mas. Despues de una o dos horas, tras quedarse ambos satisfechos, habian hablado. Primero de asuntos intrascendentes, aunque mas tarde habian compartido detalles de su pasado. Cleo lo habia escuchado hablar de su infancia solitaria en un mundo de riqueza y privilegios, ignorado por sus padres y criado primero por una ninera y luego por un tutor. Ella le habia contado como habia transcurrido su vida con su madre y su hermana adoptiva.

Cleo creyo firmemente que habia conseguido atravesar la coraza de la arrogancia y habia llegado hasta el hombre que habia debajo. Se convencio a si misma de que era importante para el. Y se habia equivocado en ambas cosas.

– Ven conmigo esta noche -le susurro Sadik al oido-. Podemos redescubrir juntos el paraiso.

Cleo estuvo a punto de caer en la tentacion. Saber que el la deseaba le daba alas para dejarse llevar. Estar cerca de Sadik la hacia olvidar las cosas importantes. Se tomo unos segundos para tratar de convencerse de que no pasaba nada por ser debil, pero enseguida recordo lo que estaba en juego.

Hizo todo lo posible por parecer aburrida cuando levanto los ojos para mirarlo.

– Me siento muy halagada, pero sera mejor que no. Eres un tipo estupendo, Sadik, de verdad, pero es que he conocido a alguien. Empezamos a salir juntos poco despues de que yo regresara a Spokane.

– ?Hay otro hombre en tu vida? -pregunto Sadik alzando las cejas -. ?Como se llama?

A Cleo se le quedo la mente completamente en blanco. Tenia que pensar en un nombre. En cualquiera.

– Rick. Es fontanero -aseguro sin pestanear-. Es un hombre maravilloso. Fue amor a primera vista, en cuanto nos conocimos. De verdad. Alli, justo delante del fregadero de mi cocina – dijo abriendo mucho los ojos para dar sensacion de sinceridad.

– Tu hermana no me ha mencionado nada de ningun Rick -murmuro el Principe con gesto de no parecer convencido.

– No le he contado nada. Zara esta tan metida en el asunto de la boda y todo lo demas que no queria distraerla – aseguro Cleo tragando saliva.

No se le daba nada bien mentir. Tal vez tendria que haber practicado un poco mas.

– ?Y vas en serio con ese tal Rick?

– Eh… estamos practicamente comprometidos.

Sadik inclino la cabeza hacia atras y solto una carcajada. Cleo sintio deseos de clavarle uno de sus afiladisimos tacones en la espinilla.

– No le veo la gracia -musito entre dientes-. Tu me deseas. Existe la posibilidad de que haya otro hombre en el planeta al que le pase lo mismo.

Sadik dejo de reirse y la atrajo hacia si con fuerza.

– No dudo de tus encantos, Cleo, sino de tu historia. Eres muy deseable y seguro que tendras muchos admiradores, pero no has podido estar con ningun otro hombre despues de mi.

Hablaba con tal exceso de confianza en si mismo que ella sintio deseos de darle una bofetada.

– Estoy empezando a enfadarme -aseguro apartandose de el-. Tienes una opinion muy elevada de tu persona. Sinceramente, esta conversacion me aburre.

Al menos estaban en el borde de la pista de baile, penso Cleo agradecida mientras se marchaba. Sadik no la siguio, pero tampoco tenia que hacerse muchas cabalas sobre a donde iria. Su unica eleccion era su habitacion. Por enesima vez aquel dia, Cleo sintio que los ojos se le llenaban de lagrimas. Como si no fuera suficiente con estar continuamente vomitando. Aquella situacion era muy injusta.

Y lo peor de todo era que Sadik tenia razon. De ninguna manera hubiera podido estar con otro hombre despues de estar con el.

Pero el Principe solo queria llamar su atencion como si se tratara de una especie de juego. Queria llevarsela a la cama, no meterla en su vida. Cleo odiaba aquello. Pero tampoco queria pensar mucho en que era lo que ella deseaba porque tenia el presentimiento de que la verdad la aterrorizaria. Desear la luna era dar el primer paso para que a una se le rompiera el corazon. El problema era que Cleo podia sentir como levantaba el zapato para dar aquel primer paso.

