Jennifer Greene

Ola de Calor

Ola de calor (1991)

Titulo Original: Heat wave

Capitulo 1

Kat Bryant dio la vuelta rapidamente para entrar en el camino privado de entrada. Freno y tomo la llave del coche. Al haber conducido tan rapido con la ventanilla abierta se estropeo su peinado estilo Pompadour. Avanzo con sus zapatos estilo siglo diecinueve y cuando se bajo del automovil su falda ribeteada de encaje se le subio hasta media pantorrilla. Los clientes solian comentarle que le favorecia ir vestida de dama victoriana.

Pero en ese momento no estaba con ningun cliente y lo unico que queria era desnudarse… y pronto.

Hacia un calor agobiante. Siempre hacia mucho calor en Charleston en julio, pero la ola de calor de ese verano era ya infernal. El sol quemaba y hacia tiempo que todas las hojas verdes se habian vuelto de color amarillento. Los pajaros estaban demasiado abrasados por el calor para cantar; todo el mundo estaba irritable por el bochorno que hacia y no habia manera de escapar al ruido de los aparatos de aire acondicionado. Incluso a las cinco de la tarde la temperatura alcanzaba treinta y siete grados.

Kat busco la sombra que proyectaban las casas de tres pisos. La de ella, como todas las demas, era de estilo frances con balcones de hierro forjado.

En cuanto estuviera dentro de su casa, decidio, echaria el pestillo, se desnudaria y se serviria un vaso de limonada fria. Se lo beberia completamente desnuda y lo saborearia. Tambien se daria un bano de agua helada en una banera perfumada. Descolgaria el telefono y quiza hasta cenaria en el cuarto de bano. ?Quien lo sabria? ?A quien le importaria?

A nadie y eso era una suerte. Busco en su enorme bolso la llave de su casa. Despues de ese dia agotador, todo lo que anhelaba era pasar una noche tranquila y sola, en silencio, sin tensiones…

– ?Hola, Kat!

– ?Hola, Kat! ?Llegas tarde a casa!

Su sueno, en especial la parte de la desnudez y la soledad, se desvanecio en el momento en el que vio a esas dos quinceaneras subiendo alegremente los escalones de su portal. Era evidente que las hijas de Mick Larson habian estado esperando a que llegara a casa… y no era la primera vez.

Kat se sintio frustrada, pero no por mucho tiempo. Las dos chicas que andaban con garbo hacia ella y sonreian siempre le daban pena. Angie, a sus trece anos, era la tipica nina desvalida. Llevaba el pelo rubio rizado a lo Shirley Temple y su cuerpo delgado estaba oculto bajo una de las camisas de su padre; Kat supuso que habia elegido esa prenda, para ocultar sus senos que comenzaban a crecer.

La hija mayor de Mick, Noel, carecia por completo de la timidez y recato de su hermana. Tenia quince anos y parecia estar dispuesta a conseguir algun cliente en la esquina mas cercana. Su color favorito era el negro. Llevaba puestos unos pantalones cortos negros muy estrechos y una blusa del mismo color. Tenia tres pendientes en cada oreja y el pelo engominado. Si Kat la miraba con atencion, podria ver un par de preciosos ojos ocultos por capas y capas de rimel.

– Hola, preciosas -Kat metio la llave en la cerradura, le dio la vuelta y se aparto. Las dos muchachas entraron en su casa a toda velocidad-. ?Su padre ha tenido que trabajar hasta tarde otra vez?

– Papa tiene un trabajo muy importante -contesto Angie.

– No lo dudo -no habia acritud en la voz de Kat, pero la expresion de las chicas la lleno de indignacion. Le agradaban las jovencitas. El que se merecia una reprimenda era su padre.

Mick Larson se habia volcado de lleno en 'trabajos muy importantes' desde que murio su esposa dos anos antes. Todo el mundo queria a June. Era una mujer de gran corazon y cuando murio, todo el vecindario intento consolar a Mick.

