– Pues sera mejor que se lo crea. Es una Dills Atlantic gigante. Este ano decidimos cultivar estas en lugar de las Queensland Blues… nos hemos pasado siglos en Internet buscando algun sitio para comprar las semillas. Claro que no estan tan sabrosas como las otras. En realidad, solo sirven para dar de comer al ganado… pero, ?que mas da?

– Ya, claro -murmuro el, confuso.

– El unico problema es que necesitamos a cinco levantadores de peso para moverla. Nuestro mayor competidor tambien ha cultivado Dills esta temporada, pero no tiene tanta experiencia como nosotros. Este ano el trofeo a la calabaza mas grande de Dolphin Bay es nuestro, seguro.

– Seguro -repitio el, perplejo.

Aquella conversacion no iba a ninguna parte, evidentemente.

– ?Hay alguien en casa? -pregunto, senalando el castillo.

– Yo estoy en casa. Rose y yo.

– ?Rose?

– Mi hija. ?Es usted…?

– Hamish Douglas. Estoy buscando a Susie Douglas.

– Ah.

Entonces, era el nuevo baron.

Pensaba que se pareceria a Rory.

Pero no se parecia a ninguno de los Douglas que ella habia conocido. Era mas alto, de huesos mas largos, mas atletico. Era un Porsche comparado con el Land Rover que habia sido Rory, decidio, acercandose y cojeando ligeramente al hacerlo, para estrechar su mano. Aun le dolian un poco las piernas desde el accidente en el que murio su marido y era peor cuando estaba en cuclillas mucho tiempo.

– Susie Douglas soy yo. Hola.

– Hola -sonrio el, estrechando su mano… y mirandosela despues.

– Esta casi limpia -le espeto ella, indignada-. Ademas, es solo tierra. Con unos cuantos gusanos.

– ?Gusanos?

– Lombrices de tierra, ya sabe. Para su informacion, esas lombrices son las responsables de que Priscilla haya crecido tanto. Pero voy a meterlas en la caja del abono, no se preocupe. Quiero poner unas losas desde la cocina al invernadero y no me gustaria nada ahogar a un monton de lombricillas bajo kilos de cemento. ?Quiere que le ensene el invernadero?

– Esto… si, claro -contesto Hamish, completamente despistado.

– Sera mejor que se lo ensene, ya que esta aqui. Ha heredado usted todo esto y el invernadero es maravilloso. Estaba hecho un asco cuando yo llegue, pero lo he reconstruido. Es casi como las rosaledas que hay en Inglaterra.

– Es usted americana, ?no?

– Soy la reliquia del castillo. Espere un momento. Tengo que ir a mirar una cosa.

Susie se acerco a la ventana mas cercana y se apoyo en el alfeizar para comprobar que Rose seguia durmiendo.

– No. Todo bien.

– ?Que?

– Mi hija, Rose. Esta durmiendo -sonrio ella, senalando los casco-. ?Cree que estaba oyendo hip-hop mientras trabajaba? Pues no, estaba oyendo la respiracion de mi hija -le explico, volviendose hacia el invernadero-. Reliquias era como nos llamaban antes.

– No la entiendo.

– Las mujeres que quedaban atras cuando morian sus hombres.

– Y su hombre era…

– Rory Douglas -dijo ella-. Su primo. Era escoces-australiano, pero nos conocimos en Estados Unidos.

– Yo no se nada sobre mis primos -murmuro Hamish.

Susie fue, cojeando ligeramente, hacia un edificio con paredes de cristal, pero caminaba tan rapido que Hamish tuvo que alargar la zancada.

– ?No sabe nada de su familia?

– No sabia que existiera hasta que recibi la carta de sus abogados.

– Diciendo que era usted un baron -rio Susie-. Que gracia, ?no? Es como el cuento de Cenicienta. En realidad, esperaba que fuese usted pobre como las ratas y que viviera en una chabola… pero me han dicho que se dedica a las finanzas en Manhattan. Asi que supongo que no viviria en una chabola.

