– ?Que bueno! -Angela intervino desde detras-. Podemos ponerle unas muletas.

– Callate, Angela -Molly la fulmino con la mirada mientras se ponia en pie, y apenas noto que Jackson la ayudaba a estabilizarse-. ?Que estaba diciendo, senor Baird?

– Estoy seguro de que podemos curarla. Tenemos que entablillarla -dijo Jackson.

– ?Muletas! -exclamo Angela entre risas-. No me contentare con menos -entonces, dejo de reirse-. Molly, estas manchando la moqueta de sangre.

– No es nada -Molly escondio el puno entre su falda, pero Jackson le agarro la mano para mirarsela. Tenia la piel levantada en los nudillos y estaba sangrando bastante.

– Maldito seas, Roger.

– Iba a pisar a la rana. No esperaba que esa estupida chica…

– Hay que curarte.

– No hace falta -Molly retiro la mano y la escondio detras de la espalda-. Es solo un rasguno. Si Lionel puede curarse…

– ?Lionel?

– Mi rana -dijo ella, y el asintio.

– Claro, Lionel. Ya veo. Si, podemos curarla.

Molly miro a Jackson como si el intentara enganarla.

– ?Como lo sabes?

– Cuando era nino, teniamos un embalse en nuestro terreno -le dijo, y se fijo en la tension que habia en su mirada-. Pasaba las vacaciones criando renacuajos -y evitando a sus padres-. Cualquier cosa que quieras saber sobre las ranas, preguntamela a mi.

– ?Se curara?

– Se curara.

Molly respiro hondo y se relajo una pizca.

– Entonces, la llevare al veterinario.

– Puedo entablillarsela yo, si me dejas. Pero lo que no puedo es curarte la mano.

– La llevare al hospital para que se la curen -dijo Angela, y se acerco para abrazar a su amiga-. Si usted cuida de la rana, yo cuidare de Molly.

– ?Angela! -exclamo Trevor enfadado, pero ella le dedico una de sus mejores sonrisas.

– Al senor Baird le gusta la rana de Molly -dijo ella con recato-. Y no queremos disgustar al senor Baird, ?verdad?

Al ver la cara que puso su primo, Molly estuvo a punto de atragantarse.

– Oh, por el amor de Dios… -respiro hondo y se separo de Angela-. Muchas gracias a todos, pero yo llevare la rana al veterinario, y me pondre una tira en la mano, eso es todo. Asi que puedo ocuparme yo sola. Y no importa que tenga que marcharme -miro a su primo y suspiro. Ese hombre era un idiota. Quiza fuera mejor si saliera de alli para siempre-. Despues de todo, estoy despedida.

– No pueden despedirla -gruno Jackson, y se volvio hacia Trevor, fulminandolo con la mirada-. He venido a que me informaran sobre una propiedad. La informacion que me han dado es tentadora, pero poco detallada. Necesito saber mas. Y tengo que verla. ?Dijo que estaba ocupado el fin de semana?

– Si, pero…

– Tengo una opcion de compra de otra propiedad hasta el lunes, asi que me gustaria tomar una decision antes de ese dia. El martes me marcho del pais. Si el lunes veo el terreno por primera vez, apenas tendremos tiempo para negociar.

Trevor escucho sus palabras y penso que podia ser un buen comprador.

– Por supuesto, tendre que cambiar mis planes…

– No quiero molestarlo -le dijo Jackson con frialdad-. No necesito que usted me ensene el terreno. Puede hacerlo uno de sus empleados.

– Todavia tiene tiempo de visitar otra vez la propiedad de Blue Mountain -le interrumpio su abogado.

– Gracias, pero estoy mas interesado en la de Copeland. Ademas, en vista de que la senorita Farr ha sufrido un shock y ha resultado herida, ?que mejor manera hay para ayudar a que se recupere que llevarsela a pasar el fin de semana a un bonito lugar? Senor Farr, ?supongo que no pensaria en serio despedir a una empleada por una nimiedad tal como traer un rana al trabajo?

