tenia el presentimiento de que Dylan iba a dejarla con poco mas que recuerdos.

Molly apoyo la barbilla en su hombro y sintio la fresca suavidad del cuero. Inspiro el aroma de Dylan y absorbio el calor de su cuerpo. Era fuerte y delgado, y la abrazaba como si ella realmente fuese importante para el. Luego Dylan dio un paso atras.

– Tengo que irme -le dijo.

– Lo entiendo -asintio Molly-. Tiene que ser muy duro para ti quedarte aqui. Todavia la quieres.

– Si esto es amor -repuso Dylan con una media sonrisa-, duele horrores -se quedo pensativo por un momento-. Te propongo una cosa, Molly. Cuando seas mayor y estes lista para una aventura, ven a buscarme. Y dame esto. Iremos donde tu quieras.

Acto seguido, se metio la mano en el bolsillo delantero de la chaqueta y saco un anillo de oro delgado y sencillo. Molly contuvo el aliento. Supo enseguida que era el anillo de boda que debia de haberle comprado a su hermana.

– No lo sabia -susurro.

– No hay nada que saber -le dijo-. Lo compre, pero nunca llegue a declararme. Toma, guardalo. Traeme el anillo cuando estes preparada. ?Trato hecho?

Dylan dejo el anillo en la palma de su mano. Molly la cerro y se quedo mirandolo.

– Adios, peque -le dijo, y luego se acomodo sobre su moto.

Molly se quedo de pie viendo como se alejaba. No importaba que Dylan hubiera comprado el anillo para Janet y que realmente hubiera querido casarse con su hermana. No importaba que Janet hubiera sido lo bastante estupida como para cortar con el antes de que Dylan se declarase. Molly tenia el anillo en su poder. En cuando se hiciera mayor, iria en su busca y huiria con el. Iba a hacer que se enamorara de ella y serian felices el resto de sus vidas. Tenia su promesa. La promesa del anillo de boda.

Capitulo 1

Diez anos despues

– En las peliculas es mas facil -dijo Molly, de pie junto al marco de la puerta mientras contemplaba el desorden de su habitacion. En el cine y en la television, cuando un personaje decidia hacer las maletas y dejarlo todo atras, se oia la musica de fondo, habia un cambio de escena y el personaje en cuestion aparecia en la carretera, en un avion o donde fuera. En la vida real, alguien tenia que hacer el equipaje-. Como parece que nadie se ofrece voluntario, supongo que tendre que hacerlo yo misma -murmuro.

Contemplo la maleta abierta sobre la cama y los montones de ropa desperdigados a su alrededor. Habia un bloc de notas en la comoda con una lista de las cosas que tenia que hacer antes de marcharse: pedirle a una vecina que le recogiera el correo, comprobar que habia pagado todas las facturas. Al menos no tenia un perro o un gato del que preocuparse. Tambien estaba el pequeno detalle de decidir a donde queria ir. Le resultaria mas facil marcharse si tuviera claro su destino. Pero, en aquellos momentos, lo unico que queria hacer era irse… y no volver jamas. Desgraciadamente, no tenia esa opcion.

Se acerco a la cama y tomo un jersey entre las manos. Estaban a principios de mayo en el sur de California, lo que significaba que los dias eran calidos y las noches frescas. Lo metio en la maleta. Necesitaba pantalones vaqueros, ?pero vestidos? Un vestido o una falda y una blusa requerian medias y zapatos de tacon, y no queria cargar con todo aquello. Ademas, estaba la cuestion del bolso a juego y… Molly maldijo entre dientes.

– Nada de eso es importante -se dijo-. Vete de una vez.

Sintio como las lagrimas se agolpaban en sus ojos, unas lagrimas que habia prometido no seguir derramando. No debia sufrir, pero lo hacia. Ojala pudiera olvidar. Ojala pudiera dormir durante los quince dias siguientes hasta que todo se hubiera resuelto.

Movio la cabeza. Iba a tardar mas de quince dias en resolverse, recordo. Tal vez meses. De modo que, en cuestion de un ano todo estaria bien, ?no? No tenia la respuesta, nadie la tenia. Inspiro profundamente y contuvo las lagrimas. Era fuerte y no estaba dispuesta a deprimirse. Se cuadro de hombros, se acerco a la comoda y saco el cajon de ropa interior. Luego, volvio a la cama y vacio todo su contenido en la maleta. Si no podia decidir que llevar, se lo llevaria todo. Eso hacia la vida mas sencilla.

