– Deberiamos haberlo intentado mas -murmuro ella-. Deberiamos habernos acostado.

– Piensalo un segundo -le dijo Wyatt-. Dime si te excita la idea.

– No puedo.

Sinceramente, el pensar tener relaciones sexuales con Wyatt la ponia nerviosa, y no de un modo agradable. Era como un hermano. Ojala el hermanastro de Wyatt, Drew, le hubiera causado la misma sensacion.

Por desgracia, con el todo eran fuegos artificiales. De los que quemaban.

Se echo hacia atras y observo a Wyatt.

– Bueno, ya esta bien de hablar de mi. Tu deberias casarte otra vez.

El tomo su taza de cafe.

– No, gracias.

– Amy necesita una madre.

– Pero no tanto.

– Hay mujeres estupendas ahi fuera.

– Dime una que no seas tu.

Nicole reflexiono durante un minuto, y despues suspiro.

– ?Puedo decirtelo luego?

Claire llego al aeropuerto SeaTac por la tarde, pronto, sintiendose muy lista por haber organizado ella misma todo su viaje. Incluso habia alquilado un coche, ella sola. En circunstancias normales, habria recurrido a un taxi, pero tendria que ir y volver del hospital, y despues, a la panaderia. Y Nicole necesitaria que hiciera recados. Tenia sentido disponer de un coche.

Despues de luchar para sacar sus dos enormes maletas de la cinta transportadora, tomo una en cada mano y las arrastro hacia la escalera mecanica. Cuando llego a la oficina de Hertz, tenia la respiracion entrecortada y lamentaba haberse puesto aquel abrigo de lana tan largo. El sudor le caia por la espalda, y el jersey de cachemir se le pegaba al cuerpo.

Espero en la cola, emocionada por estar alli, nerviosa y decidida a hacer todo lo necesario para recuperar la relacion con sus hermanas. Le estaban dando una segunda oportunidad, y no iba a estropearlo.

La mujer del mostrador le hizo una sena para que se acercara. Claire obedecio, arrastrando las dos maletas.

– Hola. Tengo una reserva.

– ?Nombre?

– Claire Keyes.

Claire le entrego el carne de conducir y su tarjeta de credito platino.

La mujer examino el carne.

– ?Tiene seguro, o quiere contratar uno para el coche?

– Desearia contratar el suyo.

Era mas facil que explicar que no tenia coche y que, en realidad, nunca lo habia tenido. La unica razon por la que tenia carne de conducir era que se habia empenado en tomar clases cuando cumplio los dieciocho anos, y que habia estudiado y practicado hasta aprobar el examen.

– ?Multas o accidentes? -pregunto la mujer.

Claire sonrio.

– Ninguno.

Para eso habria tenido que conducir de verdad. Algo que no habia hecho mas que una o dos veces en los ultimos anos.

Firmo un par de impresos y despues la mujer le devolvio el carne y la tarjeta de credito.

– Numero sesenta y ocho. Es un Malibu. Dijo que queria un tamano mediano. Puedo ofrecerle algo mas grande, si quiere.

Claire parpadeo.

– ?Numero sesenta y ocho que?

– Su coche. Esta en la plaza sesenta y ocho. Las llaves estan puestas.

– Oh, gracias. No, no quiero mas grande.

– Muy bien. ?Quiere un mapa?

– Si, por favor.

Claire se guardo el mapa en el bolso y arrastro las maletas fuera de la estructura de cristal. Paso por delante de las filas de coches, encontro el numero sesenta y ocho y se quedo mirando el Malibu plateado.

Tenia cuatro puertas, y era enorme. Ella trago saliva. ?Iba a conducir de verdad? Aquella era una pregunta para mas tarde. Primero tenia que salir del aparcamiento.

El desafio numero uno fue meter el equipaje al maletero. No habia manera de abrirlo. Ni botones, ni tiradores. Empujo y tiro, pero el maletero no se abrio. Al final, se rindio. Metio las dos maletas en el asiento trasero y se sento al volante.

Tardo un par de minutos en mover el asiento para llegar a los pedales. Metio la llave en el arranque y la giro. El motor se puso en marcha inmediatamente. Con cuidado, ajusto los espejos, y despues respiro profundamente. Estaba practicamente en marcha.

Despues encendio el sistema de GPS y apreto los botones del idioma, pasando por el holandes, el japones y el frances, hasta que una voz femenina la saludo en ingles.

Introdujo la direccion de la panaderia. Se le habia olvidado preguntarle a Jesse el nombre del hospital donde iba a operarse Nicole, asi que le parecio que el mejor sitio para comenzar era la panaderia. Finalmente, se preparo para salir del aparcamiento.

Tenia un nudo en la garganta. Lo ignoro, ademas de ignorar el cosquilleo que notaba en la espalda y que se le estaba extendiendo por todo el cuerpo.

«Ahora no», penso freneticamente. «Ahora no». Podria sentir panico despues, cuando no estuviera a punto de conducir.

Cerro los ojos y respiro hondo, se imagino a su hermana en la cama del hospital, necesitada de ayuda. Alli era donde tenia que estar ella. Con Nicole.

La sensacion de panico se mitigo un poco. Abrio los ojos y comenzo el viaje.

El aparcamiento parecia oscuro y cerrado. Afortunadamente, no habia mas coches en la fila delantera, asi que tendria espacio extra para girar cuando saliera.

Lenta y cuidadosamente, puso en marcha el coche, y el vehiculo comenzo a moverse al instante. Clavo el pie en el freno, y el coche dio un tiron. Solto el freno, y el coche se movio de nuevo. Moviendose centimetro a centimetro, consiguio sacarlo de su sitio. Quince minutos despues habia salido del aparcamiento y estaba en la carretera.

– A trescientos metros, mantengase a la derecha. I-5 esta a la derecha.

La voz del GPS era muy autoritaria, como si ella no tuviera la mas minima idea de conducir en general, ni de a donde iba en particular.

– ?I-5 que? -pregunto Claire, antes de ver la senal que indicaba la entrada a la autopista I-5. Entonces, dio un grito-. No puedo salir a la autopista -le dijo al GPS-. Tenemos que seguir por las calles.

Hubo un tilin.

– Mantengase a la derecha.

– Pero si no quiero.

Miro a su alrededor freneticamente, pero no habia otro modo de seguir. La carretera en la que estaba se dirigia a la autopista. No podia girar a la izquierda, porque habia demasiados coches en su camino. Coches que, de repente, comenzaron a moverse muy deprisa.

Claire agarro el volante con ambas manos, con el cuerpo rigido y la mente llena de imagenes de accidentes.

– Puedo hacerlo -se dijo-. Puedo.

Piso un poco mas el acelerador, hasta que alcanzo los setenta y cinco kilometros por hora. Aquello era suficiente velocidad, ?no? ?Quien necesitaba ir mas rapido?

Un camion enorme aparecio tras ella y le dio un bocinazo. Claire pego un respingo. Habia muchos coches tras ella, acercandose a gran velocidad. Estaba tan ocupada intentando no asustarse por los coches que pasaban a su

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