Epilogo

A los dos anos de la desaparicion de los hombrecillos, fallecio mi mujer, frustrada en la mayor parte de sus aspiraciones politicas. Su ausencia me hizo tanto dano que tambien yo estuve a punto de morir. Creo que las rutinas con las que siempre habia llenado la existencia diaria, y que no abandone (o no me abandonaron), fueron decisivas para salir adelante.

Al poco de su desaparicion, mis vecinos, que durante aquellos dias de duelo se preocuparon mucho por mi bienestar, tuvieron una hija, lo que sirvio para estrechar nuestras relaciones, pues enseguida advirtieron que yo era un canguro perfecto para la nina, que ahora cuenta seis anos y pasa muchas horas en mi casa. Sus padres pagan mis servicios con vino y discos que ni bebo ni escucho, y que se van acumulando en la habitacion mas oscura de la casa. A la nina le cuento historias de los hombrecillos, unas inventadas, otras reales, que escucha con una atencion asombrosa, como si le fuera la vida en ello.

Resulta que curioseando aqui y alla, descubri hace poco la existencia de una tradicion literaria de la que no tenia noticia (soy mal lector de ficcion), basada en estos seres pequenos. Existe incluso un documento segun el cual se pueden fabricar hombrecillos efectuando un pequeno agujero en la cascara de un huevo de gallina e introduciendo en el una pequena cantidad de esperma humano. Si el huevo se sella y se le proporcionan las condiciones ambientales precisas, a los treinta dias surge de el un hombrecillo perfectamente conformado que se alimenta de semillas y lombrices. Me llamo la atencion, al leer este documento, la coincidencia con el origen de mis hombrecillos, que eran en parte oviparos.

Abandone por fin las clases de la facultad, pero escribo aun articulos de economia para un periodico y realizo de vez en cuando, siempre por encargo, informes sobre el comportamiento de la Bolsa, que continua siendo mi especialidad, o eso creen quienes me los encargan.

Una o dos veces al mes me encuentro con la hija de mi mujer, a la que ayudo materialmente y con consejos. Su marido, del que se divorcio, tiene problemas con la justicia a cuenta de un desfalco cometido en el banco en el que trabajaba. La nina, Alba, que es ya una adolescente, me observa siempre con prevencion y le da un acceso de tos si le devuelvo la mirada, como si yo supiera que ella sabe y ella supiera que yo se.

En cuanto a los hombrecillos, no han vuelto a manifestarse. Y aunque los recuerdo con nostalgia, quiza no tendria fuerzas, a mis anos, para sobrellevar otra de sus visitas.

Juan Jose Millas

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