Despues de eso, George encendio la aspiradora. No se le daba muy bien limpiar el polvo, pero con la aspiradora era un genio.

Cash salio de alli disparado. Era la hora de empezar con los ejercicios y quiza el aire fresco lo relajaria un poco. El refugio estaba lleno de clientes, con un nuevo grupo de ejecutivos de Cleveland, pero la espina que llevaba clavada en el corazon aparecio ante su vista en cuanto salio de la casa.

Y era como ser golpeado por un rayo. Era pura, cruda y deliciosa testosterona cada vez que la miraba.

Naturalmente, ella se habia cambiado de ropa. Llevaba vaqueros, un jersey azul marino y una pulserita con cristales azules que brillaban bajo el sol. Lexie se estaba riendo de algo que uno de los hombres le habia dicho, con esa risa suya, autentica y profunda. Casi podia oler su perfume. Sabia que era imposible, porque estaban a mas de quince metros, pero daba igual. Los pechos pequenos, las caderas delgadas, los gestos femeninos…

Cash se acerco al grupo, maldiciendo en silencio. Eran las nueve de la manana y tenia trabajo que hacer; un trabajo que le gustaba, en una manana brumosa con un olor a naturaleza que era como para morirse e ir al cielo. Y alli estaba el, duro como una piedra. Por un perfume que no podia oler.

Algo en aquella mujer lo estaba volviendo loco. Era espantoso.

– ?Todo el mundo preparado para el primer ejercicio? Os prometo que lo vais a pasar bien.

– ?Bien? ?Quieres decir que tendremos que comer bichos, sudar y morirnos de agotamiento? -pregunto Lexie.

– Mejor que eso -contesto Cash, dandole un golpe en la cabeza. Se lo merecia-. No me gusta decir esto, listilla, pero este ejercicio es tan bueno que incluso va a gustarte a ti.

– A mi me gustan todos -aseguro ella-. Pero es que nunca estoy segura de si voy a sobrevivir.

El grupo solto una carcajada y Cash rio tambien.

– Vale, quiero que os dividais en parejas. John, tu con Gary. Mel y Steve, Tim y Skully. Lexie, tu conmigo.

– Crei que no te gustaba como pareja.

Cash lo habia intentando, pero la verdad era que aquella maldita mujer no parecia capaz de andar sin tropezarse con las ramas. Y nadie salia herido de la montana Silver. Nadie. El nunca preparaba ejercicios peligrosos. Sus clientes debian volver a casa con energias renovadas y felices, no llenos de cardenales.

Por eso tenia que ir con Lexie.

– ?Que vamos a hacer esta manana? -pregunto Gary, uno de los corredores de bolsa de Cleveland.

Cash saco un monton de panuelos de la mochila y empezo a distribuirlos.

– Uno de cada pareja tiene que vendarse los ojos. Pero no penseis que vais a «meteros mano». Este es un desafio mental, no fisico.

Cash habia dicho aquello muchas veces y siempre conseguia una carcajada. Aquella vez tambien. Todos rieron, excepto el. En cuanto se imagino a si mismo poniendole la venda a Lexie, sufrio una ereccion inmediata… y no habia nada mental en ella.

Capitulo 5

Lexie empezo a mover los pies, inquieta. Quiza Cash pensaba que ponerle una venda a alguien era un ejercicio mental, pero para eso de las vendas tenia un potencial erotico muy peligroso.

– Habreis oido la palabra «delegar» un millon de veces en vuestros trabajos. Y todos sabeis que no es facil confiar en alguien. Sin embargo, eso es exactamente lo que quiero que hagais. Quiero que camineis durante media hora por el bosque con los ojos cerrados. De esa forma, podreis utilizar sentidos que no se utilizan normalmente, como el tacto, el oido y el olfato. Y, ademas, aprendereis a confiar en otra persona. Nos encontraremos aqui en media hora, ?de acuerdo?

Lexie lo entendia, como entendia el resto de los ejercicios. No eran solo para que una panda de ejecutivos agresivos disfrutaran de la naturaleza sino una forma de hacer que vieran la vida de otra manera.

Y, la verdad, estaba funcionando. Lexie no habia vuelto a tener ataques de ansiedad en toda la semana. Estaba empezando a disfrutar de la comida e incluso a veces pasaban mas de quince minutos sin que se preocupara del indice Dow Jones. Aquello tenia que ser un progreso.

