– En un momento llegaremos al motivo por el cual hice lo que hice -decidio, autoritario, sin la menor sonrisa en los labios-. Lo que trato de hacerte entender es que, dada mi experiencia con mujeres que estaban dispuestas a vender sus almas por pescar a un millonario, tu… eras algo totalmente nuevo -prosiguio con mayor suavidad.

– ?Acaso me lo dices como un halago? -cuestiono. Como estaba muy sensible en todo lo que a el se referia, creyo percibir una ligera mirada de inseguridad en el gesto de Quin.

– Ya sabia, cuando llegara el momento, que te lo explicaria de una manera muy confusa -suspiro con resignacion.

– ?Implicas acaso que… pretendias darme una explicacion? -quiso saber ella.

– Creeme que no soy un mentiroso por naturaleza -replico-. Efectivamente, cuando… -se detuvo. Parecio hacer un esfuerzo por continuar. Y no hubo la menor traza de inseguridad cuando lo hizo-. Para volver al principio, a la llamada de Dom… Era obvio que estaba tan enamorado de su esposa que ya no registraba a otras mujeres, ni su aspecto. Asi que Dom no penso en decirme que eras pelirroja ni que tenias una piel fabulosa, lo cual habria dado una idea bastante clara de quien podria ser la senorita Carter. En vez de eso, me hablo de tu pasatiempo, de tu dulce disposicion y de como, por haber estado tan enferma hace unos meses que por poco te mueres; el y su esposa estaban muy preocupados por ti.

– Yo no queria que sus preocupaciones echaran a perder su luna de miel -declaro Bliss, agitada, y sus miedos desaparecieron al oir el siguiente comentario.

– Dom la habria convencido pronto de que estabas bien -declaro Quin sin vacilacion alguna-. Sabia que yo estaba en Lima y, a la primera senal de angustia de Erith, se puso en contacto conmigo. Yo le di mi palabra de que, sin importar el tamano de tus problemas, ya te ayudaria a resolverlos… y fui a cenar contigo.

– Y te diste cuenta de que no necesitaba que me auxiliaras en ningun aspecto.

– Eso me aclaraste entonces -asintio y guardo silencio por un momento, mientras parecia escoger bien sus palabras antes de proseguir-: Eso crei tambien yo… mas eso no explico el hecho de que, al enterarme de que viajarias en avion a Cuzco, yo llamara despues para averiguar que vuelo tomarias… y pedir que me pusieran en el mismo avion.

– Tu… -Bliss lo miro con fijeza, atonita por lo que acababa de escuchar-. Te pregunte si ibas a Cuzco debido a tus negocios -recordo cuando su cerebro pudo volver a funcionar. Entonces recordo que Quin le aseguro, de modo tajante, que ese asunto no era de su incumbencia-. ?Estas diciendo que solo fuiste a Cuzco porque oiste que yo reserve un boleto de avion para ir alla? -estaba azorada.

– Yo no tenia otros motivos para viajar en ese avion -respondio Quin con voz baja.

– Pero… -Bliss no entendia nada y busco con rapidez una respuesta. De pronto, encontro una-. Porque le prometiste a mi cunado que…

– Yo consideraba haber cumplido mi deber en ese aspecto desde que te lleve a cenar -aclaro el y asombro aun mas cuando Bliss penso en todo lo que siguio. Lo miro con fijeza a los ojos mientras el continuo-: Todavia me preguntaba que rayos estaba haciendo al alterar mis compromisos para ir a Cuzco, cuando el avion despego. Y cuando aterrizamos y me preguntaste si yo estaba en viaje de negocios en Cuzco, no supe que contestarte. ?Como habria podido hacerlo cuando incluso yo ignoraba que estaba haciendo en ese lugar?

– ?Dios… mio! -susurro la chica. Entonces algo la intrigo y la hizo desear saber mas. Se olvido de sus intenciones de irse con rapidez de esa casa al preguntar-: ?Y… descubriste… por que… tomaste ese avion a Cuzco?

Pasaron varios segundos en los cuales Quin estudio la expresion de interes de la chica.

– Si -senalo con suavidad-. Lo descubri al dia siguiente, cuando me sente a tu mesa para cenar. Estabas muy animada mientras me contabas como pasaste el dia y tus ojos brillaban con deslumbramiento por todo lo que habias visto -la contemplo a los ojos-. Esa noche empece a quedar encantado por ti y supe que, cuando me anunciaste que al dia siguiente irias a Machu Picchu, yo… queria estar contigo en ese momento.

