Decker intento dar con el eslabon mas debil de la cadena, con el suceso en apariencia menos importante sin el cual nada de lo demas habria sucedido.

– Hay cosas que debemos atribuir al destino -dijo Robert Milner rompiendo el silencio. Era como si le hubiera estado leyendo el pensamiento.

– Oh… si, supongo que si -repuso Decker.

Pocas veces se habia sentido Decker tan impaciente como los dias antes de su partida hacia Israel en busca de Christopher. Hubo momentos en los que apenas podia concentrarse en su trabajo, tan obsesionado estaba en contar los dias que faltaban para el regreso de Christopher e imaginar lo que ocurriria despues. Milner habia hablado de una era tan oscura y desoladora que la devastacion de la Federacion Rusa y el Desastre no serian nada en comparacion. El horror de ese pensamiento quedaba mitigado por la esperanza de que Milner tambien pudiera prever el futuro. De momento no habia ocurrido ningun cataclismo, eso era evidente, aunque los disturbios en India y Pakistan bien podian ser el anuncio de lo que estaba por llegar. Decker supo entonces que no le quedaba mas remedio que aceptar las cosas como vinieran, pero deseaba no tener que pensar una y otra vez en ello, sobre todo si, como decia Milner, aquellos sucesos eran inevitables.

En la pista, mas adelante, empezo a tomar forma lo que hasta entonces no habia sido mas que una mancha borrosa. De haberla visto antes, Decker la habria tomado por un arbusto o por el tocon de un arbol o por un animal, tal vez, pero hasta el instante en que la vio se habia fundido tan bien con el fondo que parecia formar parte intrinseca del paisaje.

– Ahi esta -dijo Milner.

Decker piso con fuerza el acelerador. Mientras se acercaban, volvio a preguntarse en que estado se iban a encontrar a Christopher. La ultima vez que estuvieron juntos, Christopher le habia dicho que empezaba a cuestionarse si su vida no habia sido un error. Ahora, cuarenta dias despues, se habia convertido, segun Milner, en el hombre que habria de conducir a la humanidad a «la ultima y mas gloriosa etapa de su evolucion».

Un instante despues pudieron verle con claridad. Llevaba el abrigo y las ropas sucios y hechos jirones. Estaba flaco, pero fornido. En aquellos cuarenta dias, el pelo le habia crecido hasta taparle las orejas y ahora lucia una espesa barba. Cuando Decker vio su cara, le asombro por un momento el impresionante parecido con el rostro de la Sabana. Aunque con una gran diferencia, no obstante. El semblante de la Sabana destilaba serenidad y aceptacion ante la muerte. La expresion de Christopher era la de un hombre decidido a cumplir con su mision.

Milner fue el primero en bajar del jeep. Corrio hasta Christopher y le abrazo. Las palmadas que le dio en la espalda levantaron una pequena nube de polvo. Christopher se acerco entonces a Decker, que le tendio la mano. Este la rechazo y en su lugar le estrecho tambien entre sus brazos. A pesar del mal olor que despedia, Decker prolongo el abrazo durante un buen rato.

– ?Te encuentras bien? -pregunto Decker-. Estaba preocupado por ti.

– Si, si. Estoy bien. -Entonces se giro levemente para dirigirse a Decker y Milner, y continuo-: Ahora lo veo todo con claridad. Formaba parte del plan.

– ?De que plan? -pregunto Decker.

– He hablado con mi padre. Quiere que concluya su tarea.

– Te refieres a… ?Dios? ?Has hablado con Dios?

Christopher asintio.

– Si -dijo en voz baja-. Quiere que complete la mision que empece hace dos mil anos. Y voy a necesitar vuestra ayuda.

Decker se sentia como en la cresta de una ola gigante. De repente, su vida tenia mas sentido del que jamas pudo imaginar. Habia creido lo que Milner le conto sobre el destino de Christopher; de lo contrario, nunca habria dejado a Christopher solo en el desierto. Pero entonces todo habia sido teorico. Ahora lo escuchaba de los labios del propio Christopher. Aquel era un momento de inflexion del que no habia marcha atras, no solo en las vidas de aquellos tres hombres, sino en el transcurso mismo del tiempo. Igual que la venida de Cristo habia dividido el tiempo en un antes y un despues, esta se convertiria tambien en una linea de demarcacion a partir de la cual iba a medirse todo lo demas. Este era sin duda el nacimiento de una Nueva Era. Decker deseo que Elizabeth estuviera viva para compartir el momento con ella.

