– Vaya, es precioso. Creo que mi casa entera entraria en este vestibulo.

– Si, es muy grande. La biblioteca esta por aqui.

Una vez mas, Riley la agarro por el brazo y tiro de ella. Gracie pudo vislumbrar de pasada un elegante comedor y un salon antes de que el la metiera en la biblioteca. Alli la solto y se dirigio a bandeja de los licores para servir dos copas de lo que parecia whisky. Gracie dejo su Polaroid.

– Dejame que te diga para que conste que yo… -dijo frotandose de nuevo el brazo. No recuerdo que antes maltrataras a las mujeres.

– No confio en ti -replico el, entregandole la copa.

– Todo eso ocurrio hace catorce anos, Riley. Debes dejar atras el pasado.

– Yo estaba muy contento hasta que tu te has vuelto a presentar aqui. Me torturaste durante dos anos. Escribieron sobre ello en los periodicos. Las cronicas de Gracie, lo llamaban…

– Si, bueno, eso no fue culpa mia. ?Podemos hablar de algo mas relevante? ?De Zeke?

– ?Por que cree Alexis que esta teniendo una ventura?

– No lo se. Llega tarde a casa y no le dice donde ha estado.

?Cuanto tiempo lleva ocurriendo eso?

– Unas seis semanas. Al principio, ella se imagino que de verdad estaba trabajando en tu campana, pero empezo a llegar cada vez mas tarde y cuando no le decia nada de lo que estaba haciendo… ?Por que te vas a presentar a alcalde? No me pareces el prototipo del politico.

Riley no hizo caso de la pregunta y le senalo la copa.

– ?Prefieres otra cosa?

Gracie olio el vaso y lo dejo sobre la presa.

– No, esta bien. Simplemente es que el estres me afecta mucho al estomago -dijo. Se saco un paquete de antiacidos del bolsillo y se echo un par de ellos a la boca -. Es una habitacion muy bonita.

Riley vio que ella estaba mirando las enormes estanterias repletas de libros. No se molesto en decirle que aquella era una de las pocas habitaciones en las que se sentia comodo dentro de aquella enorme casa.

– Hablame de Zeke.

– Hablame tu -replico ella, sentandose sobre el sofa de cuero que habia frente a la chimenea-. Es tu jefe de campana. ?Esta teniendo una aventura?

– No tengo ni la menor idea -afirmo Riley, apoyandose contra el escritorio-. No hace mas que hablar de Alexis. Yo diria que la adora.

– Sin embargo, vuestras reuniones no duran hasta las tres de la manana.

– Me presento a alcalde, no a presidente -comento Riley con una sonrisa.

– Si, eso es lo que me habia parecido. Bueno, supongo que tendre que decirle a Alexis que no estaba aqui. No le va a gustar.

A Riley tampoco le gustaba. Solo faltaban cinco semanas para las elecciones y no se podia permitir un escandalo, y mucho menos cuando por fin estaba haciendo progresos con los ciudadanos de Los Lobos. Se sento y tiro de la fotografia que aun estaba colgando de la camara. Despues de quitar la capa protectora, observo la instantanea. Mostraba techo de la biblioteca y unas cuantas estanterias. Nada mas.

– No se te da muy bien -le dijo a Gracie.

– Ni quiero -replico ella-. A pesar de lo que pienses de mi no me he educado para ser espia o acosadora profesional. Me gano la vida haciendo pasteles de boda,

Gracie se sentia enojada e indignada, pero tambien algo avergonzada. El rubor le tenia las rejillas y el labio inferior le temblaba ligeramente. Se habia hecho una mujer, pero, en lo basico, seguia siendo la misma. Los mismos enormes ajos azules, el largo cabello rubro y un aire de determinacion que, en el pasado, habia aterrorizado Riley.

– Lo siento -dijo ella-. Siento esto y todo lo demas. Ya sabes, lo de antes.

