– Si, claro -repuso ella con ironia.

– Hay unas trece chicas abajo. Me echaron al tercer piso en cuanto se pusieron los pijamas.

– No ire -declaro Kat con firmeza.

– Pense que se dormirian. Pero nunca se dormiran. No sabes lo que parece mi cuarto de estar. Oh, cielos, acabo de oir que se cayo una lampara.

– Mick.

– Estan armando un alboroto increible. Por el amor de Dios, preciosa, no puedo hacer frente a esto solo.

A Kat le parecio tan convincente como la estrategia de ventas de un vendedor de coches usados, pero cabia, despues de todo, la posibilidad de que Mick necesitara ayuda de verdad. Ella se puso unos vaqueros y una blusa y llamo a la puerta de su vecino unos minutos despues. Cuando Mick abrio vio que el revuelo que habia descrito se quedaba corto. Kat permanecio abajo el tiempo suficiente para comer papas fritas, tomarse un refresco y conocer a las amigas de Angie. Luego, con renuencia, fue a reunirse con Mick.

Lo encontro apoyado en la barandilla de la escalera en el tercer piso, con los hombros encogidos. De repente toda la situacion le parecio menos clara a la recien llegada. Quizas el habia encontrado una excusa para hacerla ir alli, pero sus ojeras y la tension que se reflejaban en su cara eran reales.

– ?No podrias hacerlas entrar en razon?

– Mick, no se hace entrar en razon a unas chicas que estan celebrando una fiesta de pijamas.

– Chillan como monos histericos cada vez que bajo por la escalera. Incluso mi propia hija.

– Es lo normal gritar en esa clase de fiestas. Lo mismo que alquilar peliculas de miedo y quedarse despierta toda la noche.

– ?Has visto sus caras?

– Han estado haciendo experimentos con pinturas. Eso tambien es una tradicion.

– No para Angie. A ella no le gusta pintarse y no soporta a los chicos, ?pero sabes de que han estado hablando sin parar las ultimas tres horas?

– De chicos.

– ?Sabes cuantos refrescos pueden beber trece chicas?

– Muchisimos.

– Y se han comido diez pizzas. Trece chicas. Mas que chicas parecen marranos.

– Si -convino Kat con calma.

– Tienen encendidos todos los aparatos de la casa: television radio, tocadiscos. No me digas que eso es normal tambien.

– Mick, se estan divirtiendo de lo lindo.

– Si, lo se.

La voz de Mick fue apenas un murmullo. Kat sintio la presion de sus dedos en el hombro izquierdo. Recordaba haberse sentado junto a el en el ultimo escalon, pero no el momento exacto en el que el la coloco en sus rodillas.

– Estas muy tensa, muy cansada, amor mio. ?Y crees que me gusta verte esas ojeras?

El descansillo de la escalera estaba en semipenumbra y Mick no podia verla bien. ?De donde habia sacado que tenia ojeras?

Pero a Kat no le importo. Mick le empujo con suavidad la cabeza hacia abajo y comenzo a darle un masaje en el cuero cabelludo. Ella cerro los ojos y sintio que todos sus musculos se relajaban. Los pulgares y las palmas de Mick frotaban y acariciaban, no como un amante, pero si con ternura suficiente para que fuera algo mas que un simple masaje. El conocia su cuerpo. Conocia donde estaba tenso cada nervio, donde estaba contraido cada musculo.

– Hablando hipoteticamente creo que vas a ser una madrastra terrible, Kathryn -murmuro el en tono distraido.

– ?Que?

– No es lo que creen ellas, sino yo. Tienes una idea bastante flexible de lo que es la disciplina y nunca me vas a apoyar -parecia divertido-. Las secundas en todo lo que hacen. Entiendes todo lo que hacen. Y te lo digo desde ahora, preciosa, no quiero que cambies. Es probable que alguna vez rinamos por ello, pero no importa. Sigue siendo como eres y… ?Adonde vas?

Haciendo un gran esfuerzo ella logro ponerse de pie.

– A casa -no sabia si era el masaje o la charla hipotetica sobre madrastra lo que habia hecho que se sintiera melancolica.