– ?Que podemos hacer nosotros? -consiguio decir Decker.

– Debemos regresar a Nueva York de inmediato -contesto Christopher-. Hay millones de vidas en juego.

* * *

Antes de salir de Nueva York, Decker habia pedido prestado un jet privado a David Bragford, a quien le conto que era para Milner. Tal y como habia planeado, el jet y la tripulacion esperaban, cuando Decker, Christopher y Milner llegaron al aeropuerto Ben Gurion. Decker le habia traido a Christopher algo de ropa y articulos de afeitado, pero aunque acepto con gusto la ducha del avion de Bragford y el cambio de ropa, Christopher decidio desechar la maquinilla y conservar la barba.

Mientras degustaba su primera comida en cuarenta dias, Decker le resumio todo lo acontecido en la ONU. Luego, Christopher se dedico a estudiar con suma atencion el monton de documentos que Decker habia traido para que el examinara.

* * *

A las tres horas de vuelo, uno de los miembros de la tripulacion entro en la cabina con un gesto de honda preocupacion.

– ?Que ocurre? -pregunto Decker.

– Senor -dijo-, el comandante acaba de escuchar el parte de radio. Al parecer, ha estallado la guerra nuclear en la India.

– Llegamos tarde -susurro Christopher para si al tiempo que hundia el rostro entre las manos.

El miembro de la tripulacion continuo.

– La Guardia Islamica Paquistani ha detonado dos bombas nucleares en Nueva Delhi. Hay millones de muertos.

Permanecieron en silencio, sobrecogidos, durante un buen rato, luego Decker se dirigio a Milner.

– Esto es de lo que hablabas en Jerusalen, ?verdad?

– Solo el comienzo -dijo Milner, que se inclino hacia adelante y pulso el mando a distancia para encender la television por satelite.

En la pantalla aparecio, casi al instante, el hongo de la primera bomba atomica que habia estallado en Nueva Delhi. Parecio que la espesa nube de escombros hacia retroceder el cielo como un inmenso rollo de pergamino viejo y resquebrajado. Dos dias despues de que la Guardia Pakistani hiciera publica la colocacion de artefactos nucleares, la cadena de television habia instalado camaras de control remoto que grababan sin cesar desde las afueras de las ciudades senaladas, por si la Guardia hacia efectivas sus amenazas. Aun a dieciseis kilometros de distancia, la camara empezo a vibrar violentamente cuando la colosal onda expansiva de la explosion hizo temblar la Tierra. Ante la camara, varios cientos de metros mas alla, un pequeno edificio de dos plantas se vio sacudido por el temblor antes de venirse abajo. Un instante despues, un brillante resplandor en la pantalla marcaba el momento de la segunda explosion.

«Esto es lo que ocurria hace aproximadamente una hora -dijo el comentarista, su voz sembrada de terror-, cuando dos explosiones atomicas, detonadas por la Guardia Islamica Paquistani, sacudian el subcontinente indio. Se cree que la accion podria responder a la prohibicion de entrada de armas en Pakistan desde China y al nuevo ultimatum lanzado por el general Brooks, comandante en jefe de las fuerzas de la ONU destacadas en la region. Fuentes proximas a la Guardia Islamica Paquistani informan de que los lideres del movimiento estaban convencidos de la inminente localizacion de las bombas por parte de fuerzas especiales de la ONU, lo que habria situado a la India en una posicion mas que favorable para, definitivamente, invadir Pakistan.

»Escasos minutos despues de las explosiones, el gobierno Pakistani condenaba el ataque de la Guardia e insistia en calificar el movimiento como un grupo insurrecto sin relacion alguna con el gobierno Pakistani. Pero para entonces, la India ya habia lanzado contra Pakistan su respuesta en forma de dos misiles de cabeza nuclear. China, que al parecer ya estaba preparada para contrarrestar la respuesta de la India, ha puesto en marcha sus

Вы читаете El nacimiento de una era
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×