cuando la gracia salvadora no llegaba. No tenia interes en repetir un teatro mientras peleaba por respirar y nadaba en un mar de fallo de organos.

De acuerdo. Los nervios habian vuelto.

Mary escucho un sonido a la izquierda y cogio el destello de un movimiento, como si alguien se hubiera agachado evitando que lo vieran detras del edificio. Reaccionando, ella marco un codigo en una cerradura, entro, y subio las escaleras. Cuando llego al segundo piso, llamo al interfono para entrar en las oficinas de la linea directa.

Mientras pasaba por la recepcion, saludo con la mano a la directora ejecutiva, Rhonda Knute, quien estaba en el telefono. Luego saludo con la cabeza a Nan, Stuart, y a Lola, quienes cubrian esta noche, y se instalo en un cubiculo vacante. Despues de asegurarse que tenia suficientes formularios de entradas, un par de plumas, y el libro de intervenciones de la linea directa, saco una botella de agua de su bolso.

Casi inmediatamente una de sus lineas sono, y ella comprobo en la pantalla que llamaba una persona de Idaho. Conocia el numero. Y la policia le habia dicho que era el numero de un telefono publico. En el centro de la ciudad.

La llamaba a ella.

El telefono sono una segunda vez y lo cogio, seguidamente dijo el guion de la linea directa. -Linea directa para la prevencion del suicidio, soy Mary. ?Como puedo ayudarle?-

Silencio. Ni siquiera una respiracion.

Debilmente, ella oyo el zumbido de un motor de un coche y luego se desvanecio en el trasfondo. De acuerdo con el registro llamadas entrantes de la policia, la persona siempre llamaba desde un telefono publico y variaba su posicion de manera que no pudiesen rastrearlo.

– Soy Mary. ?Como puedo ayudarle? – Ella bajo su voz y rompio el protocolo. -Se que es usted, y me alegro que extienda su mano esta noche otra vez. Pero por favor, ?no me puede decir su nombre o que le pasa?-

Ella espero. El telefono continuo muerto.

– ?Otro de los tuyos? – Le pregunto Rhonda, bebiendo un sorbo de te de hierbas.

Mary colgo el telefono. -?Como lo has sabido?-

La mujer asintio sobre su hombro. -Oi un monton de llamadas fuera, pero no fue mas alla del saludo. Entonces de repente estabas encorvada sobre el telefono.

– Si, bueno…

– Escucha, los polis han vuelto hoy. No hay ninguna cosa que puedan hacer para controlar cada telefono publico del pueblo, y no estan dispuestos a ir mas alla en este punto.

– Te lo dije. No me siento en peligro.

– No sabes que no lo estas.

– Vamos, Rhonda, esto esta pasando desde hace nueve meses, ?de acuerdo? Si iban a saltar sobre mi, entonces ya lo habrian hecho. Y realmente quiero ayudar…

– Esa es otra cosa por la que estoy preocupada. Claramente tienes la impresion de que estas protegiendo a quien quiera que sea. Lo estas haciendo muy personal.

– No, no soy la razon por la que llaman, y se que puedo encargarme de ello.

– Mary, para. Escuchate. -Rhonda acerco una silla y hablo bajo cuando se sento. – Es… duro para mi decirtelo. Pero creo que necesitas un descanso.

Mary se echo hacia atras. -?De que?

– Estas aqui demasiado tiempo.

– Trabajo el mismo numero dias que los demas.

– Pero te quedas aqui durante horas despues de que tu turno llegue al final, y cubres las espaldas de la gente siempre. Estas demasiado involucrada. Se que estas sustituyendo a Bill ahora mismo, pero cuando el llegue quiero que te marches. Y no te quiero aqui en un par de semanas. Necesitas perspectiva. Esto es duro, reducir drasticamente el trabajo, pero tienes que tener una debida distancia.

– No ahora, Rhonda. Por favor, no ahora. Necesito estar aqui mas que nunca.

Rhonda amablemente apreto la tensa mano de Mary. -Este no es un lugar apropiado para solucionar tus problemas, y lo sabes. Eres una de mis mejores voluntarias que he tenido, y que quiero que vuelvas. Pero solo despues de que hayas tenido algun tiempo para despejar la cabeza.

