laureles. Georgie disfruto de la sensacion de privacidad. Llegaron al cauce de un arroyo y Sasha realizo unos estiramientos.

– Tengo una idea fantastica. ?Vayamos a Las Vegas el proximo fin de semana!

April se arrodillo cerca del agua.

– Esa ciudad no es buena para mi. Ademas, Jack y yo tenemos planes.

Sasha dio un respingo.

– ?Si, planes desnudos!

April sonrio ampliamente y Georgie tambien, aunque sintio una dolorosa y familiar punzada de traicion. Hubo un tiempo en que ella se habia sentido tan segura del amor de Lance como April lo estaba del de Jack Patriot. Despues, Lance conocio a Jade Gentry y todo cambio.

Lance y Jade rodaron una pelicula juntos en Ecuador. Lance interpretaba a un apuesto mercenario y Jade a una fanatica de la arqueologia, algo dificil de creer, sobre todo teniendo en cuenta su exotica belleza. Durante sus llamadas telefonicas, Lance le conto a Georgie que Jade estaba tan absorta en su trabajo como voluntaria profesional que apenas confraternizaba con los miembros del equipo, y que se pasaba tanto tiempo al telefono abogando por sus causas beneficas que no siempre memorizaba sus textos.

Sin embargo, de una forma gradual, Lance dejo de realizar comentarios acerca de Jade, y Georgie no se dio cuenta.

Esta se volvio hacia Sasha.

– Una escapada a Las Vegas me parece estupendo, cuenta conmigo.

Se imagino las fotografias de Georgie York y su guapa amiga pasandoselo de miedo en la Ciudad del Pecado. Si durante los meses siguientes a la escapada a Las Vegas se dejaba ver con varios hombres, como era su idea original, quiza los articulos sobre «El corazon irremediablemente roto de Georgie» por fin dejarian paso a «Las noches locas de Georgie».

Sasha empezo a cantar Girls Just Want to Have Fun, y Georgie bailo un poco. Era una buena idea. ?Una idea buenisima! Exactamente lo que ella necesitaba.

– ?Que quieres decir con que has tenido que volver a Chicago? -susurro Georgie en su movil seis dias mas tarde.

Estaba sentada a una mesa del restaurante Le Cirque, en el Bellagio, donde se suponia que tenia que encontrarse con Sasha para iniciar su fin de semana en Las Vegas.

En lugar de hablar con su habitual sarcasmo, Sasha parecia agobiada.

– Te he dejado tres mensajes. ?Por que no me devolviste las llamadas?

Porque, de forma accidental, Georgie se habia dejado el movil en la maleta y no lo habia sacado de alli hasta que se dirigio al restaurante.

– Se produjo un incendio en el almacen -explico Sasha-. Tuve que volver enseguida.

– ?Esta todo el mundo bien?

– Si, pero ha habido muchos danos. Georgie, se que la escapada a Las Vegas era idea mia. Nunca te habria dejado plantada de esta manera si…

– ?No seas tonta! Estare bien. -Sasha tenia sangre fria en las situaciones de crisis, pero no era tan dura como queria aparentar-. Cuidate y llamame cuando sepas algo mas. ?Prometemelo!

– Lo prometo.

Despues de colgar, Georgie echo un vistazo al comedor de techo entoldado con telas de seda y con vistas al lago Bellagio. Varios comensales la miraban abiertamente y Georgie se dio cuenta de que volvia a estar sola en una mesa para dos. Dejo un billete de cien dolares junto a su copa de agua y entro en el casino a traves de una puerta con estrellas incrustadas. Paso junto a las maquinas tragaperras manteniendo la cabeza baja.

– ?Es evidente que me estas siguiendo!

Georgie se dio la vuelta de golpe y vio a Bram Shepard junto a la puerta del Circo, el restaurante gemelo del que ella acababa de salir. Como era de esperar, estaba guapisimo con sus vaqueros y una camisa de rayas finas y punos blancos, una mezcla de informal y elegante que deberia haber quedado horrible, pero que no era asi. La iluminacion del casino convertia el color lavanda de sus ojos en mercurio. Era como una de las Siete Maravillas del Mundo, salvo por el hecho de que estaba deteriorada por demasiada lluvia acida.

– Esto no puede ser casualidad -dijo Georgie.

– Pues lo es.

– ?Si, claro!

Georgie camino deprisa, intentando alejarse de Bram antes de que alguien los viera, pero el se puso a su lado.

– He conseguido un extra.

– No me importa. Largate.

– Era una fiesta de empresa. Me han pagado veinticinco mil dolares por pasar dos horas en la fiesta de una empresa confraternizando con los invitados.

– Eso no es exactamente un extra.

– Es un extra para mi.

– Ya lo imagino.

Ella conocia a una docena de famosos por la cara que se ganaban la vida de esa forma, aunque ninguno de ellos lo admitia.

Georgie acelero el paso, pero era demasiado tarde. Ya habian llamado la atencion de varias personas, lo que no constituia ninguna sorpresa, pues la cita para comer del fin de semana anterior habia aparecido en toda la prensa sensacionalista. Lo que ella queria era una publicidad positiva que pudiera controlar, pero no habia nada de positivo o controlable en Bram Shepard.

Pasaron junto a un bar circular donde una banda de rock versionaba, mecanicamente, canciones del grupo Nickelback. Ya no podia escapar, asi que estampo una sonrisa en su cara. Habia llegado la hora de que Bram supiera que sus dias de incauta habian quedado atras.

– Dejame adivinar… -dijo mientras paseaban entre las maquinas tragaperras-. Te diriges al dormitorio de la tercera esposa de un anciano jefe de la empresa. Ella te pagara por unos servicios extra.

– ?Quieres venir? Imagina cuanto nos soltaria por montarselo con los dos.

– Gracias por pensar en mi, pero a diferencia de ti, yo todavia soy asquerosamente rica, asi que no me veo obligada a venderme.

– ?A quien pretendes enganar? Te vi en Gente guapa. Tuviste que venderte para hacer ese fiasco.

Ella habia intentado convencer a su padre de que aquella pelicula era un error, pero el no quiso escucharla. El fracaso estaba empezando a pegarse a ella como un perfume barato.

– Deberias demandar al encargado del vestuario de esa pelicula. -Bram le guino el ojo a una guapa crupier asiatica de blackjack-. Habria sido mejor que realizaran tomas de tus piernas en lugar de tus pechos.

– Ya que estas resaltando mis defectos, no te olvides de mis ojos saltones, mi boca de buzon y…

– Tus ojos no son saltones. Y la boca de buzon de Julia Roberts no se puede decir que le haya perjudicado.

Pero Georgie no era Julia Roberts.

Bram la miro de arriba abajo. Ella era alta, pero el la sobrepasaba en media cabeza.

– Por cierto, esta noche estas muy guapa. Casi no se nota lo esqueletica que estas. April debe de seguir siendo tu estilista.

– Asi es.

Aunque aquel vestido recto con cuello de pico y estampado con salpicaduras blancas y negras al estilo del pintor Jackson Pollock lo habia elegido ella misma. El vestido caia recto desde los hombros y un cinturon de piel negro a la altura de las caderas le daba un aire a los anos veinte. Georgie se habia peinado con mechones marcados y escalados alrededor de la cara y se habia puesto dos pulseras anchas de aro.

Bram le dio un repaso con la mirada a una rubia de piernas largas que lo observaba sin recato.

– Entonces dime… ?la caceria sigue en activo o ya has encontrado a un tio lo bastante estupido como para

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