Un poco despues de las cuatro de la tarde encontraron el recibo de la transaccion de cambio en los archivos del banco Foreningsbanken.

La firma era ilegible. No habia ninguna direccion.

Kurt Wallander se sorprendio de que eso no lo desilusionara. Penso que se debia a que, a pesar de todo, ya sabia como podia haber ocurrido todo.

Desde el banco se fue directamente a casa de Rydberg, que estaba convaleciente.

Se hallaba sentado en su balcon cuando Kurt Wallander llamo a la puerta. Habia adelgazado y estaba muy palido. Juntos se sentaron en el balcon y Kurt Wallander le conto su descubrimiento.

Rydberg asintio pensativamente con la cabeza.

– Me parece que tienes razon -dijo cuando Kurt Wallander termino-. Seguro que ocurrio de ese modo.

– La cuestion es como vamos a encontrarlos -planteo Kurt Wallander. Unos turistas de visita casual en Suecia hace mas de medio ano.

– Quiza se hayan quedado -dijo Rydberg-. Como refugiados, en busca de asilo, inmigrantes.

– ?Por donde vamos a empezar? -pregunto Kurt Wallander.

– No lo se -contesto Rydberg-. Pero ya se te ocurrira algo.

Estuvieron un par de horas sentados en el balcon de Rydberg.

Un poco antes de las siete, Kurt Wallander volvio a su coche.

Las piedras bajo sus pies ya no estaban tan frias.

15

Kurt Wallander siempre pensaria en los dias posteriores como «el tiempo en que se confecciono el mapa». Lo que Britta-Lena Boden recordaba y una firma ilegible eran sus puntos de partida. Por fin habia un libreto verosimil, y por fin encajaba la ultima palabra que Maria Lovgren pronuncio. Ademas, tenia que incorporar el curioso nudo corredizo a su resumen. Luego dibujo el mapa. El mismo dia que hablo con Britta-Lena Boden entre las calidas dunas de Sandhammaren se fue a casa de Bjork, lo hizo levantarse de la mesa y obtuvo una promesa inmediata de contar con Hanson y Martinson a jornada completa para participar en la investigacion, que de nuevo tendria prioridad.

El miercoles 11 de julio se hizo una reconstruccion de los hechos en la sucursal del banco antes de que abriera por la manana. Britta-Lena Boden se sento tras el mostrador, Hanson hizo el papel de Johannes Lovgren, y Martinson y Bjork representaron el papel de los dos hombres que entraron a cambiar dolares. Kurt Wallander insistia con tozudez en que todo fuese exactamente como aquella vez, medio ano antes. El preocupado director del banco accedio al final a que Britta-Lena Boden entregase veintisiete mil coronas en billetes de diferentes valores a Hanson, que llevaba una vieja cartera que Ebba le habia prestado.

Kurt Wallander se mantuvo aparte, observando la escena. Dos veces pidio que se repitiese despues de que Britta-Lena Boden recordase algun detalle que no encajaba del todo.

Kurt Wallander quiso proceder a la reconstruccion para despertar su memoria. Albergaba la esperanza de que algo nuevo asomara a la superficie en aquella memoria prodigiosa.

Despues nego con la cabeza. Habia dicho todo lo que recordaba. No tenia nada que anadir. Kurt Wallander le pidio que aplazase el viaje a Oland unos dias mas y la dejo a solas en una habitacion, donde tuvo que mirar fotos de criminales extranjeros que por una u otra razon habian caido en las redes de la policia sueca.

Como esto tampoco dio resultado, la enviaron en avion a Norrkoping para que observara el enorme archivo del Departamento de Inmigracion. Tras dieciocho horas de estudiar intensamente un sinfin de fotografias volvio al aeropuerto de Sturup, donde el propio Kurt Wallander la recibio. El resultado era negativo.

El paso siguiente fue entrar en contacto con la Interpol. El libreto de la forma en que podia haber ocurrido el crimen se introdujo en las bases de datos, en las que despues harian analisis comparativos en el cuartel general europeo. Pero aun no ocurria nada que cambiase la situacion realmente. Mientras Britta-Lena Boden sudaba sobre la inmensa cantidad de fotografias, Kurt Wallander mantuvo tres largos interrogatorios con el maestro deshollinador Arthur Lundin de Slimminge. Reconstruyeron los viajes entre Lenarp y Ystad, los cronometraron y volvieron a reconstruirlos. Kurt Wallander seguia dibujando su mapa. De vez en cuando visitaba al decaido y palido Rydberg, que descansaba en su balcon, y juntos repasaban la investigacion. Rydberg insistia en que no le molestaba ni se cansaba. Pero al despedirse, Wallander siempre se sentia culpable.