– ?Estamos hablando de los polvos pica-pica que me echaste en los calzoncillos?

– Si, bueno… Mirandolo bien, no me puedo creer lo que te hice. Fue horrible.

– La gente de por aqui aun sigue hablando al respecto.

– Ni que lo digas. Todo el mundo consigue dejar atras el pasado, pero yo no. No. Yo me he convertido en una leyenda. Tengo que decir que es una verdadera lata.

– De hecho, tienes que reconocer que eras muy creativa.

– Era mas bien una amenaza. Solo queria… -dijo. Se volvio a sonrojar-. Bueno, los dos sabemos lo que queria.

– ?Sales con muchos hombres ahora?

– Con algunos, pero tengo cuidado de no traerlos aqui.

– No quieres que se enteren de aquella vez que me metiste una mofeta en el coche y la dejaste alli encerrada durante un par de labras, ?verdad?

– Te acordaras que yo te pague la limpieza del coche.

– Mi coche jamas volvio a ser el mismo. Tuve que venderlo. En una subasta -comento Riley, levantando su copa-. Estabas empenada en que Pam y yo rompieramos -anadio. Basandose en lo que habia ocurrido, tal vez deberia haberle hecho caso.

– Bueno, ?que vamos a hacer ahora? -pregunto ella, cambiando de tema.

– Me comprometo a descubrir que esta tramando Zeke. En estos momentos no necesito ningun problema. ?Puedes conseguir que tu hermana se contenga un poco hasta que yo tenga informacion mas concreta? Me lo debes -concluyo al ver que Gracie dudaba.

– Lo se. Bueno, esta bien. Hare lo que pueda con Alexis, pero no te puedo prometer mas de un par de dias. Es una mujer decidida.

– Y todos sabemos perfectamente lo que ocurre cuando las Landon os decidis por algo.

– Exactamente -afirmo ella poniendose de pie-. Lo siento mucho, Riley. Se que la disculpa llega catorce anos demasiado tarde, pero lo digo de corazon. Jamas tuve la intencion de convertir tu vida en un infierno.

– Te lo agradezco.

– ?Quieres que te deje el numero de mi telefono movil para que te puedas poner en contacto conmigo para lo de Zeke o prefieres llamar a Alexis directamente?

– Creo que sera mejor que te lo diga a ti -contesto el. Le entrego un bloc de notas, en el que ella escribio rapidamente un numero

– Mi camara.

Riley se la entrego.

– ?Cuanto tiempo vas a permanecer en la ciudad? -le pregunto el.

– Unas cuantas semanas. Mi hermana pequena, Vivian, se va a casar. He venido para ayudar a organizar la boda y para preparar el pastel. He alquilado una casa a las afueras. Necesito una cocina para realizar el resto de mis pedidos.

– Te llamare.

Gracie asintio. Entonces, empezo a juguetear con la camara entre las manos como si quisiera decir algo mas. Riley espero, pero ella se encogio de hombros y se dirigio hacia el vestibulo. El la siguio hasta la puerta principal. Cuando salio al exterior, Gracie se volvio para mirarlo.

– No me equivoque con Pam -dijo.

– Deberia haberte escuchado.

– ?De verdad? -replico ella con una sonrisa.

– Si. Hasta una ardilla ciega encuentra a veces la bellota, Gracie. Buenas noches.

Riley cerro la puerta, pero no se aparto. Le parecio oir un golpe seco, como si ella le hubiera dado una patada.

– Eso ha sido un golpe bajo, Riley -grito ella-. Un golpe muy bajo.

A pesar de todo lo que habia ocurrido y todo lo que aun le quedaba por hacer, Riley sonrio y regreso a la biblioteca.

Mientras se alejaba de la casa de Riley, Gracie se sentia furiosa.

– Una ardilla ciega -musito-. La opinion que yo tenia sobre Pam no se basaba en elucubraciones. Que desagradecido. Si me hubiera escuchado, ni siquiera se habria casado con ella.

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