Alexander Abramov, Serguei Abramov

Viaje Por Tres Mundos

'…no ese era otro Galiadkin,

totalmente otro;

pero al mismo tiempo

totalmente parecido al primero…'

F. M. Dostoievski

?Nil admirari!

PRIMERA PARTE

?QUIEN SOY?

Desde los arcos de Nikitski, regresaba a mi casa por el bulevar de Tverskoi. Eran ya cerca de las cinco de la tarde; sin embargo, el bulevar no era recorrido por el tumulto callejero de los sabados; sus avenidas aledanas permanecian desiertas y silenciosas como si todavia fuese amanecer. El cielo de septiembre insolitamente despejado no presagiaba el acercamiento del otono: ni una sola hoja susurraba bajo los pies y la hierba, sin perder su color de mayo, se extendia como una manta verde, bella, esplendorosa.

Caminaba, sin apuros, por uno de los caminos laterales del bulevar, poniendo la vista indolentemente en cada banco: ?me siento o no me siento? Finalmente, me sente, estire las piernas y, en ese mismo instante, senti que todo flotaba a mi derredor, se empanaba y arremolinaba. A pesar de no haber sufrido nunca vertigos, en ese momento, tuve que agarrarme al respaldo del banco para no caer. El lado opuesto del bulevar -arboles y transeuntes- se disipaba en un vapor color lila, como en las montanas cuando las nubes se arrastran por entre las piernas y todo en derredor se fracciona y esfuma en volutas humedas y espesas. No llovia, y la niebla, pura y seca, se deslizo por el bulevar, chupo todo su verdor y desaparecio.

Desaparecio totalmente, pero en un abrir y cerrar de ojos, los arboles y arbustos surgieron de nuevo, como el cuadro repetido de una cinta cinematografica en color: el banco ancho del lado opuesto regreso a su sitio, y la muchacha con abrigo azul que se habia esfumado, estaba sentada otra vez en el, con el libro en las manos. El bulevar era parecido al anterior; pero solo parecido: alguien, en mi, dudo al instante de esto. Mire a mi alrededor para comprobar la primera impresion, luego, me dije con satisfaccion:

'Disparates. Todo esta como antes; justamente como antes'.

'No, no esta como antes' penso otro en mi. ?Otro?

Yo discutia conmigo mismo, como si me hubiese dualizado, y la discusion fuera un dialogo de dos 'yo' completamente distintos y hasta opuestos. El pensamiento que surgia en mi mente era, en el acto, refutado por otro que se entrometia, o que inculcaba alguien, y que aparecia con agresividad y violencia. 'Este es el mismo banco'.

'No, no lo es. En el bulevar Pushkin son verdes y no amarillos.'

'Estos son los mismos caminos.'

'No, estos son mas estrechos. Ademas, ?donde estan las orlas de granito?'

'?Que orlas?'

'?Y donde esta el campito?'

'?Que campito?'

'El de la cancha. Aqui habia una cancha de tenis.'

'?Donde?'

Y volvia en mi, lleno de inquietud: el desdoblamiento desaparecio. Me di cuenta que estaba en un mundo completamente distinto del mio.

Cuando uno camina por una calle donde todo es conocido y familiar, no le prestamos atencion a los detalles o a las menudencias; pero basta con que desaparezcan para que se apoderen de uno la perplejidad y alarma.

El paisaje era parecido pero no igual a aquel que habia conocido durante mis continuos paseos. Los arboles parecia que habian crecido con otras formas; los arbustos eran muy diferentes a los que habia visto antes; y hasta al bulevar lo llamaba yo, sin saber por que, Pushkin y no Tverskoi.

Levante mi brazo para ver la hora y… demonios… tenia un saco completamente diferente del que me habia puesto a la manana; es mas: no era mio. Mire el reloj. Tambien era otro, y por debajo de su pulsera se extendia una cicatriz, que no existia unos minutos antes. Sin embargo, esta era una cicatriz arraigada, de hace muchos anos, huella de una bala o de un casco de metralla. Baje la vista. Tenia en mis pies unos zapatos extranos con unas ridiculas, hebillas en los costados.

'?Y si mi fisonomia es otra, asi como mi edad; y si, en general, yo… no soy yo?' me pregunte.

Pegue un salto y corri por el sendero hacia el teatro. Este estaba en el mismo sitio; pero era otro, con otra salida y otras carteleras, en cuya lista de espectaculos no veia un solo titulo conocido. Reconocia tan solo el rostro que se reflejaba en los vidrios oscuros -por carecer de luz desde adentro- de las puertas. Este era mi rostro. Hasta ahora, lo unico que me pertenecia en este mundo.

Me di cuenta que me dolia la cabeza. Me masajee las sienes, pero el dolor no se atenuo. Recorde la farmacia ubicada en un lugar cercano, posiblemente, en la plaza. Quizas habia quedado 'intacta'. La plaza se divisaba ya, a lo lejos, invadida por el centelleo de los automoviles. Yo caminaba apresuradamente, mirando con inquietud y perplejidad. No recordaba exactamente como eran las casas en el bulevar Pushkin; sin embargo, estas no me parecian diferentes, tan solo carecian de los habituales faroles sobre las puertas; ademas, sus numeros indicadores eran otros.

En la salida de la plaza, adonde afluia el rio verde del bulevar, quede estupefacto: estaba desierta, no se veia la estatua de Pushkin. Por un instante, mi corazon se detuvo. La desnuda calva petrea, sustituto de la estatua, no inquietaba, sino que aterrorizaba. Cerre los ojos, esperanzado en la desaparicion de este espejismo y, en ese instante, alguien que pasaba por mi lado me empujo, quizas sin querer, tan fuerte, que involuntariamente di una vuelta sobre mis tacones. Y… mi alucinacion desaparecio; alli estaba Pushkin, en lo profundo de la plaza, meditabundo y austero, con su abrigo puesto descuidadamente sobre los hombros: querida imagen de mi infancia. ?Que importa que estuviera en otro sitio, lo importante era que estaba alli! Hasta se respiraba con mas facilidad; a pesar de que detras de la estatua se divisaba un edificio desconocido, de construccion nueva con unas letras enormes en la fachada: 'Rusia'. ?Sera un hotel o un cine? Ayer en su sitio habia un edificio de apartamentos de dieciseis pisos, con el restaurante 'Cosmos' ubicado en el primero. Todo me parecia semejante y a la vez diferente; conocido hasta en sus mas infimos detalles; sin embargo, justamente estos detalles modificaban el aspecto exterior de este mundo. Por ejemplo, encontre la farmacia en el mismo sitio de antes, a sus vendedoras tras el mostrador vestidas con las mismas batas blancas, la misma fila apinada frente a la caja, las mismas monturas cursis e incomodas de las gafas en la seccion de optica; empero, cuando le pregunte a la vendedora, si tenia pirabutano para el dolor de cabeza, arrugo la cara con perplejidad e inquirio:

– ?Que?

– Pirabutano.

– No se que es eso.

– Para el dolor de cabeza.

– ?Ah! ?Piramidon?

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