contado?

El rey Hassan asintio.

– El divorcio estara firmado en breve y seras libre para volver a tu casa.

– Muy bien.

Ahora resultaba que era libre para volver a un trabajo que no tenia con una familia que jamas la perdonaria y unos amigos que nunca la entenderian.

– Mi hijo esta muy arrepentido por lo que ha hecho y yo tambien. No tendria que haberme inmiscuido en vuestras vidas, pero, ay, viejo romantico de mi, crei que os seguiais queriendo y que las cosas entre vosotros podian salir bien. Ahora comprendo que me equivoque y te pido perdon por el dano que te he causado. Daphne trago saliva.

– No se ha equivocado por completo. Ya se que Murat no esta interesado en seguir casado conmigo, pero yo… yo lo amo y estaria dispuesta a quedarme. Sin embargo, cuando le he dicho que no estaba embarazada, me ha dicho que me fuera.

El rey abrio los brazos y Daphne se refugio en ellos.

– Si quieres, puedo hablar con el.

– Por favor, no lo haga -contesto Daphne a pesar de que la tentacion era muy fuerte-. No quiero que Murat se sienta obligado a estar conmigo. Quiero que este conmigo solo si el asi lo desea.

– ?Que vas a hacer?

– Volver a Estados Unidos.

– Quedate todo el tiempo que quieras. A pesar de lo que ha sucedido, siempre seras bienvenida en esta casa -se despidio el rey besandola en la mejilla.

– Dudo mucho que a Murat le hiciera mucha gracia encontrarme aqui cuando volviera de su viaje.

– Nunca se sabe.

Daphne estaba segura de ello porque, de nuevo, Murat la habia dejado partir sin presentar batalla.

– ?Podemos hacer algo? -le pregunto Billie a Daphne mientras le daba un abrazo de despedida-. ?Estas segura de que no quieres que te lleve yo en un caza?

– Gracias, pero creo que voy a ir mas comoda en el avion del rey.

– Es una pena que Murat se haya comportado como un imbecil. Los hombres son a veces muy imbeciles -se despidio Cleo con lagrimas en los ojos-. De verdad, yo habria puesto la mano en el fuego a que estaba loco por ti.

Daphne se encogio de hombros y, tras despedirse de nuevo de las que habian sido durante un mes sus cunadas, se subio a la limusina y abandono el palacio con el corazon roto por el dolor.

Murat bajo a toda velocidad de la limusina y entro corriendo en el palacio. Fue directamente a la suite que compartia con Daphne y abrio la puerta de par en par.

– ?Daphne?

La unica respuesta que obtuvo fue la del silencio.

– Daphne, ?estas aqui?

Murat fue al dormitorio y vio que el libro que Daphne solia tener sobre la mesilla de noche no estaba. Una vez en el bano, comprobo que sus cosas habian desaparecido.

Daphne se habia ido.

Murat se sintio abatido.

Se habia ido para intentar olvidarla, pero se habia dado cuenta de que Daphne siempre lo acompanaba. Aunque sabia que se habia comportado como un autentico cavernicola con ella, queria intentar convencerla para que se quedara a su lado, pero ella no habia esperado ni tan siquiera dos dias para irse.

Embargado por la tristeza, camino hacia su despacho y, nada mas llegar, dos objetos que habia sobre su mesa acapararon su atencion.

El primero, el anillo de diamantes que habia sido la alianza de boda de Daphne y, el segundo, la figura de arcilla de los dos amantes que ahora tenian rostro.

Murat se quedo de piedra y, cuando consiguio reaccionar, descolgo el telefono y pidio que lo pusieran inmediatamente con el aeropuerto.

El lujoso avion privado se deslizaba por la pista y Daphne se arrellano en la butaca de cuero y cerro los ojos, pero, de repente, el avion paro y dio la vuelta.

– Todo va bien, Alteza -le dijo el piloto por el interfono-. Nos han avisado de la torre de control de que llevamos la puerta de carga mal cerrada. Tenemos que volver un momento al hangar, pero solo seran un par de minutos.

– Muy bien -contesto Daphne eligiendo una revista de decoracion para pasar el rato.

Al mirar por la ventana, vio a varios hombres uniformados alrededor del avion y, en ese momento, se abrio la puerta y vio entrar a un hombre alto, guapo y con aire imperial.

Al instante, sintio que el corazon le daba un vuelco y que la esperanza se apoderaba de ella. Murat se sento en la butaca de enfrente y se acerco a ella.

– ?Como has podido irte sin decirme que me quieres?

– Yo… yo no creia que te interesara.

– Claro que me interesa saber que mi mujer me ama. Eso lo cambia todo.

Daphne sintio que el aire no le llegaba a los pulmones.

– Me dijiste que me fuera -le recordo.

– Si, pero porque creia que tu querias irte -contesto Murat-. Todo esto es culpa tuya por no confesarme tus sentimientos -bromeo -, pero, en cualquier caso, estoy encantado de saber que mi amor es correspondido.

Daphne lo miro sorprendida.

– ?Tu me quieres? -tartamudeo.

– Con todo mi corazon -contesto Murat tomandole la mano-. Carino, cuando me di cuenta de lo mal que te habia tratado, lo unico que se me ocurrio que podia hacer para recompensarte fue devolverte tu libertad aunque para mi fuera lo mas doloroso que habia hecho en mi vida. Cuando aceptaste mi decision sin decir nada, crei que no me querias.

– No dije nada porque estaba tan sorprendida que no podia hablar. Oh, Murat, claro que te quiero.

– Yo tambien te quiero, Daphne -dijo Murat poniendose en pie-. Quiero compartir mi vida y mi pais contigo.

Daphne se puso tambien en pie y lo beso con desesperacion.

– Y yo acepto encantada porque amo este pais y te amo a ti.

Al oir aquello, el principe heredero Murat de Bahania cayo ante ella de rodillas.

– Entonces, quedate conmigo, conviertete en mi esposa y en la madre de mis hijos, amame, envejece a mi lado y permiteme que pase el resto de mi vida demostrandote lo importante que eres para mi.

– Acepto -murmuro Daphne -. Para siempre.

Murat se metio la mano en el bolsillo de la chaqueta y saco un anillo. Al verlo, Daphne se estremecio. No era la alianza de diamantes que habia llevado el ultimo mes sino el anillo de compromiso que le habia dado diez anos atras.

– Mi anillo -dijo con voz tremula-. Lo tenias guardado.

– Si, lo he guardado durante todos estos anos en un lugar secreto. Nunca supe por que, pero ahora lo se. Lo he estado guardando para dartelo a ti -contesto Murat besandola de nuevo.

– ?Alteza? -les dijo el piloto por el interfono-. ?Vamos a Estados Unidos?

– No -contesto Murat sentandose y tomando a Daphne en su regazo-. No, no vamos a Estados Unidos.

– ?Adonde quiere que ponga rumbo entonces?

– ?Tienes algo que hacer esta tarde? -le pregunto Murat a Daphne al oido mientras Daphne se sentaba a horcajadas sobre el.

– ?Que se te ha ocurrido? -sonrio Daphne.

– Denos una vuelta por Bahania -le dijo Murat al piloto.

– Muy bien, senor.

– ?Cuanto tiempo nos da eso? -pregunto Daphne.

– Todo el tiempo del mundo, carino -contesto Murat desabrochandole la blusa-. Todo el tiempo del mundo.

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