– En una chabola bastante cara -sonrio el. Susie abrio las puertas del invernadero y Hamish miro alrededor, sorprendido-. ?Vaya!

– Si, vaya.

El invernadero era tan grande como tres o cuatro salones enormes y con un techo de mas de quince metros de alto. Parecia casi una catedral, penso, mareado. Las vigas eran grandes, oscurecidas por el paso del tiempo.

– Las vigas son de la catedral de St. Mary, al sur de Sidney. St. Mary se quemo despues de la guerra, cuando Angus construyo este castillo.

Susie llevaba un peto vaquero manchado de tierra. Era bajita, delgada, con un rostro alegre y amistoso. Tenia los ojos de un marron muy claro, casi de color miel, y sus rizos castanos con reflejos rojizos parecian negarse a permanecer bajo la cinta. Tenia una cicatriz en la frente, casi imperceptible, pero que la recorria de lado a lado. Seguia siendo joven: pero su rostro habia visto…?que, la vida?

Su marido habia sido asesinado. Eso era lo que le habian dicho los abogados. En Nueva York le habia parecido una historia demasiado truculenta, irreal; pero de repente, alli, le parecia real. Horriblemente real.

– ?Que sabe usted de la familia Douglas? -le pregunto ella, como si hubiera leido sus pensamientos.

– Muy poco -contesto Hamish-. Se que Angus fue el ultimo baron y que murio sin tener hijos. Su difunto marido, Rory, era su sobrino mayor, pero tanto el como el segundo sobrino, Kenneth, estan muertos. Yo soy el sobrino mas joven, por lo visto. Pero ni conoci a Angus ni sabia nada del titulo o del castillo.

– Ya veo. ?Sabe algo mas?

– Que Angus vino a vivir a Australia despues de la guerra y que mi padre y el otro hermano, el padre de Rory y Kenneth, se fueron de Escocia poco despues.

– El castillo de Escocia quedo completamente destruido por una bomba incendiaria durante la guerra, pero creo que nadie lo lloro demasiado. Los chicos habian crecido en un ambiente venenoso. Angus lo heredo todo y los demas nada, ni un centimo. Y el testamento era firme, de modo que no podia cambiar la situacion. Despues del incendio, todos decidieron marcharse de Escocia. Angus me conto que su padre fue el primero en irse. Se marcho a America y no volvio a saber nada de el.

– ?Y que hicieron Angus y el otro hermano… David?

– Angus estuvo en las fuerzas aereas y fue herido al final de la guerra. Mientras se recuperaba en el hospital conocio a Deirdre. Era enfermera y su familia habia muerto en el bombardeo de Londres. Cuando salio del hospital, decidieron venirse a Australia. David vino despues -explico Susie-. La relacion entre ellos no era facil y los hijos de David heredaron ese resentimiento.

– ?Por que?

– Cuando el hijo mayor hereda todo y los demas nada empiezan los problemas. Angus reconstruyo el castillo aqui. Era una cura, por supuesto, pero los hombres de este pueblo encontraron trabajo cuando mas falta les hacia. A lo mejor no fue tal locura despues de todo…

– Ya, claro.

– Deirdre y el no tuvieron hijos, pero David tuvo dos: Rory y Kenneth. Yo me case con Rory.

Hamish la miro un momento, en silencio.

– Me han dicho que Kenneth asesino a su marido.

– Si, habia mucho odio entre ellos -suspiro Susie-. Angus decia que sus hermanos siempre lo habian odiado y, evidentemente, Kenneth sentia lo mismo por Rory. Mi marido se marcho a Estados Unidos para huir de todo eso. Cuando me conocio, ni siquiera me hablo de la fortuna familiar. Pero Rory iba a heredar todo el patrimonio de Angus y Kenneth lo queria para el. Tanto… tanto como para asesinarlo. Luego, cuando la policia lo descubrio por fin, se suicido.

Вы читаете El Castillo del Amor
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×