volvieron para mirarla, Brant con cierto fastidio. Aunque la amaba, a veces deseaba que no estuviera tan bien informada. Su familia dirigia el Archivo desde hacia ya cinco generaciones.

— ?Si, querida?

Ahora fue Mirissa quien sintio fastidio aunque lo oculto. No le gustaba ese tono condescendiente de parte de una persona que no era demasiado inteligente aunque no podia negarle cierta perspicacia, o mejor cabria decir astucia. El hecho de que la alcaldesa Waldron coqueteara con Brant no la molestaba en absoluto; le resultaba divertido e incluso sentia un poco de lastima por la senora mayor.

— Podria ser una nave robot de inseminacion como aquella que trajo las pautas geneticas de nuestros antepasados a Thalassa.

— Pero han pasado tantos anos...

— Eso no importa. La velocidad de los primeros inseminadores era muy inferior a la de la luz. La Tierra perfecciono los modelos hasta el momento de su destruccion. Si los ultimos modelos fueron diez veces mas veloces que los primeros, deben de haberlos alcanzado en un siglo, mas o menos. Seguro que hay naves en camino. ?No te parece, Brant?

Mirissa siempre solicitaba su opinion, en lo posible trataba de hacerle sentir que aportaba las ideas mas brillantes. Sabia de sus sentimientos de inferioridad y trataba de no alentarlos.

El hecho de ser la persona mas inteligente de Tarna la condenaba a cierta soledad; aunque se comunicaba con otros habitantes de las Tres Islas, no eran muchas las oportunidades que tenia de encontrarse con ellos. A pesar del alto desarrollo alcanzado por las comunicaciones, nada reemplazaba el contacto humano.

— Si, es una posibilidad — dijo Brant —. Tal vez tengas razon.

Brant Falconer no habia estudiado historia, pero como tecnico conocia la compleja sucesion de acontecimientos que habia desembocado en la colonizacion de Thalassa.

— ?Y que haremos si de verdad es una nave de inseminacion que viene a colonizar el planeta por segunda vez? — pregunto —. Podriamos decirles, gracias, pero mejor vuelvan otro dia.

Hubo algunas risas nerviosas, seguidas de la voz pensativa del concejal Simmons:

— No sera dificil, llegado el caso, saber que hacer si de verdad es una nave de inseminacion. Ademas, los robots deberian ser lo suficientemente inteligentes como para suspender su programa al comprobar que el planeta ya ha sido colonizado.

— Puede ser; pero tambien puede ser que se crean capaces de hacerlo mejor. Lo unico que sabemos es que, sea una reliquia de la Tierra o un modelo posterior proveniente de alguna de las colonias, solo puede ser un robot.

En eso todos estaban de acuerdo. El vuelo interestelar tripulado era peligroso, extraordinariamente costoso y ademas, aunque teoricamente factible, no tenia sentido. Los robots eran muchisimo mas baratos e igualmente eficientes.

— Bueno, pero la pregunta es, ?que haremos? — dijo uno de los aldeanos.

— Tal vez no sea problema nuestro — replico la alcaldesa —. Todos dan por sentado que se dirigira al punto del Primer Descenso, pero ?por que tiene que ser asi? Isla Norte parece un lugar mas probable...

La alcaldesa se equivocaba con frecuencia, pero nunca como en esta ocasion. Esta vez, el ruido sobre Tarna no fue un trueno que bajaba de la ionosfera sino el silbido agudo de un avion al volar muy bajo. Todos se precipitaron hacia la salida; los primeros llegaron justo a tiempo para ver un avion de retropropulsion cuyas alas tapaban momentaneamente las estrellas y cuya trompa apuntaba directamente hacia el sitio venerado, el ultimo punto de contacto con la Tierra.

La alcaldesa Waldron informo brevemente a la Central y se unio a los aldeanos que se arremolinaban frente a la salida.

— Adelantate, Brant. Vete en la cometa.

El ingeniero jefe de mantenimiento de Tarna pestaneo; era la primera vez que recibia una orden directa de la alcaldesa. Parecia levemente desconcertado.

— Un coco cayo sobre el ala hace un par de dias y la desgarro. No tuve tiempo de repararla. Ademas, no esta equipada para vuelos nocturnos.