– No puedo tener ese tipo de tiempo. – Murmuro Mary bajo su respiracion.

– ?Que?

Mary temblo y sonrio a la fuerza. -Nada. Por supuesto, tienes razon. Saldre tan pronto como Bill llegue.

Bill llego cerca de una hora mas tarde, y Mary estuvo fuera del edificio dos minutos despues. Cuando llego a casa, cerro la puerta y se apoyo contra los paneles de madera, escuchando el silencio. El horrible, aplastante silencio.

Dios mio, queria volver a las oficinas de linea directa. Necesitaba oir las suaves voces de los otros voluntarios. Y los telefonos sonando. Y el zumbido de los fluorescentes en el techo.

Porque sin distracciones, su mente volaba hacia las terribles imagenes: Las camas del hospital. Las agujas. Las bolsas de medicacion pendiendo a su lado. En una horrible foto mental, se veia calva, su piel gris y sus ojos hundidos hasta que no pareciera ella misma, hasta que no fuese ella misma.

Y recordo como se sentia cuando dejaba de ser una persona. Despues de que los doctores iniciaran su tratamiento con quimioterapia, rapidamente se habia hundido en la clase marginada de los enfermos fragiles, de los moribundos, convirtiendose nada mas en un recordatorio lastimoso, espeluznante de la mortalidad de otras personas, un poster de la naturaleza terminal de la vida.

Mary paso velozmente por la sala de estar, atraveso la cocina, y abrio la puerta corrediza. Cuando sus emociones explotaron en la noche, el miedo la hizo jadear, pero el choque del aire frio bajo su respiracion.

No sabes que es lo que puede estar mal. No sabes que es lo que…

Ella repitio el mantra, tratando de lanzar una red sobre el incesante panico mientras se dirigia hacia la piscina.

El Lucite de abajo no era mas que una banera grande de agua caliente, y su agua, espesa y lenta como el aceite negro a la luz de la luna. Ella se sento, se saco sus zapatos y calcetines, y metio sus pies en las profundidades heladas. Los mantuvo sumergidos incluso cuando se entumecieron, deseando tener el sentido comun de saltar y nadar hasta la reja del fondo. Si se aferraba a ello el suficiente tiempo, entonces podria anestesiarse completamente.

Penso en su madre. Y en como Cissy Luce habia muerto en su cama en la casa que las dos siempre habian llamado hogar.

Todo sobre ese dormitorio era todavia muy claro: la forma en que la luz atravesaba las cortinas y hacia un patron de copos de nieve. Esas palidas paredes amarillas y la blanca alfombra y las mantas. Ese objeto de alivio que habia amado su madre, la que tenia las pequenas rosas con un fondo crema. El olor de nuez moscada y jengibre de un plato con una mezcla de flores secas. El crucifijo en el cabecero y el gran icono de la Madonna en el suelo de la esquina.

Las memorias ardian, obligando a Mary a ver la habitacion como habia estado despues de que todo hubiese terminado, la enfermedad, la muerte, la limpieza, la venta de la casa. Lo habia visto antes de mudarse. Limpio. En orden. Los catolicos apoyos de su madre empaquetados fuera, la sombra que la cruz habia dejado en la pared cubierta con una imagen enmarcada de Andrew Wyeth.

Las lagrimas no se quedarian en su sitio. Llegaron lenta e implacablemente, cayendo sobre el agua. Las miro caer sobre la superficie y desaparecer.

Cuando miro hacia arriba, no estaba sola.

Mary se levanto y tropezo hacia atras, pero se detuvo, enjugandose las lagrimas. Era solo un nino. Un adolescente. De pelo oscuro y piel palida. Tan delgado que estaba esqueletico, tan bello que no parecia humano.

– ?Que estas haciendo aqui? – Le pregunto ella, no particularmente asustada. Era dificil estar tan asustada de algo tan angelical. -?Quien eres?

El solo nego con la cabeza.

– ?Te has perdido? – El miro con seguridad. Hacia demasiado frio para que el llevara puestos solo unos pantalones vaqueros y una camiseta. -?Como te llamas?

Вы читаете Amante Eterno
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату