– Cuando comprendio que la relacion se extenderia y evolucionaria, trato de librarse de sus estudios. De sus deberes.

– Putos cabrones, nunca bajais del escenario, ?verdad?

Clarissa habia acariciado sus arrugas, como si estuviera tratando de dejar su contacto en todas sus marcas, y se volvio a la omnisciente audiencia de la universidad.

– ?Quien iba a pensar que una zorra normal y corriente tendria tanta integridad? -Una risa aspera lleno la habitacion.

Cal respondio a sus muchos fantasmas.

– Estoy orgulloso de vosotros. -Y lo estaba. Eran ellos quienes le habian ensenado algo sobre la vida y la muerte, sobre la voluntad de luchar contra tu fragil destino, sobre coger las cosas con tus propias y sanguinolentas manos.

– Nuestro querido Yokver se puso tan sentimental con su perdida que hasta se nego a encargarse de sus pertenencias. Eso fue un grave error.

– ?Por que la pusisteis en mi cuarto?

Un encogimiento de hombros que sacudio sus senos perfectos.

– Consideralo un experimento sobre comportamiento. Queria ver como reaccionabas, averiguar si se podia confiar en ti y abrirte nuestro circulo.

– ?Y?

Ella se le acerco y le paso el dedo indice por los labios, le tiro de las comisuras y lo introdujo en su boca. Saco el dedo y lo lamio como si fuera un polo.

– No lo se.

Cal esperaba que Jodi lo amara al menos un poco. Como si siempre hubiera esperado su traicion, la miro con una sonrisa y con cierto perdon, todo lo que le podia ofrecer ya. No le sorprendia que no le hubieran dado todavia su calificacion en la clase nocturna. Todo dependia del examen final. El decano se echo a reir con malicia, alargo su esqueletica y fina mano, asio a Jodi por un brazo y la arrastro violentamente hacia el. Era importante que lo viera, y aprendiera algo de la prueba, fuera el que fuese el resultado. Ella volvio a caer de rodillas y sus brazos temblorosos se extendieron debilmente hacia Cal. El decano saco algo del bolsillo de su tunica. Un destello de luz del amanecer se reflejo sobre algo metalico. Cal no sabia si era un cuchillo o una pistola, una navaja, unas tijeras, una pluma o una medalla. Se irguio y sintio el crujido de los fragmentos de cristal bajo sus pies.

Mientras el sonriente decano se le aproximaba, un cadaver acercandosele, Cal se pregunto si Melissa Lea encontraria su tesis en el fondo del cajon de su escritorio y seguiria el rastro de la verdad sobre la muerte de Circe. Solo esperaba que siguiera sonando. Le hubiera gustado saber lo que habian utilizado para sacrificar a Sylvia Campbell: una navaja suiza o un tajador de carne, un escalpelo o un picador de hielo. Las sonrisas de los presentes cobraron forma en el alba. Circe y la monja volaban entre ellos, sacudiendo freneticamente sus cortadas manos, tratando de llamar su atencion. Puede que fuera el momento de una ultima leccion. Clarissa parecia disponerse a besarlo, a bailar con el y a continuar con su aprendizaje. No sabia si habia pasado el examen final. Cal no era capaz de leer nada en su rostro. El decano seguia sonriendo y acercandose lentamente, acaso para darle la bienvenida a la comunidad o acaso para apunalarlo con mayor comodidad. En el exterior, habria una furgoneta verde esperandolo.

Sin importarle demasiado si sobrevivia al siguiente instante o no, si se habia unido a su circulo o habia suspendido la clase nocturna -mientras las navajas de su educacion continuaban colocandose en su lugar- Caleb comprendio que fuera aquello vida o muerte, bien o mal, habia, a despecho de todo lo demas, completado el curso.

Tom Piccirilli

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