincorporo a la fiesta. Estaban cenando en el Jardin Grande, bajo los arcos floridos y las hojas de una vegetacion casi tropical. El ruido de las risas y de las conversaciones sobre fondo musical llenaba la noche, y de pronto Morosini dudo sobre lo que debia hacer: ya no podia ponerse a buscar su sitio en la mesa, presidida por la reina; el protocolo no lo permitia.

Decidio esperar en el Jardin Chico, iluminado pero desierto. Alli se sento en un banco cubierto de azulejos amarillos y se puso a fumar el contenido de su pitillera. Alli fue donde lo encontro una de las damas de la reina.

—?Como es que esta aqui, principe? Lo hemos buscado por todas partes. Su majestad incluso ha manifestado cierta preocupacion. ?Acaso se encuentra mal?

—Un poco, si. Vera, dona Isabel, a veces sufro neuralgias muy dolorosas que me convierten en un companero poco agradable. Me ha sucedido durante el concierto y por eso me he apartado…

Cuando se trata de un hombre seductor, hasta la vieja mas arisca se vuelve comprensiva, y aquella mujer no tenia nada ni de vieja ni de arisca.

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