– ?De veras? -Bliss parecia estar atragantada-. Pense… tu comentaste… ?Encantado? -estaba tan incredula que lo miro con fijeza sin poder darse a entender.

– Empece a caer… bajo… tu hechizo, querida -aseguro con un susurro.

La garganta de la chica se seco y solo parecio ser capaz de repetir lo que el decia.

– ?Mi… hechizo? -se ahogo.

– Claro, empezo mucho antes -murmuro-, pero solo cuando supe que tenia que ir al dia siguiente a Machu Picchu, reconoci que tu eras el motivo de mi deseo de ir y no el ver de nuevo las ruinas de la ciudad inca.

Bliss quiso preguntarle de nuevo si hablaba en serio. Su corazon palpitaba y todo su cuerpo temblaba. Trato de hallar algo de control para serenarse.

– Crei… bueno… estoy segura… -se interrumpio. Demasiadas palabras se formaban en sus labios, producto del torbellino de ideas que invadia su mente. Por fin recupero la sangre fria, pues no queria que Quin tuviera la impresion de que la volvia una tonta solo por decirle algo tan agradable. Logro formular una frase completa-: ?Te gusto… Machu Picchu?

– Contigo, fue un nuevo descubrimiento -aseguro y le provoco a Bliss una nueva calidez en el corazon-. De hecho, ese dia descubri otras cosas -no le quito los ojos de encima.

– Oh -murmuro. Lo que mas queria era que el prosiguiera-. ?Que clase de descubrimiento hiciste? -su voz estaba ronca-. ?Cuando fue eso?

– ?Cuando? -alzo la vista-. Cuando te abrace, cuando estabas agotada en mis brazos despues de tu fuerte tos. ?El descubrimiento? Que queria protegerte, vigilarte. Cuidarte…

– ?Oh! -exclamo. El panico la invadio y sintio temor… pero no sabia de que. Sin pensarlo, se levanto del sillon y se alejo con agitacion, tratando de apartarse de Quin. Sin embargo, este se movio con rapidez y estuvo a su lado cuando ella se detuvo.

– ?Te he alarmado, Bliss? -su voz fue urgente y ronca-. ?No quieres saber que…? -se interrumpio y la tomo de los hombros con fuerza.

– Yo… -quiso decirle que estaba encantada por lo que el le decia y que tambien la alarmaba que se diera cuenta de lo mucho que ansiaba ser cuidada por el-. ?Fue por eso… que me mentiste… acerca de lo de Erith?

– En parte -confeso-. Pero, sobre todo, no podia soportar el hecho de que te alejaras de mi -de nuevo la tomo con fuerza de los hombros, pero Bliss estaba tan asombrada que no le importo.

No era consciente de respirar ni de nada mas, salvo que habia un significado maravilloso en lo que Quin le revelaba.

– ?Querias… que estuviera cerca de ti? -pregunto con un hilo de voz.

– Para siempre -afirmo Quin y la volvio hacia el. Bliss no se resistio.

– ?Para siempre? -sus ojos verdes estaban enormes por la emocion.

– Querida -jadeo Quin y su mirada la hizo tragar saliva-. ?He logrado acaso ocultar todo lo que me ha pasado desde que te tuve en mis brazos en Machu Picchu? ?No tienes la menor idea de cuanto te… de cuanto te amo?

Sin saberlo, Bliss lo tomo de los hombros.

– ?Me… me…? -no podia decirlo.

Pero el hecho de que lo tomaba de los hombros en vez de haberlo empujado represento un gran aliento para el hombre, que con suavidad la rodeo con los brazos y estudio con detenimiento cada matiz de su expresion.

– Lo supe ese maravilloso dia -confirmo y la miro a los ojos.

Bliss lo observo, sin poder creer lo que estaba sucediendo. Y sucedia. Se esforzo por hacer uso de su inteligencia porque eso, el hecho de ser amada por Quin, era su sueno hecho realidad. Y no podia ser cierto, ?verdad?

– ?Fue por eso… que al dia siguiente… estabas tan enfadado conmigo? -tartamudeo. Esa fue la unica oposicion que se le ocurrio.

– ?Enfadado? -repitio el con una ligera sonrisa-. ?Como podria estarlo contigo, carino?

– Estuviste de muy mal humor cuando yo no quise desayunar nada en ese hotel de Cuzco.

– Estaba preocupado por ti, querida -le corrigio con gentileza-. Estabas agotada y no tenias buen aspecto.

– Fuiste… bastante… impositivo -senalo sin la rabia de antes. Seguia tratando de asimilar la declaracion de Quin. ?La amaba de verdad? Dios, Bliss deseaba mucho que asi fuera.

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