lapidar al projimo es un habito consuetudinario, al farmaceutico de Cacabelos le gustaba dar este tipo de explicaciones que nadie entendia, la historia se repite, todo lo que ocurre es posible porque ya ocurrio y por lo tanto volvera a ocurrir, el eterno retorno es algo mas que un mito, al fin suspiro satisfecho, la Sarasqueta se la adjudicaron al joven Tibur por haberse quedado sin blanca, el caracter compensatorio justificaba cualquier torcida interpretacion de la recompensa.

– Lo que llevaba encima, mi teniente.

El cabo le ofrecio su gorro con las pertenencias de Evaristo, el sacristan, a no confundir con Varis, el de la fonda, un paquete de picadura, un librillo de papel Bambu, un mechero de yesca, el cargador vacio de una pistola que no aparecio por ninguna parte y lo mas insolito, una piedra negra.

– ?La documentacion?

– Ni rastro de cedulas ni papeles.

– ?Ha dicho algo?

– Ni palabra, no puede hablar, esta medio muerto.

– Muy curioso, si, senor.

El teniente tomo en su mano izquierda la piedra negra, era ambidextro, otra caracteristica del cazador de fugitivos, y la balanceo con ademan cavilante, como quien calcula algo mas que la densidad del objeto, una piedra negra, de brillo metalico, con ligeras incrustaciones de cuarzo y muy pesada.

– Pesa la leche -dijo el cabo.

A Chaves la piedra le explicaba el porque Charlot, tan seguro en su territorio de origen, la cuenca minera, habia sido picador en Antracitas, merodeaba por la pena del Seo, la cima mas alta de sierra Bimbreira por donde no se arriesgaba ningun huido, habia descubierto algo, un negocio que en su delicada situacion juridica, por definirla asi, mal podia explotar, una vez desvelado el secreto de ninguna manera.

– Es wolfram.

– ?Wolfram?

Eloy repitio admirado la palabra, de eso se acordaria mientras viviera, los demas acontecimientos de la jornada preferia enturbiarlos en su memoria dando credito a la version de los demas, el wolfram si era una leyenda y no las del boticario, quien lo toca se hace rico, maldita ignorancia, habia visto cientos de piedras como aquella, afloraban por encima de su pueblo, en la pena, entre el valle del Oro y el caborco del Infierno, claro que podia estar equivocado y una muestra le serviria para comparar, no resistio la tentacion.

– Oiga, mi teniente, si no es mucho pedir…

– ?Que?

– ?Me puede dar un trozo de esa piedra?

– ?Y para que la quieres?

– De recuerdo, como no me dio la escopeta.

La queria, pero no asi, la sonrisa de Chaves era inquietante y mas aun la facilidad con que acepto, suponia una indefinida segunda intencion proxima a la complicidad, una especie de soborno, si le llega a decir te la mereces por tu buena punteria no la hubiera aceptado.

– Toma, partela.

En efecto, pesaba a no creer, mas que el plomo, Eloy tuvo que golpearla contra una roca hasta quedar con la mano dolorida, se guardo la esquirla azabache de brillo graso y devolvio el resto.

– Gracias por el recuerdo.

El teniente Chaves sonrio, dueno del mundo.

– Y ahora despejen, pero cuando reciban la citacion a presentarse en el cuartelillo perdiendo el culo, ?entendido?