Pero estar vendada, junto a un hombre que la atraia como Cash, no le parecia tan buena idea.

El la relajaba tanto como un semental al lado de una yegua en celo.

Cuando las voces de los demas se perdieron entre los arboles, Cash le puso la venda y Lexie sintio un escalofrio.

– ?Esta muy apretada? -pregunto el. Lexie nego con la cabeza-. No te preocupes, no va a pasarte nada. Solo vamos a dar un paseo. Respira y disfruta -sugirio, pasandole un brazo por los hombros. Ella le paso el suyo por la cintura, encantada. Como habia dicho Cash, estaba disfrutando con todos sus sentidos-. Ahora quiero que te sientes. Estamos sobre una roca plana, al lado de un riachuelo. Sientate y escucha.

– Vale -murmuro Lexie. Por supuesto, cuando iba a sentarse estuvo a punto de caer de cabeza, pero Cash lo impidio. Por fin, se sento sobre algo duro y plano, y el se sento a su lado.

Y aunque Lexie habia pensado que el ejercicio iba razonablemente bien, de repente, todo se fue al infierno.

No veia nada. Pero habia dejado de oler los pinos, el musgo y el barro. Lo que olia era una noche oscura, una pesadilla. Ella tenia tres anos y estaba escondida en un armario, asustada. Habia alguien en su casa. No sabia quien era. Solo sabia que se habia metido en el armario porque pasaba algo horrible. Su madre lloraba en alguna parte y oia la voz de su padre, suplicando. Y luego, una explosion.

– ?Puedes oir el agua, Lexie? Hay una ardilla muy cerca de nosotros. Se que no puedes verla, pero si te concentras podras escuchar el ruido que hace. Esta comiendo una nuez y…

Lexie escuchaba la voz de Cash, pero… Un hombre con uniforme de policia abria la puerta del armario y la tomaba en sus brazos. Pero Lexie supo que algo horrible les habia ocurrido a sus padres. Lo supo. Y solo podia experimentar en su corazon un sentimiento de perdida, de soledad… Ya no tenia tres anos, tenia veintiocho. Aquello habia ocurrido mucho tiempo atras, pero la venda en los ojos habia despertado los recuerdos. El miedo, la perdida, la angustia…

– ?Que te pasa, Lexie? -escucho la voz de Cash. La expresion de ella debio asustarlo-. ?Que ocurre? No pasa nada, Lexie, no pasa nada…

Cash le quito la venda inmediatamente.

Los sintomas eran familiares. Su corazon latia acelerado, tenia las manos sudorosas y no podia respirar, no podia pensar…

Estaba sufriendo un ataque de ansiedad.

– Estoy bien -consiguio decir.

– No hables. Calmate.

– Vete. Estoy bien.

– No voy a irme a ningun lado. Relajate. Calmate o tendre que sentarme encima de ti.

En cualquier otro momento, Lexie se habria reido. No solo la estaba gritando, sino que la habia colocado sobre sus rodillas y le daba golpecitos en la espalda, como si fuera una nina. Pero Cash estaba tan agitado como ella. Los latidos de su corazon atronaban como los suyos.

Lexie respiro profundamente y la bola de terror que parecia tener en el estomago empezo a desaparecer poco a poco.

Frente a ella, una garganta cristalina, rodeada de musgo. Una ardilla corriendo de un lado a otro. Lo veia todo, pero solo podia sentir su mejilla contra el pecho del hombre, el calor de su cuerpo, la barbilla de el sobre su cabeza y… aquella parte tan interesante de su cuerpo, y tan dura, creciendo justo bajo sus piernas.

– No me habia pasado en mucho tiempo -pudo decir al fin.

– Cuentame.

– Mis padres eran ricos. Desgraciadamente, tan ricos como para despertar la atencion de los ladrones. Yo tenia tres anos, casi cuatro, cuando dos hombres entraron a robar en nuestra casa y mataron a mis padres. Yo me escondi en un armario y los policias me encontraron horas despues.

– Es terrible, Lexie.

– Si. No es algo que se pueda olvidar. Pero la verdad es que he sido muy afortunada. No tenia parientes, pero

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