que les venderia Birranginbil, pero Jackson podria ser una de ellas. Mi padre solia tratar con tu abuelo, o eso creo, asi que quiza podrias llamar al senor Baird de mi parte y, si esta interesado, le vendere la finca. Esto es, si te interesa la comision.

?Si le interesaba la comision? Birranginbil… «una venta como esa me solucionaria la vida», penso Trevor, y sin dudarlo, llamo al abogado de Jackson. Aun no podia creer que Jackson Baird estuviera en su despacho. Iba vestido con un elegante traje italiano, y con una mirada fria y calculadora esperaba pacientemente a que le dieran todos los detalles.

El unico problema era que Trevor no podia darle ningun detalle.

Asi que hizo todo lo que pudo para ganar tiempo.

– El terreno esta en la costa, a doscientas millas al sur de Sidney -le dijo a Jackson y a su abogado-. Hoy es viernes. El fin de semana estoy ocupado, pero, si quieren, podemos ir a verlo el lunes.

– Pense que al menos tendria algunas fotografias -el abogado de Jackson parecia contrariado. Igual que a Trevor, a Roger Francis lo habia pillado desprevenido, el abogado tenia motivos para estar descontento. El hablaba de un terreno en Blue Mountain y queria que Jackson fuera a verlo, por supuesto, porque seria el quien se embolsaria la comision. Por desgracia, su secretaria habia contestado la llamada sobre el terreno de Copeland y habia llamado a Jackson sin consultarselo primero. ?Estupida mujer! El abogado estaba de muy mal humor y las tacticas que empleaba Trevor no eran de gran ayuda.

– Llamenos cuando tenga los detalles -dijo el abogado-. Si hubieramos sabido que tenia tan poca informacion no habriamos venido tan lejos. Esta haciendo que el senor Baird pierda su precioso tiempo.

Cuando se callo, miro al suelo y vio una cosa verde que saltaba.

Era una pequena rana, un simbolo de la naturaleza. Pero el abogado sabia que era lo que tenia que hacer cuando la naturaleza trataba de introducirse en la civilizacion.

Levanto el pie.

– ?Crees que podria haberse metido en el despacho de Trevor cuando abrieron la puerta? -Pregunto Molly, mirando detras del archivador-. ?Donde puede estar si no?

– Supongo que si podria haber entrado -dijo Angela-. Quiero decir… todas estabamos mirando a Jackson.

– Ire a mirar -dijo Molly poniendose en pie.

– Trevor te matara si lo interrumpes ahora, Molly. Jackson Baird esta en su despacho.

– Me da igual que la Reina de Saba este en su despacho. Voy a entrar -Molly acerco la cara al cristal de la puerta del despacho de Trevor. Y lo que vio la hizo moverse mas rapido de lo que se habia movido nunca.

Jackson estaba sentado entre un abogado furioso y un agente inmobiliario confuso cuando, de pronto, vio una mancha verde sobre la moqueta beige y que su abogado levantaba el pie para aplastarla, justo cuando una mujer entraba por la puerta y se lanzaba al suelo.

El ahogado bajo el pie con fuerza, pero no piso una rana, sino un par de manos de mujer que protegian al animalito.

– ?Molly!

– ?Que diablos…?

– ?La tienes?

– La ha pisado. Ha pisado la rana de Sam. ?Es un bruto! -Sophia Cincotta fue la primera en entrar despues de Molly, y al ver lo que habia pasado, levanto su bolso para golpear a Roger Francis-. ?Asesino!

Angela entro despues, mirando horrorizada. Molly estaba tumbada sobre la moqueta, sujetando a Lionel como si su vida dependiera de ello.

– Molly… tu mano. Estas sangrando.

– ?Le ha roto los dedos! -Sophia golpeo de nuevo al abogado y este se apresuro para colocarse al otro lado del escritorio de Trevor.

– ?Y Lionel esta bien? -pregunto Angela.

– La ha aplastado -contesto Sophia-. Claro que no esta bien. ?No has visto como este bruto la pisoteaba?

