La casa del maestro habia desaparecido. El hombre la busco en vano en todas direcciones.

En ese no ver de tanto querer ver anhelaba que la desaparicion fuera mentira. La verdad se le impuso desde dentro.

Se acerco al arbol chisporroteante.

El corazon le dio un vuelco. El arbol con el vientre en llamas era el taruma inmenso, envuelto en el resplandor de sus entranas que se le estaban quemando con el rumor del fuego vivo.

El hombre temblaba a cada destello, esperando en la imposibilidad del mundo el milagro de lo posible.

Esperaba que la choza lacustre surgiera ante el en medio de la laguna y que el maestro Cristaldo viniera hacia el en su bote, sabiendo de antemano que eso ya no podia suceder.

Con una rama seca, a modo de pala, empezo a cargar de ramas y hojas secas el hueco ardiente. Las llamas se avivaron con violencia, como si dentro de ellas restallara el fragor del viento.

5

El pasado estaba alli, en ese hueco ardiente, de repente inmovil, sin desperdicios, quemando sus impurezas.

El hombre se despojo de los andrajos que aun colgaban de el. Quedo completamente desnudo.

Estaba entrando en el mundo, por el fondo de todo lo creado, libre de recuerdos, de nostalgias, de pesares, de remordimientos.

Recogio del suelo el cuaderno de apuntes y lo puso debajo del brazo.

6

En medio de la niebla mortecina vio avanzar las siluetas de los mellizos, empunando sus pistolas. Oyo sus voces roncas que le llamaban por su nombre con un odio antiguo y desmemoriado.

Sin prisa, con movimientos lentisimos de alguien que se mueve ya dentro de un sueno, el hombre anoto una ultima palabra en el cuaderno.

Lo volvio a poner bajo el brazo y apoyandose en una de las raices del arbol, subio a acostarse en el hueco.

El cuerpo flaco, lleno de cicatrices, desaparecio por completo entre las llamas.

7

Un instante despues sonaron los disparos.

Los proyectiles se incrustaron entre los lenos encendidos, esparciendo una lluvia de chispas gordas como gusanillos de luz.

Los hombres se abalanzaron hacia el hueco ardiente y acribillaron el fuego con otra andanada de disparos.

7 de marzo – 1 de julio 1994.

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