– Pues antes lo era.

– Tu me cambiaste.

– No tanto.

El se acerco y le tomo las manos.

– Tu me has cambiado por completo, Jesse. Me has convertido en el hombre que soy.

– Pues adoro el hombre que eres.

– Asi que ha funcionado -dijo Matt, mirandola a los ojos-. Si te beso, ?vas a quejarte de que te he estropeado el maquillaje?

– Ya me lo arreglare despues.

– Bien -dijo el. Inclino la cabeza y la beso-. ?Todavia quieres casarte conmigo?

– Mas que ninguna otra cosa.

– Entonces vamos a hacerlo.

Matt tomo el collar de entre sus manos, hizo que ella se diera la vuelta y se lo abrocho al cuello. Estaban frente a un espejo, y se suponia que ella debia de estar mirando la joya, pero lo unico que veia era a Matt, y como la estaba observando. El amor refulgia en sus ojos.

– Tengo que ir a recorrer el camino hasta el altar -dijo ella.

– Yo estare esperando.

– Gracias por no rendirte conmigo.

– Gracias por volver a casa.

Ella sonrio.

– Este es mi sitio. A tu lado.

– Eres lo mejor que me ha pasado, Jesse. Quiero que lo sepas.

– Oh, Matt.

Minutos mas tarde, Paula se sento en su banco de la iglesia. Claire y Nicole se pusieron en fila para comenzar el recorrido. Gabe se coloco tras ellas, con un cojin de raso sobre el que descansaban las dos alianzas.

El nino miro a Jesse.

– Ahora tengo un papa de verdad -dijo con alegria-. Somos una familia.

– Si. Para siempre.

Las hermanas de Jesse comenzaron a caminar hacia el altar. Gabe las siguio, moviendose lentamente, tal y como le habian ensenado. Llevo el cojin con sumo cuidado y ocupo su lugar junto a Matt.

Jesse espero a que comenzara a sonar el himno nupcial, entonces llego su turno. Con el ramo de novia entre las manos, avanzo hacia el altar y, aunque habia docenas de personas en la sala, ella solo vio a una.

Cuando llego junto a Matt, este sonrio.

– ?Por que has tardado tanto? -pregunto en voz baja.

Pese a la solemnidad del momento, se echo a reir.

– Me he distraido -susurro. Durante cinco anos-. Pero ya estoy aqui.

– Eso es lo que importa. Y para que lo sepas, no pienso separarme de ti.

– ?Me lo prometes?

– Si, y puedes tomarme la palabra.

– Lo hare.

El le estrecho la mano, y ambos se volvieron hacia el altar.

SUSAN MALLERY

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