Capitulo 4

CLEO le echo un visazo a las mesas repletas de regalos. Cada uno de ellos era lo suficientemente hermoso como para figurar en una vitrina. Zara abrio una caja envuelta en papel de seda blanco y saco un impresionante jarron de cristal pulido a mano. La pieza brillaba bajo la luz del dia como un gigantesco diamante.

– Vaya, que cosa mas bonita -dijo Sabrina entrando en la sala de los regalos-. ?Llego demasiado tarde? ?Has abierto ya la caja en la que te envian un par de elefantes?

Zara solto una carcajada y corrio a abrazar a su hermanastra.

– Me alegro mucho de que hayas regresado – dijo Sabrina girandose despues para abrazar tambien a Cleo-. La ultima vez estuviste muy poco tiempo. En esta ocasion tienes que quedarte algo mas.

Cleo asintio con la cabeza y sonrio al ver a las dos jovenes charlar de los regalos. Estaba claro que durante los ultimos cuatro meses se habian hecho muy amigas. Era normal que sucediese. Aunque acabaran de conocerse eran parientes. Ambas eran princesas y Zara iba a casarse con la mano derecha del marido de Sabrina. Ambas vivirian en la Ciudad de los Ladrones, una hermosa localidad situada a varios kilometros de la capital de Bahania.

– Anoche te vi bailando con cierto principe -aseguro Sabrina girandose hacia Cleo y pasandole el brazo por el hombro-. Daba la impresion de que entre vosotros habia algo…

– Siento decirtelo, pero no estoy destinada a ningun principe arrogante por muy guapo que sea – se apresuro a defenderse Cleo sintiendo sin embargo como le ardian las mejillas.

– O sea, que lo encuentras guapo.

– No esta mal -respondio Cleo apretando los labios, molesta por haber caido en su propia trampa.

– Claro, claro -dijo Sabrina soltando una carcajada-. Zara, creo que tenemos que hacer un poco de celestinas con tu hermana.

Cleo penso en como Sadik estaba mas que dispuesto a irse a la cama con ella y en cambio no habia intentado ni una sola vez ponerse en contacto con ella cuando se marcho. Cleo no habia sabido absolutamente nada de el en cuatro meses.

– No necesito celestinas. Ya os he dicho que los principes arrogantes no son mi estilo.

– Tanto peor -dijo Sabrina abriendo otra de las cajas de regalo-. Este es del principe de Lucia-Serrat, una isla del oceano indico -aseguro leyendo la nota que lo acompanaba antes de clavar los ojos en Cleo-. Es muy guapo, viudo y con cuatro hijos. Necesita una esposa.

– Lo siento, pero yo no busco marido.

– Ya lo buscaras. Aunque ahora que lo pienso creo que no te recomendaria a ninguno de mis hermanos. Despues de todo, nuestro padre fue un poco playboy -aseguro Sabrina frunciendo el ceno-. Estuvo enamorado de tu madre, Zara. Y tambien quiso a las madres de Reyhan y de Jefri, o eso me han contado al menos. Por supuesto, Sadik tambien ha sido fiel a su manera.

– ?A que te refieres? -pregunto Cleo, incapaz de contener la curiosidad.

– Que ha estado todos estos anos guardando luto por Kamra -respondio la joven con naturalidad sacando un impresionante collar de diamantes de la caja.

Cleo se alegro de estar sentada. De pronto tuvo la sensacion de que la habitacion comenzaba a dar vueltas y el estomago se le ponia del reves.

– ?Kamra?

– La novia de Sadik -dijo Sabrina sentandose a su vez tras colocar el collar sobre la mesa-. Estaban prometidos. Era un matrimonio pactado, pero parecian llevarse bien. Ella murio en un accidente de coche acaecido tres semanas antes de la boda. Sadik lo paso muy mal.

– Cleo, ?te encuentras bien? -intervino Zara.

– Perfectamente -respondio la aludida tratando de respirar con normalidad -. ?En que monton quieres poner este collar?

Su pregunta surtio el efecto deseado. Zara se distrajo y comenzo a hablar de los regalos que llevaba ya

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