– No… -empezo a decir Trevor- Si. Pero…

Pero Jackson ya no estaba escuchandolo.

– Senorita Farr, apreciaria mucho si me acompanara a ver la propiedad. Senor Farr, si su empleada llevara a cabo una venta como esa, estoy seguro de que podria contratarla de nuevo.

Trevor dudo un instante. No era completamente estupido. Una vez mas, veia como una importante comision se le iba de las manos.

– Puede que no. Acabo de acordarme de que puedo acompanarlo, despues de todo.

– No quiero molestarlo -dijo Jackson con una gelida mirada. Se volvio hacia su abogado-. Ni al senor Francis. Si el terreno de Copeland es la granja que estoy pensando, entonces, las ranas seran lo menos tentador para el despiadado zapato del senor Francis. Asi que, creo que la senorita Farr y yo prescindiremos del intermediario. Senorita Fan, ?podria acompanarme a la propiedad de Copeland el fin de semana?

Molly respiro hondo. Miro a su alrededor… a Trevor… al abogado… y a la pequena rana que Jackson Baird tenia en la mano.

La mirada de Jackson era amable, y ella no tenia eleccion. Aunque su primo fuera una persona detestable, ella necesitaba ese trabajo, y Jackson le estaba ofreciendo una manera de mantenerlo.

– Sera un placer -dijo Molly. E instantes despues no podia creer lo que habia hecho.

Estaba claro quien estaba al mando. Trevor estaba fuera de lugar. Jackson habia decidido organizarlo todo, y era evidente que no le habian nombrado «Mejor Hombre de Negocios de Australia» por nada. Aquel hombre emanaba poder.

– Nos encontraremos manana a las nueve en el aeropuerto Mascot -le dijo a Molly.

– Um… ?iremos en avion?

– Alquilare un helicoptero. ?Podra tener el Articulo Treinta y Dos preparado?

«Seria un milagro que el abogado de la agencia lograra preparar la escritura esa misma noche», penso Molly, pero Jackson Baird esperaba que actuaran como profesionales.

– Por supuesto -contesto ella.

– ?La casa esta preparada para alojarse alli?

– Creo que todavia hay algunos empleados -Trevor luchaba por recuperar el mando de la situacion-. La senora Copeland dijo que lo recibirian, pero yo…

Jackson no estaba de humor para oir sus objeciones.

– Entonces, perfecto.

– No me gusta que vaya Molly -dijo Trevor de pronto, y Jackson arqueo las cejas.

– ?No es una mujer competente?

– Es extremadamente competente -dijo Angela mirandolo a los ojos, y el millonario la miro con aprobacion.

– Quiza le preocupe lo adecuado de la situacion -Jackson sonrio-. Debi haber pensado en ello. Senorita Farr, si le preocupa acompanarme a una granja desconocida durante todo un fin de semana, le sugiero que se traiga un acompanante. Pero no un chaperon. Ni un primo. Una tia, ?quizas? Sobre todo si tambien le gustan las ranas.

«Se esta riendo de mi», penso Molly, pero estaba demasiado desconcertada como para reaccionar, Un acompanante. ?Y donde diablos iba a encontrar un acompanante?

– Eso es todo, entonces. En el aeropuerto Mascot, manana a las nueve, con o sin acompanante -dijo Jackson. Los ojos le brillaban con malicia-. ?Sera suficiente para que deje de pensar en su mano herida y en la rana?

Molly penso que el creia que bastaba que le ofrecieran algo asi para que ella dejara de pensar en todo lo demas. Quiza en otro momento, habria sido asi, pero estaba Lionel. Sam habia confiado en ella para que cuidara a su rana. ?Como iba a explicarle lo que habia sucedido?

– De acuerdo -dijo ella sin emocion.

– ?Todavia esta preocupada por la rana?

– Por supuesto.

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