El tiempo de Moscu parecia un tema seguro.

– Me alegro. Espero tener tiempo de ver unas cuantas cosas mientras estoy aqui.

– ?Estas buscando un guia?

– Quiza. ?Conoces a alguien?

– A un tipo estupendo.

– ?Habla ruso e ingles? -le pregunto ella.

– ?Oh, claro que si! Y tambien chapurrea aleman y podria deslumbrarte en frances.

– No es facil deslumbrarme.

– Pues el esta a la altura de la tarea.

– ?De veras?

– Te lo prometo.

Estaban hablando de algo mas que de una excursion de la ciudad, penso Liz, con excitacion y nerviosismo.

– Quiza pudieras darme su numero de telefono.

– Creo que te lo voy a presentar yo mismo. Asi todo sera mucho mas personal. ?Cuanto tiempo tienes para conocer la ciudad?

Liz tomo un sorbo de champan y se dio cuenta de que David no tenia ni idea del motivo por el que ella estaba en Moscu. ?Cambiaria las cosas aquella informacion? Una pregunta tonta. Claro que si.

– Tengo un par de dias antes de que las cosas se compliquen -respondio-. No he venido de vacaciones. Estoy con el grupo de Children's Connection.Voy a adoptar a una nina.

La expresion de David no cambio, ni su lenguaje corporal y aquellas senales le dieron a entender a Liz que no deberia jugar nunca al poquer con el.

– ?No trabajabas para ellos cuando nos conocimos? -le pregunto David.

– Si. Les hice los dibujos para su folleto.

– Y ahora vas a adoptar a una nina con su ayuda. Mi familia apoya lo que hacen. Esa es la razon por la que mis padres vinieron. Bueno y tambien a visitarme.

– Que ironico que nos conocieramos por Children's Connection y ahora nos hayamos reencontrado por ellos.

– Recuerdame que les envie una nota de agradecimiento.

Liz aun no sabia lo que el estaba pensando. Era muy frio. ?Acaso no tenia preguntas que hacerle?

– ?Quieres hacer algun comentario sobre mi decision de adoptar una nina? -le pregunto.

El continuo estudiando atentamente su rostro.

– Es una decision interesante para una mujer soltera -dijo David.

– Es cierto. Hay muchas razones. Tengo una buena situacion economica y puedo permitirme el lujo de cuidar de un bebe. Ademas, mi horario es flexible.

– La mayoria de las mujeres prefieren esperar a tener un marido y un hogar.

– Cierto. Yo ya tengo un hogar, pero no tengo intencion de esperar a un marido.

Casarse implicaba enamorarse y Liz no sentia demasiada inclinacion por hacerlo. En su experiencia, el amor era algo demasiado caro y ella no queria pagar el precio.

– Aunque es posible que esta pregunta sea demasiado personal, ?por que no tienes un hijo propio? -le pregunto el.

– Seguramente no lo recuerdas, pero a mi me crio mi abuela.

– Claro. Era rusa.

– Me impresiona que te acuerdes.

– Es lo de ser espia. Nunca se me olvida ningun detalle.

Pese a que su conversacion estaba siendo relativamente seria, Liz sonrio.

– Sigues siendo muy guapo y encantador. No me puedo creer que nadie te haya atrapado.

– Quiza no haya estado disponible.

– Ellas se lo pierden.

Y lo decia en serio. Era posible que no estuviera interesada en el matrimonio, pero aquello no significaba que no apreciara el atractivo de David.

El se termino la copa de champan.

– Tu abuela era adoptada -dijo.

– Exacto. Despues de la Segunda Guerra Mundial, la llevaron a Estados Unidos. Ella y yo hablamos de lo dificil que habia sido su vida antes. Quiza la semilla se plantara en aquellos momentos. Cuando hice el folleto para Children's Connection, me entere de que tenian un programa de adopciones internacionales. Entonces no era factible, pero finalmente me di cuenta de que era algo que queria hacer.

David le puso la mano en la espalda y la guio hacia un pequeno sofa junto a una ventana, en un rincon tranquilo. Cuando Liz estuvo sentada, el se sento a su lado, inclinando el cuerpo hacia ella.

– ?Ha sido un proceso dificil? -le pregunto.

– Bueno, ha habido mucho papeleo. He tenido que pasar ciertos examenes para obtener aprobaciones en distintos campos y documentos. Le hice una visita inicial a Natasha, la nina, hace un mes. Solo estuve aqui un par de dias. Pense en intentar encontrarte, pero…

– Tenias muchas cosas que hacer -dijo el y le acaricio el dorso de la mano con los dedos.

– Si.

Sin embargo, Liz tenia que admitir que la unica razon no habia sido que estuviera tan ocupada. Tambien habia sido cautelosa. Le habia costado una cantidad de tiempo absurda olvidar a David cinco anos antes y no queria la distraccion que supondria tener que tratar con el en aquel momento.

Sin embargo, alli sentada a su lado, consciente de su calor, de la esencia de su cuerpo y de como habia hecho que se le acelerara el corazon, sabia que se habia preocupado con motivo. Aquel hombre la volvia loca.

– Tenia muchas dudas con el proceso de adopcion y sobre lo que estaba haciendo -admitio-. Me preguntaba si no estaria loca por volar al otro lado del mundo para adoptar a una nina. Pero entonces, cuando tuve a Natasha en brazos, supe que era exactamente lo que habia estado esperando durante toda mi vida.

– Parece algo muy especial.

– Lo fue. Y ahora, he vuelto para hacer la segunda visita, la definitiva. Segun marche el proceso, estare en Moscu varios dias o varias semanas. Despues me la llevare a casa.

– ?Y cuando comienza todo?

– Ire al orfanato pasado manana. Hasta ese momento, estare libre.

– ?Eso es una invitacion?

– ?Te interesa?

– Por supuesto.

Al dia siguiente, David salio de su oficina un poco despues de las diez de la manana. Habia ido a resolver unos cuantos problemas apremiantes y despues se habia tomado el resto del dia libre para ensenarle Moscu a Liz.

Mientras bajaba las escaleras hacia el garaje para recoger su coche, penso que Liz era un problema. Bella, seductora y no para un tipo como el. Sin embargo, querer y no tener era una experiencia unica y el estaba dispuesto a soportarla por el momento.

Habia aparecido de repente y con una sorpresa: adoptar a una nina. Aquel era un gran cambio. Cinco anos antes, Liz estaba concentrada en abrirse paso en su profesion. Sin embargo, parecia que aquel ya no era el caso.

Los dos habian cambiado, penso David mientras entraba a su Fiat verde y arrancaba el motor. Sabia que los cinco anos anteriores lo habian cambiado de muchas maneras de las que no podia hablar. Todavia quedaban lugares oscuros en la federacion rusa y el habia estado en casi todos ellos.

El trayecto hasta el hotel duro menos de veinte minutos. Cuando llamo a la puerta de su habitacion, ella abrio sonriendo.

– Has sido muy puntual. Me dijiste que quiza no pudieras escaparte facilmente del trabajo.

– Tenia una buena motivacion -le dijo el y le dio un beso en la mejilla.

Liz olia a jabon y a flores y llevaba el pelo suelto. Se habia puesto unos pantalones vaqueros y una camiseta

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