– ?Como has estado, Lacey?

«Horrible. Muy mal. Y todo por tu culpa», penso ella.

– Bien. ?Y tu?

– Horrible. Muy mal.

Ella pestaneo. ?Desde cuando podia leer el pensamiento?

– Imagino que estas buscando un nuevo local para Constant Cravings -dijo el.

– Si.

– ?Has encontrado algo?

– Tengo una posibilidad. ?Has alquilado mi local de Fairfax?

– Si, ya esta alquilado. El sobrino de Greg Mathers va a montar una franquicia de Java Heaven.

– Ya. Seguro que no es coincidencia -dijo ella, enfadada.

– No lo es.

– En ese caso, me alegro mucho de no estar alli.

– Ya somos dos.

– Si, me dejaste muy claro que te alegrabas de que no estuviera alli mas tiempo. ?Es todo lo que tenias que decir? Se me esta enfriando la cena.

El nego con la cabeza.

– Cuando he dicho lo de «ya somos dos», me referia a que me alegro de no trabajar alli.

– ?Que quieres decir?

– Que he dimitido. Avise de que me iba el lunes despues de regresar de San Francisco, con quince dias de antelacion. Desde hace una hora, ya no trabajo para GreenSpace Property Management y ya no soy el gerente de Fairfax.

– No lo comprendo. ?Por que has dimitido?

– Porque decidi que no me gustaba la manera de trabajar que tiene Greg Mathers. No me ha gustado como te ha tratado, a ti y a la tienda que tanto trabajo te costo montar. Aunque estaba en su derecho de no renovarte el contrato, creo que ha hecho muy mal en no hacerlo. Queria el local para su sobrino, y ya lo tiene. Yo no queria seguir formando parte del juego.

– Entonces, ?no tienes trabajo? -pregunto Lacey con incredulidad.

– Si tengo trabajo. Estas hablando con el nuevo gerente inmobiliario de Bryant Properties.

– ?Y como lo has conseguido?

– Conozco a Bill Bryant desde hace muchos anos y es un buen hombre. Me habia dicho montones de veces que lo avisara si algun dia decidia cambiar de trabajo. Lo llame cuando decidi marcharme de GreenSpace.

– No se que decir.

– ?Que tal si me das la enhorabuena?

– Enhorabuena.

El esbozo una sonrisa.

– Gracias -se acerco a ella y saco un sobre de la chaqueta-. Es para ti.

– ?Que es?

– Hay una manera de averiguarlo.

Lacey abrio el sobre y saco varias hojas de papel. Leyo las primeras lineas y miro a Evan sorprendida.

– Es un contrato de alquiler.

– Asi es. Mi primer contrato oficial en mi nuevo trabajo. Bryant tiene un complejo empresarial parecido a Fairfax. Creo que cuando lo conozcas te parecera que es un lugar mucho mejor para Constant Cravings. Las tiendas son mas modernas y esta situado cerca de la ciudad.

Ella nego con la cabeza.

– No puedo permitirme nada que este cerca de la ciudad.

– Lee las condiciones. Creo que si podras.

Lacey continuo leyendo. Asombrada, miro de nuevo a Evan.

– Tiene que haber un error. He estado mirando locales en esa zona, y los alquileres eran mucho mas caros.

– No es un error. Esa es una de las ventajas de ser el gerente… Puedo ofrecer ventajas.

– No puedo creer que hayas hecho todo esto. Dejar tu trabajo. Hacerme una oferta estupenda. No tengo palabras…

– Entonces, escucha -la sujeto por los hombros-. Todo ha ido mal desde que saliste de mi despacho, Lacey. Todo. He tratado de convencerme de que lo nuestro habia terminado, que no importaba que ya no estuvieras a mi lado, pero no he podido. No hay nada que me importe mas. Y para mi, lo que hubo entre nosotros no ha terminado. Estas semanas sin ti han sido un infierno. Se que te he hecho dano, y lo siento -la miro fijamente-. Te quiero Lacey. Quiero que vuelvas a mi lado. Madame Karma tenia razon. Eres la mujer de mi vida.

Lacey no pudo contener las lagrimas y rompio a llorar. Rodeo el cuello de Evan con los brazos y dijo:

– Menti cuando te dije que estaba bien. Estaba destrozada -dijo contra su cuello-. No puedo creer que hayas hecho esto.

– Creetelo. Y por favor, deja de llorar. Me estas matando.

Ella levanto la cabeza y sujeto el rostro de Evan con manos temblorosas.

– Te quiero mucho.

El la abrazo y la beso de forma apasionada.

– Dimelo otra vez -ordeno contra sus labios.

– Te quiero.

El sonrio y le seco las lagrimas de las mejillas.

– Te he echado de menos.

– Yo tambien -dijo ella, con un profundo sentimiento de felicidad.

El le acaricio la espalda y el trasero y la estrecho contra su cuerpo.

– Escucha, ahora que nos hemos reconciliado verbalmente -le dijo, con deseo en la mirada-, creo que deberiamos continuar con la tradicion de reconciliarse haciendo el amor. Y despues, hablaremos sobre el futuro.

Ella lo beso y sonrio.

– Ya somos dos.

Jacquie D’Alesandro

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