Dejo el cajon vacio en la alfombra y empezo a rebuscar entre las braguitas y los sujetadores. Tomo un sujetador sencillo de deporte, uno de los ultimos que habia comprado, y algo llamo su atencion. Un destello de luz… un reflejo.

Molly hurgo en la marana de encaje y algodon. Al apartar a un lado las prendas, el pequeno objeto se deslizo a una esquina de la maleta. Lo tomo y lo miro. Por primera vez en diez dias, Molly sonrio, y paso el pulgar sobre el anillo de oro. El anillo de Dylan, el que habia comprado para su hermana pero le habia dado a ella. Habian pasado anos. Molly se dejo caer sobre el colchon. ?Que habria sido de el? Habia desaparecido de su vida de repente, igual que uno de esos heroes de las peliculas del Oeste que tanto le gustaban. Solo que en lugar de irse montado sobre un recio caballo, se habia alejado montado en su motocicleta.

Se pregunto donde estaria aquel dia. ?Seguiria teniendo la misma magia? Antes, estar junto a Dylan habia bastado para hacer que su mundo estuviera bien. Lo tenia por el hombre mas perfecto y atractivo del planeta. Se acordo de lo poco atractiva que era ella entonces, con sus granos y su aparato ortopedico, e hizo una mueca. Pero Dylan siempre habia tenido tiempo para ella. Le habia hecho sentirse especial y nunca lo olvidaria.

Se coloco el anillo en el dedo corazon de su mano derecha. Sin duda, Dylan seguiria rompiendo corazones a una velocidad alarmante. O tal vez habia madurado, como todos los demas, y era un hombre casado de mediana edad, con dos hijos y una hipoteca. Trato de imaginarlo conduciendo un respetable sedan, pero la imaginacion le fallo. Para ella, Dylan siempre seria joven y atractivo, un peligroso rebelde con chaqueta y botas negras.

Dejo el anillo en el dedo y reanudo la tarea. Estaba doblando una camisa de algodon de mangas largas cuando sono el telefono. Sabia quien era antes de contestar.

– Estoy bien -dijo al descolgar el auricular y colocarselo entre el hombro y el cuello.

– Podria haber sido un vendedor -dijo Janet-, y te habrias sentido muy tonta.

– No, el telefono sonaba como si fueras tu. Sabia quien llamaba -dejo la camisa y se sento en el suelo-. En serio, estoy bien.

Janet suspiro, y aquel sonido llego claramente desde el otro extremo del estado. Janet y su marido, Thomas, vivian al norte de California, en Mill Valley, cerca de San Francisco.

– No te creo, Molly. Estoy preocupada. Ya se que me dices que no me preocupe, pero no puedo evitarlo. Eres mi hermana y te quiero.

– Te lo agradezco -Molly doblo las rodillas y las acerco a su pecho-. Yo tambien te quiero. No podria haber sobrevivido sin tu ayuda, pero tienes que creerme. Estoy bien.

Era una mentira insignificante.

– He pensado en ir a verte y pasar una semana o dos contigo. Hasta que… ya sabes.

Molly imagino a Janet pasando una semana en su pequeno apartamento preocupandose por todo. Lo cierto era que la idea tenia merito. Janet y ella no se habian llevado bien de ninas, una situacion favorecida por su madre, pero despues de que Janet se casara y se fuera a vivir al norte de California, las dos hermanas habian descubierto que tenian mas cosas en comun de lo que habian creido y habian creado entre ellas un estrecho lazo de afecto.

– Por atractiva que me parezca la idea – dijo Molly-, tienes tres ninas y se que mis sobrinas nunca me perdonarian que apartara a su madre de su lado, aunque fuera solo por unos dias. Y para serte sincera, echas de menos a Thomas cuando no estas con el. Al tercer dia, eres todo gemidos y llantos. Me pondrias de los nervios - Molly lo dijo en tono desenfadado, en parte porque era cierto y en parte porque tenia miedo de que Janet y ella no hicieran mas que llorar durante aquella semana-. Ademas -anadio-, voy a hacer un viaje.

– Tienes razon en eso de que las ninas me echaran de menos y de que me pongo llorosa cuando no estoy con Thomas. La idea del viaje es buena. Ven a vernos. Sabes que nos encantaria tenerte con nosotros.

– Me gustaria -dijo Molly lentamente. Y tanto que le gustaria. Su hermana y su cunado la colmarian de atenciones y las ninas la ayudarian a olvidar. La familia era un consuelo, pero…-. Aunque necesito cambiar de aires de forma drastica. Todavia no he decidido a donde ire, pero te llamare cuando llegue al sitio en

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