– Creia que esos animales estaban protegidos -dijo una de las mujeres de la limpieza.

– No es mas que un sapo, estupida -contesto otra persona-. Se supone que hay que matarlos.

– No en mi moqueta -dijo Trevor enfadado-. ?Es una rana? ?Una rana? Molly, ?la has traido tu?

– Claro que la he traido yo -contesto Molly, mirando entre los dedos sangrantes de su mano-. Y no es un sapo. Oh, cielos, parece que se ha roto un anca… Parece que tiene un anca rota.

– Tus dedos tambien parecen rotos -contesto Angela se arrodillo junto a ella. Despues miro a Roger Franis-. El es el sapo.

– Que falta de profesionalidad… -dijo Roger-. Senor Baird, le sugiero que busquemos un terreno en otro lugar.

Trevor trato de mantener la compostura y se coloco entre Molly y Jackson. Podia imaginarse una comision de miles de dolares evaporandose.

– Senor Baird, no sabe lo mucho que lo siento. Normalmente, esta es una de las mejores agencias -miro a Molly-. Mi padre me convencio de que contratara a mi prima porque le daba pena. Pero si va a ofender a mis mejores clientes… Molly, levantate. Puedes pasar a recoger tu indemnizacion y marcharte.

Pero Molly no estaba escuchando. Seguia mirando a la rana que tenia un anca colgando de manera extrana. Debe de estar rota», penso, y supuso que no tenia remedio.

?Que diablos iba a decirle a Sam?

– Molly, marchate -dijo Trevor con desesperacion.

– Quieres decir que mi rana esta a punto de morir y que ademas estoy despedida? -pregunto enfadada. ?Como se las arreglaria entonces?

– Si vas a disgustar al senor Baird…

– Se merece que la despidan -dijo el abogado, y Sophia lo amenazo otra vez con el bolso.

– Un momento -dijo Jackson Baird alzando la mano. Su voz era suave, pero tenia la capacidad de hacer que todo el mundo se detuviera. Era la voz de alguien nacido para mandar. Se levanto de la silla y se arrodillo junto a Molly. Su presencia se apodero de la habitacion.

– ?Que es…, una rana de San Antonio? -le pregunto a Molly. Ella se seco las lagrimas con el dorso de la mano que tenia libre y asintio.

– Si.

– ?Y el senor Francis, mi abogado, la ha herido?

– No me gustan los insectos -murmuro Roger.

– No es un insecto -protesto Molly, y Jackson intervino.

– Me parece muy duro que la senorita Farr se haga dano en la mano, vea como hieren a su mascota y pierda el trabajo, todo en el mismo dia.

Con cuidado, abrio la mano de Molly y le quito la rana. Despues, se puso en pie con decision, y con una pequena rana de San Antonio entre sus manos.

Un mechon de pelo negro cayo sobre sus ojos y lo retiro con un dedo. Necesitaba un corte de pelo. O quiza no. No habia muchas mujeres que se quejaran del aspecto de Jackson Baird.

Y tenia un aspecto fantastico. La ranita lo miraba con incomprension mientras el la examinaba con delicadeza.

Trevor miro a la rana con aprension.

– Esto es ridiculo… Demela, senor Baird, y encontrare un cubo donde meterla.

Pero Jackson solo estaba centrado en la rana.

– Sabes, parece que solo tiene una rotura limpia. No parece que se haya hecho nada mas. Creo que esto podremos curarselo.

Molly respiro hondo. Se puso en cuclillas, se recoloco la falda y miro a Jackson con incredulidad.

– Esta bromeando.

El la miro…, y se fijo bien en ella.

«Es extraordinaria», penso Jackson. Tenia la piel palida, casi translucida, una melena negra y rizada que enmarcaba su rostro y unos grandes ojos marrones…

«Concentrate en la rana, Baird!», se recordo.

– En serio -le dijo a Molly-. Podemos ponerle un vendaje.

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