Anette Brolin regreso de sus vacaciones, que habia pasado junto a su marido e hijos en una casa de verano en Grebbestad, en la costa oeste. La familia la acompano hasta Ystad y Kurt Wallander adopto un tono lo mas formal posible cuando la llamo para hablarle de la brecha abierta en la moribunda investigacion.

Despues de aquella primera semana tan intensa, todo se detuvo.

Kurt Wallander miraba con desconsuelo su mapa. De nuevo estaban atascados.

– Tendremos que esperar -dijo Bjork-. La masa de la Interpol suele fermentar lentamente.

Kurt Wallander acallo la protesta que despertaba en el lo forzado de aquella imagen.

Al mismo tiempo reconocio que Bjork tenia razon.

Cuando Britta-Lena Boden volvio de Oland para incorporarse de nuevo al trabajo en el banco, Kurt Wallander solicito unos dias libres para ella a la direccion del banco. Luego la llevo consigo a los campos de refugiados ubicados alrededor de Ystad. Tambien hicieron una visita a los campos flotantes que se encontraban en el puerto petrolero de Malmo. Pero no reconocia ninguna cara en ningun sitio. Kurt Wallander consiguio que enviaran en avion a un dibujante desde Estocolmo.

Pese a un sinnumero de intentos, Britta-Lena Boden no conseguia que se produjera una cara aceptable.

Kurt Wallander empezaba a perder la esperanza. Bjork le obligo a dejar a Martinson y contentarse con Hanson como el mas proximo y unico companero en el trabajo de investigacion.

El viernes 20 de julio, Kurt Wallander estaba a punto de darse por vencido.

Muy avanzada la noche, escribio un informe en el que propuso dejar la investigacion en suspenso porque no habia material concreto que les permitiera avanzar de manera decisiva.

Coloco los papeles en su escritorio y decidio pasarselos a Bjork y a Anette Brolin el lunes por la manana.

Paso el sabado y el domingo en la isla de Bornholm. Hacia viento y llovia; ademas, se indigesto con algo que comio en el transbordador. La noche del domingo la paso en cama. Tuvo que levantarse a intervalos a vomitar.

Al despertarse el lunes por la manana se sintio mejor. De todos modos no sabia con certeza si debia o no quedarse en cama.

Finalmente se levanto y se marcho. Un poco despues de las nueve estaba en su despacho. En el comedor habia pastel porque era el cumpleanos de Ebba. Eran casi las diez cuando Kurt Wallander pudo por fin repasar su informe para Bjork. Estaba a punto de levantarse para ir a entregarlo cuando sono el telefono.

Era Britta-Lena Boden.

Su voz era como un susurro.

– Han vuelto. ?Venid enseguida!

– ?Ha vuelto quien? -pregunto Kurt Wallander.

– Los que cambiaron el dinero. ?No lo entiendes?

En el pasillo choco con Noren, que acababa de volver de un control de trafico.

– ?Ven conmigo! -grito Kurt Wallander.

– ?Que cono pasa? -dijo Noren, que se estaba comiendo un bocadillo.

– No preguntes. ?Ven!

Cuando llegaron al banco, Noren aun llevaba el bocadillo a medio comer en la mano. Kurt Wallander se salto un semaforo en rojo y paso por encima de la mediana de una avenida. Dejo el coche entre unos puestos de venta en la plaza del Ayuntamiento. Pero aun asi llegaron tarde. Los hombres ya habian desaparecido. Britta-Lena Boden estaba tan exaltada por volver a verlos que no se le ocurrio pedir a alguien que los siguiera.

En cambio si se acordo de apretar el boton de la camara de vigilancia.

Kurt Wallander estudio la firma del recibo. Seguia siendo ilegible. Pero era la misma firma. Tampoco esta vez habia una direccion.

– Bien -dijo Kurt Wallander a Britta-Lena Boden, que estaba temblando dentro de la oficina del director del

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