Capitulo 2

Me mire al espejo y la imagen me defraudo, la cara de aquel hombre con ulceras de azogue no me gusto ni poco ni mucho, claro que no me miraba para acicalarlo sino para charlar con el, con un amigo intimo de confianza infinita, para meditar sobre el paso decisivo de mi fuga, cuando llevas de apellidos dos Exposito consecutivos puedes tener amigos pero familia poca, y me parecia una impertinencia recurrir a mis familiares de pega con un asunto tan delicado por mas que suponia, lo deseaba con toda mi alma, que me seguirian queriendo, pero bastantes problemas tendrian los pobres con su parentela de verdad, desde que me pase, me pasaron, al otro bando, no les escribi ni una linea, me supondrian muerto. Mi arbol genealogico llegaba hasta la noche en que apareci envuelto en una toquillita azul en la puerta de la botica de don Angel, desde entonces mi padrino, buena persona, tan buena como Vitorina, su criada, una de ellas, mi madre de leche, un arbol que invitaba mas a andarse por las ramas que a profundizar en las raices, antes o despues todos somos hijos de puta o de marquesa, tanto monta, ?por que no me quiso?, me daba igual el oficio de mi madre pero no el por que no me quiso, estaba en el campo con mi marron a cuestas y mejor no dar la lata a nadie, una condena que con redencion por el trabajo me iba a plantar en los cuarenta, a los veinticinco anos el cumplir los treinta me parecia horrible y llegar a los cuarenta la muerte, ?para que queria la libertad un cadaver?, me habia salvado de la Pepa, nos salvamos todos los del batallon Lenin menos los oficiales, los fusilaron por traidores a los que los habian traicionado, y aunque en el campo estaban algunos companeros del Lenin no los utilizaba para los mensajes, no recibia noticias ni enviaba recuerdos, ?a quien?, me consideraba mas autarquico que el que lo invento, un lobo estepario que se nutria con la rabia de su soledad. Sin el coraje de la rabia no te fugas. Construiamos un puente para una nueva linea ferrea en un desierto pedregoso entre Mora de Rubielos y Rubielos de la Mora, pueblos siameses, algo asi como a derecha o izquierda segun se va o se viene, en la noche se oia el ladrar de los otros lobos esteparios, poca fuerza invertiamos en el trabajo, para darle al manubrio del cabestrante con que se subia el andamio de madera la fuerza de tres prisioneros equivalia a la de un hombre libre, la productividad no contaba y la mano de obra mas barata imposible, lo comido por lo servido, la cama gratis, gozabamos de una relativa libertad de movimientos, logica si se piensa en el desierto lobuno que nos rodeaba y en solo doce escoltas para unos doscientos siervos de la gleba, el vino a cincuenta centimos el litro era la evasion favorita de muchos, no la mia, no probaba ni gota, estaba decidido a huir y la lucidez de ideas me resultaba tan imprescindible como la elasticidad de mis musculos, los informes que me llegaron del pueblo por via indirecta, cartas de los padres de uno de La Baneza, me habian decidido.

– Oye, que esta todo el Bierzo loco con el wolfram, no tienes mas que agacharte y cogerlo para ser rico.

– ?Y que es el wolfram?

– No lo se, pero vale su peso en oro. Dicen que hay montes enteros plagaditos de wolfram.

– ?Y no es de nadie?

– Del primero que llega.

Demasiado hermoso para ser cierto, pero algo tendra el agua cuando la bendicen, insistian en contar maravillas una carta tras otra, de todas formas me daba igual, a mi me valia como excusa, era el acicate de mi libertad, de mi esperanza, de mi fuga, hacia tantos anos que no comia en una mesa con mantel, que no salia con una chica, que no dejaban de patearme con una orden tras otra los rinones, que lo iba a ensayar aunque dejara el pellejo en la intentona, ninguna fuerza doma, ningun tiempo consume, ningun merito iguala, el nombre de la libertad, seria una persona libre y el wolfram me estimulaba a abandonar el campo. Un mes antes huir hubiera sido lo mas sencillo, apenas los controles numericos de diana y retreta, fue por culpa de Juan, el Socialista, todo el dia silbando La internacional, el capitan Valverde le hizo picar como a un nino, usted y yo tenemos que discutir de politica, le dijo, ?de capitan a preso o de hombre a hombre?, el muy imbecil, de hombre a hombre, y se lo creyo, largo lo que quiso, le puso a caldo al de las tres estrellas, desahogar se desahogaria, pero no se le volvio a ver el pelo, le desaparecieron y desde ese mismo dia se acabo el deambular por el monte, tras la cena al trullo, a dormir hacinados en los vagones de la via muerta. Estaba en el numero tres mirandome en el equivoco espejo sobre un mar de ronquidos y ventosidades, haciendo el inventario de mi suerte, la unica que se habia relajado el castigo, ya no pasaban el cerrojo de fuera y en

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