pero pasare casi todo el tiempo aqui, contigo. He visto que al oeste del pueblo se vende una propiedad de unas veinticinco hectareas, con arboles preciosos, un lago, un pozo y, lo que es mejor, cuatro manantiales de aguas termales. Un lugar perfecto para construir una casa.

– Estas hablando en serio…

– No he hablado mas en serio en toda mi vida. Cuando llegue a Little Longstone me faltaba algo, aunque no sabia que. Luego te conoci y supe que eras tu quien me faltaba. Ahora solo queda una pregunta… ?Sientes lo mismo que yo? Y si es asi, ?quieres pasar el resto de tu vida conmigo?

Genevieve palidecio.

– Dios mio…

– ?Te ocurre algo, Genevieve? Te has quedado muy palida. Eso no puede ser bueno.

Ella no dijo nada.

– Pero si estas llorando… no, eso no puede ser bueno.

Genevieve rio.

– Si, estoy llorando, pero de felicidad; porque siento y quiero exactamente lo mismo que tu. Te amo tanto que casi no puedo respirar. Quiero pasar el resto de mi vida contigo.

Simon la abrazo con fuerza y le dio un beso lleno de esperanza, amor y pasion. Cuando por fin levanto la cabeza, dijo:

– Pensaba que me rechazarias.

– ?Que habrias hecho en ese caso?

– Bueno, llevo otras seis docenas de rosas en el carruaje, ademas de todas las obras de arte que he podido encontrar… pensaba usarlas para convencerte.

Genevieve se sintio muy emocionada. El gesto de Simon habia sido tan extravagante como romantico.

– Que… encantador. Sospecho que te habrias salido con la tuya -bromeo.

– Como no las tenia todas conmigo, he traido otra cosa. El zafiro de los Kilburn.

– ?El zafiro de los Kilburn? -repitio con debilidad.

Simon asintio.

– Una piedra ridiculamente grande de cinco quilates, pero impresionante a pesar de su vulgaridad. Tambien hay un diamante de los Kilburn, que solo tiene tres quilates… sin embargo, dijiste que los diamantes te parecen frios y pense que el zafiro seria mas adecuado como anillo de compromiso.

Genevieve solto una risa nerviosa.

– No era necesario. Solo tenias que besarme y decirme que me amabas.

– ?Y me lo dices ahora? Si llego a saber que eres tan facil de satisfacer…

– Al contrario. Soy muy exigente; sobre todo en la cama, como toda mujer moderna que se precie.

Simon le quito los guantes y le cubrio las manos de besos.

– Esa es la mejor noticia que he oido en mi vida. Pero, por favor, no me digas que quieres un noviazgo largo…

– Bueno, todavia quedan dos semanas para que termine noviembre. ?Te parece bien que nos casemos antes de final de mes?

Simon sonrio de oreja a oreja.

– Mi querida Genevieve, resulta que, al igual que me ocurre con todo lo relacionado contigo, siento verdadera debilidad por las bodas en noviembre.

Jacquie D’Alessandro

***
Вы читаете Caricias de fuego
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×