Kat no lo conocia entonces lo suficiente para brindarle consuelo. No es que el no fuera amable, sino que el noruego nunca parecia sentirse tranquilo cerca de la joven y a ella le ocurria lo mismo. Kat habia tratado de ayudar dedicandoles algo de tiempo a las hijas de su vecino, pero eso no bastaba para aliviar el dolor de Mick.

Algun dia Mick Larson tendria que darse cuenta: sus hijas se habian descarriado porque el no se ocupaba de ellas. Angie necesitaba un sosten. Noel se pintaba como Madonna. Las dos se fueron del colegio en invierno y en verano iban a su casa con chicos poco recomendables. Noel andaba con un bobo que tenia una moto tipo Angeles del Infierno y Angie…

– ?Puedo comer algo, Kat? No tenemos nada en la nevera. No hay nada que comer en toda la casa.

– No necesitas pedirlo. Sirvete lo que quieras, carino. Ya sabes donde esta todo -todavia en el vestibulo, Kat se quito el broche de sus zapatos estilo antiguo.

Tardo casi dos minutos en quitarse esos complicados zapatos. Eso deberia haber conseguido que se pusiera de mejor humor. Pero no fue asi. La situacion parecia deteriorarse cada vez mas en la casa de al lado. Mick ya ni siquiera tenia comida para las chicas.

Noel regreso con un vaso de limonada en la mano.

– Llevas un vestido precioso -comento la chica con admiracion-. Te sienta fenomenal.

– Gracias, bonita -dijo Kat con cierta ironia. Era evidente que el piropo de la muchacha no era mas que un gesto de diplomacia.

– Kat, me gustaria saber… si te estorbamos, podemos irnos a casa.

A pesar de todo el maquillaje que llevaba. Noel parecia tan insegura, tan inocente y vulnerable que Kat sintio que se conmovia. Maldijo al padre de las chicas en silencio.

– No me estorbarian nunca -se apresuro a decir-. Si no hubieran venido me habria pasado una larga noche aburrida sin nadie con quien charlar.

– ?De verdad?

– Si-Kat preparo un plato con quesos y frutas. Las chicas lo devoraron avidamente como dos muertas de hambre.

– ?De verdad no tienes nada que hacer? -pregunto Angie.

– Esta noche no -cuando llevo la bandeja a la cocina, Kat se dirigio a las escaleras, seguida por las dos adolescentes.

– Deberias salir mas -le aconsejo Noel.

– No se.

– Estoy segura de que hay muchos hombres guapos que te invitan a salir con ellos.

– Bueno, no se -como la vida de Noel giraba alrededor de los chicos, Kat no se atreveria a confesarle que hacia anos que no salia con ningun hombre… ni guapo ni feo. Cinco anos, para ser exacta.

En lugar de deprimirse ya que estaba sola, decidio tomarlo con filosofia. Se dijo que si permanecia soltera les ahorraria a muchos hombres sufrimiento.

Pero su sentido del humor no siempre la ayudaba a sobrellevar la soledad, aunque ella estaba decidida a no permitir que ningun hombre se le volviera a acercar. Su actitud no se debia a que hubiera sufrido ningun desengano amoroso o algun trauma en su infancia. Tenia un problema, eso era verdad. Un problema intimo, para el cual no habia solucion. Pero sus problemas no importaban en ese momento.

En el piso de arriba. Noel se desplomo en la cama con tal abandono que Kat tuvo que sonreir.

– Me encanta este cuarto. Creo que es el cuarto mas romantico de todo el mundo.

– ?Eso crees? -Kat miro alrededor de su cuarto con cierta extraneza.

Una puerta doble de estilo frances conducia al balcon. Dos angostas ventanas enmarcaban la pequena chimenea de marmol. La luz se filtraba a traves de los cristales, reflejando prismas rosas y azules en la

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