La alcaldesa lo miro con sorna:

— Espero que mi auto funcione — dijo.

— Por supuesto — dijo Brant, ofendido —. Tiene el tanque lleno.

El auto de la alcaldesa se utilizaba muy poco; un caminante podia atravesar Tarna de punta a punta en veinte minutos, y el trasporte local de alimentos y maquinaria se efectuaba en triciclos. En sus setenta anos de servicio oficial tenia menos de cien mil kilometros recorridos; de no mediar algun accidente, le quedaba un siglo de vida, por lo menos.

Los habitantes de Thalassa habian probado la mayoria de los vicios, pero el desgaste planificado y el consumismo desenfrenado no se contaban entre ellos. Cuando el vehiculo inicio su viaje historico, nadie hubiera dicho que era mas viejo que cualquiera de sus pasajeros.

4 — Senal de alarma

Nadie escucho los primeros tanidos de la campana funebre de la Tierra: ni siquiera los cientificos que efectuaron el descubrimiento fatal en lo mas profundo de una mina de oro abandonada del Estado de Colorado.

Fue un experimento audaz, que hubiera sido inconcebible antes de mediados del Siglo XX. Los cientificos habian comprendido que el descubrimiento del neutrino les abria una nueva ventana al universo. Una particula tan penetrante, capaz de atravesar un planeta con la misma facilidad con la cual un rayo de luz atraviesa el vidrio, les permitiria visualizar el centro de cualquier sol.

Sobre todo el de «el» Sol. Los astronomos conocian las reacciones que alimentaban el horno solar, fuente original de la vida terrestre. En el nucleo del Sol, el hidrogeno, sometido a tremendas presiones y temperaturas altisimas, se fundia para formar helio, en una serie de reacciones que liberaban enormes cantidades de energia. Y, como subproducto lateral de las mismas, los neutrinos.

Esos neutrinos solares, para los cuales los millones de millones de toneladas de materia solar representaban un obstaculo tan grande como un jiron de humo, se lanzaban hacia la superficie a la velocidad de la luz. Dos segundos mas tarde salian a recorrer el universo en todas las direcciones. La mayoria podria seguir su camino hasta la consumacion de los siglos sin ser capturado por ninguna estrella o planeta que se cruzara en su camino, puesto que la materia «solida» no era para ellos sino un fantasma incorporeo.

Ocho minutos despues de abandonar el Sol, una minuscula fraccion de la lluvia solar llegaba a la Tierra, y una fraccion aun mas minuscula era interceptada por los cientificos en Colorado. El equipo se encontraba enterrado a mas de un kilometro bajo tierra, a fin de filtrar las radiaciones menos penetrantes y atrapar unicamente a los autenticos mensajeros del centro del Sol. El conteo de los mismos les permitiria estudiar detalladamente las condiciones reinantes en un lugar que, como cualquier filosofo podria demostrar, se encontraba fuera del alcance de la mente y los sentidos humanos.

El experimento fue un exito: pudieron detectar los neutrinos solares. Sin embargo... eran demasiado escasos. El complejisimo instrumental habia detectado un numero tres o cuatro veces menor al que indicaba la teoria.

Evidentemente, algo andaba mal, y el Caso de los Neutrinos Ausentes se convirtio en el gran escandalo cientifico de la decada de 1970. Se verifico el instrumental una y otra vez, se examinaron las teorias, se repitio el experimento decenas de veces: en todos los casos se obtuvieron los mismos resultados desconcertantes.

Hacia fines del siglo veinte los astrofisicos se vieron obligados a admitir una inquietante conclusion, aunque en ese momento nadie la desarrollo hasta sus ultimas implicaciones.

La teoria estaba bien, lo mismo que el instrumental. El problema estaba en el Sol.

La Union Astronomica Internacional realizo la primera reunion secreta de su historia en el ano 2008, en Aspen, Colorado, cerca de la sede del primer experimento, que a esa altura habia sido reproducido por cientificos de varios paises. Una semana mas tarde, el Boletin Especial de la UAI No.55/08 llego a las manos de todos los

Вы читаете Voces de un mundo distante
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×