– Carino, mirame.

Ella no se dio la vuelta. La voz de Mick era muy suave y, Kat sintio que se le humedecian los ojos. Se encamino a toda prisa escalera abajo.

– No es lo que piensas, Kat. Trata de recordar que eramos amigos mucho antes que intentaramos ser amantes.

Kat recordo eso la siguiente semana. No sirvio de nada. Mick podria querer que su relacion volviera a ser de amistad, pero eso no era lo que sentia por el y nunca lo seria.

Sola en su casa el miercoles por la noche, se dio un bano caliente para serenarse. En vano. Despues, recorrio la casa envuelta en una toalla. Dio vueltas al caballito del tiovivo, recorrio el vestibulo y luego subio por la escalera. Se detuvo delante de la ventana de su habitacion y vio un relampago dibujar un zigzag de plata en el cielo. Vio… pero no en realidad.

Hasta el dia anterior al mediodia, ella se habia aferrado a la esperanza de que hubiera una razon evidente que explicara el cambio de conducta de Mick. Aunque habia concluido el tratamiento prescrito por el ginecologo, no pudo concertar una cita con su medico para decidir el tratamiento a seguir despues hasta el dia anterior. Lo logico era que Mick hubiera evitado todo contacto fisico hasta que ella recibiera la autorizacion del medico. Sin embargo, la noche anterior Kat habia logrado dejar caer un 'ya estoy bien' mientras cenaba con Mick y las chicas y el ni siquiera habia parpadeado. Mas importante aun, muchisimas horas habian pasado desde la noche anterior y esa noche.

Comenzaba a desesperarse.

Mick le tenia carino. De eso estaba segura. Procuraba estar con ella la mayor parte de su tiempo libre. Kat sabia que no recibiria un premio como la madrastra perfecta, pero queria de verdad a Angie y Noel. Y Mick fue quien la animo a que estableciera una relacion cada vez mas estrecha con las chicas.

Lo que mas le importaba, era que Mick habia cambiado. ?No se daba cuenta el? El trabajo ya no era toda su vida. Todavia se preocupaba cuando sus hijas hacian algo que no le gustaba, pero eso no tenia importancia; era un padre maravilloso, al menos convivia mas con ellas. Solo necesitaba alguien que le dijera que todo estaba bien. Alguien que le hiciera reir, alguien con quien se sintiera a gusto, que lo aceptara tal como era… y como queria ser.

Kat estaba convencida de que tenia algo que ver con que el hubiera cambiado. Habia pensado que el estaba cambiando en aspectos que le hacian ser mejor, que enriquecian su personalidad, que afinaban su sensibilidad. Habia pensado que, quiza… quiza el habia encontrado en ella algo que realmente le importaba.

Habia pensado que la queria.

Kat se peino el pelo mojado. El dolor que sentia la desgarraria si no tenia cuidado. Era mas facil soportar la ira y, ciertamente, tambien sentia eso.

?No tenia acaso una razon? Mick la habia hecho conocer el amor y el deseo y luego se habia olvidado de ello. La habia hecho desear con vehemencia y luego la habia obligado a enfrentarse a cosas terribles, a hablar de cosas bochornosas, mortificantes, la habia llevado a ver a una ginecologa y todo como si fuera la cosa mas natural entre un hombre y una mujer que se quieren. Y luego adoptaba otra vez la actitud de un buen amigo… y nada mas.

Kat aceptaria eso si tuviera sentido, pero era absurdo. Mick no la lastimaria deliberadamente, de eso estaba segura. Tenia una faceta maliciosa, pero era honrado y sincero. Si hubiera dejado de quererla, habria cortado su relacion sin recovecos.

Y la unica explicacion que Kat podia encontrar era que Mick pudo haber hallado algo sobre lo que no podia ser sincero… que no podia afrontar… no por si solo, al menos.

Dios sabia que Kat entendia muy bien las dimensiones de ese tipo de problemas y estaba a punto de llegar a su habitacion cuando se le ocurrio algo. Maldicion, penso.

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