un triunfo personal sobre David.

Se levanto sobresaltada en su gran cama y se pregunto si se habia quedado dormida demasiado tiempo. Se alzo y consulto el reloj: las seis y quince. Aliviada, se dejo caer en la almohada y cerro los ojos. En la distancia oyo el ruido de un camion que descendia por la Fulham Road. Despues oyo el ruido de una puerta; tuvo la impresion de que se trataba de la puerta principal. Escucho atentamente, pero se dio cuenta de que debio de haberlo imaginado y cerro los ojos. Otra hora de sueno. Lo necesitaba. Sentia irritados los pulmones y tenia un agudo dolor de cabeza. Siempre fumaba y bebia mucho cuando veia a David. La separacion no habia sido facil. A veces le parecio mas dificil que seguir juntos.

Una sombra paso delante de sus ojos en la habitacion oscura. Abrio los ojos y vio a Fabian de pie junto a su propia cama. Pudo verlo con toda claridad pese a la oscuridad.

– ?Carino! -lo saludo.

– ?Hola, mama!

Alex se quedo mirando a su hijo, que parecia preocupado, agitado.

– No esperaba tu vuelta hasta esta noche, carino.

– Voy a descansar un rato. Estoy muy cansado.

Fabian sonrio:

– ?Vuelve a dormir, mama!

– Te vere mas tarde -dijo, y cerro los ojos esperando oir el ruido de la puerta al cerrarse. Pero no lo oyo-. Fabian, por favor, cierra la puerta -le grito.

Abrio los ojos y vio que la puerta estaba cerrada. Sonrio confundida y de nuevo se quedo adormecida.

Le parecio que solo habian pasado unos segundos cuando creyo oir el agudo zumbar de un insecto en apuros, que cada vez se iba haciendo mas fuerte. Busco el reloj, para acabar con aquel sonido antes de que despertara a Fabian. Sus manos recorrieron la mesita de noche, encontro llaves, un libro, un vaso de agua y la dura y aspera envoltura de su Filofax. El insistente zumbido continuo; se echo hacia atras en espera de que cesara, pero despues recordo que no lo haria; el maravilloso reloj digital solar nunca se pararia por si solo, programado para seguir sonando, en caso necesario, hasta el fin de los tiempos. De inmediato, esa fue una razon mas para aborrecer a David. ?Que estupido regalo de Navidad, cruel y sadico! Lo habia comprado porque le divertia; los buenos vinos y los juguetes. Para un hombre que se habia vuelto de espaldas a la civilizacion urbana, sentia demasiado entusiasmo por ese tipo de aparatos.

Se puso su chandal y cruzo el pasillo en silencio, cuidando de no despertar a Fabian, contenta de que ya estuviera de vuelta, tomando nota mental de anular su cita de la noche para poder hacer algo juntos, quizas ir al cine y despues cenar en un restaurante chino. Su hijo estaba en una estupenda edad, su segundo ano en la universidad, en Cambridge, comenzando a ver con claridad como funcionaban las cosas en el mundo, pero todavia lleno del entusiasmo de la juventud. Era un buen companero, un amigo.

Hizo su recorrido habitual de tres kilometros por la Fulham Road y dando la vuelta al Brompton Oratory; regreso, tomo la botella de leche y los periodicos que estaban en la puerta y entro en casa. Le llamo la atencion el ver que, contrariamente a lo que era su costumbre, Fabian no habia dejado sus cosas tiradas por todas partes. Tampoco habia visto el coche aparcado fuera, pero tal vez su hijo se vio obligado a aparcar en otra calle. Subio la escalera hacia los dormitorios para ducharse y vestirse.

Se pregunto si debia despertarlo antes de irse, pero en vez de hacerlo entro en la cocina y le escribio una nota: «Volvere a las siete, carino. Si estas libre podemos ir al cine. Te quiero. Mama.» Miro el reloj y salio a toda prisa.

Cuando llego al aparcamiento de la Poland Street, donde tenia su coche, su buen humor habia cambiado y sentia una sombria premonicion. Saludo con la cabeza, de modo mecanico, al encargado del aparcamiento y subio la rampa. Algo no iba bien, pero no sabia que podia ser; se sentia deprimida, apagada, y culpaba de ello a David. Habia visto algo en la expresion de Fabian que la inquietaba, como si su hijo tuviera un secreto que quisiera esconderle, como si estuviera envuelta en una conspiracion y ella fuera la unica en ignorarlo.

CAPITULO III

Alex miro con incredulidad cuando su secretaria puso sobre su mesa un tercer monton de paquetes que habian traido diversos mensajeros.

– ?Todo esto es de hoy, Julie?

Tomo uno de los paquetes y miro con desconfianza la etiqueta. «Senora Alex Hightower, Agencia Literaria Hightower», estaba escrito con letra descuidada y poco clara.

– Espero que no haya escrito a mano el original -comento.

– Philip Main llamo hace solo unos minutos. Pregunto si ya habias descifrado el mensaje. Es posible que bromeara, pero no estoy segura.

Alex penso en los negativos revelados y sonrio con ironia.

– Ya le llamare cuando haya terminado de abrir la correspondencia. Dentro de unas dos semanas…

Alex cogio el abrecartas y busco irritada una abertura para empezar a cortar el celofan.

– Ha llamado tambien un tal Walter Fletcher… Queria saber si habias leido ya su original.

– El nombre no me dice nada.

– Se quejaba amargamente de que hace ya casi una semana que lo tienes.

Alex miro las estanterias detras de su mesa, en las que se apilaban los originales de novelas, obras de teatro y guiones cinematograficos.

– ?Walter Fletcher? ?Cual es el titulo de la obra?

– El desarrollo de las danzas tribales en la Edad Media.

– ?Bromeas? -Alex tomo un sorbo de cafe-. ?No le has dicho que no nos ocupamos de ese tipo de libros?

– Lo intente. Pero el parecia convencido de que el libro iba a ser un gran exito.

Alex consiguio por fin abrir la bolsa y saco un monton de hojas sueltas, mal sujetas por una goma, que casi alcanzaba los diez centimetros de altura.

– Esto es algo para ti -dijo, pasandole el original directamente a su secretaria, que hizo un gesto como si no pudiera sostener su peso.

Julie lo dejo sobre la mesa y comenzo a estudiar la primera pagina, un codigo de faltas de ortografia casi indescifrable, lleno de tachaduras y correcciones en rojo.

– Parece que no podia comprar una cinta nueva.

– Miralo desde el angulo positivo: al menos esta escrito a maquina.

Sono el intercomunicador y Alex descolgo el telefono.

– Philip Main. Desea hablar contigo.

Alex vacilo por un momento. Despues dio su conformidad y apreto el boton para hacerse cargo de la llamada.

– Estas loco -fue su saludo-. Completamente loco.

Oyo el usual jadeo, seguido del ruido de aclararse la garganta que siempre sonaba casi como un grunido y despues el largo siseo burlon con el que su comunicante pretendia expresar su energia de hombre duro y que producia al acariciarse el largo bigote con sus dedos pulgar e indice manchados de nicotina.

– ?Lo entendiste? -Su voz profunda y tranquila tenia un acento de juvenil excitacion.

– ?Entenderlo? ?Que se supone que tenia que comprender?

Jadeo, carraspear, siseo.

– Es una forma completamente nueva de comunicacion; un nuevo lenguaje. Tenemos que evolucionar mas alla del dialogo. Se trata de una comunicacion marginal mutada en celuloide. Ya nadie se interesa en hablar, es algo excesivamente trillado; ahora rodamos peliculas, tomamos fotografias y las hacemos circular. El dialogo es demasiado dominante, no te queda tiempo para revelar tus pensamientos si te dedicas a escuchar… Pero revelas unas fotografias y ellas te hablan… parte de tu alma entra en ellas.

Alex miro a su secretaria y se senalo la sien con el indice.

– O sea que treinta y seis fotografias de los genitales de un animal macho debian comunicarme algo

Вы читаете Posesion
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×