Erin hizo un gran esfuerzo para poder hablar. No podia haber encontrado mejor ayudante que Matt. Era verdad que era rico y demasiado guapo, y que se movia en circulos a los que ella no pertenecia, pero su capacidad estaba fuera de toda duda.

– solo los gemelos, dos ninos de siete anos que estaban durmiendo en esa habitacion- hizo una pausa para toser y luego senalo la ventana de la que salian las llamas. Por favor, cuida de los ninos. Yo ire…

?Quedate donde estas!.

Helmut Cole se estaban acercando justo entonces con una manguera en la mano, mientras que Valda observaba horrorizada la escena desde su casa, sujetando al nino como si se tratara de algo sucio.

Pero no importaba. Lo que importaba era que el bebe no sufriria ningun dano estando con ella y que Helmut estaba haciendo lo que tenia que hace.

?Ha llamado a los servicios de urgencias?- le pregunto Matt.

Cuando Valda asintio, Matt se volvio hacia su marido.

– Helmut, ponga la manguera en esa ventana y dejela ahi- luego entro en la casa y se dirigio a la habitacion en llamas.

– Por favor, ten cuidado. El humo…-dijo Erin, que estaba a punto de desmayarse.

– Es imposible entrar por la ventana. Esperemos que no este toda la habitacion ardiendo.

La casa estaba totalmente a oscuras, pero aunque hubiera sido de dia, Matt tampoco habria visto nada. El humo era tan denso, que no podia respirar.

De repente, se le ocurrio algo. ?Se le tenia que haber ocurrido fuera!. Se quito el jersey y se lo puso alrededor de la cabeza. No era mucho, pero algo le protegeria.

Tenia que hacerlo rapidamente, hubiera lo que hubiera detras de la puerta. Si se encontraba con un muro de llamas, no tendria escapatoria…pero tampoco los gemelos.

Con una silenciosa plegaria, toco el pomo. NO estaba ardiendo, lo que era buena senal. Eso queria decir que las llamas no habian alcanzado la puerta.

Entonces la abrio bruscamente y trato de examinar el interior. Las cortinas de la ventana estaban ardiendo y la cama de al lado tambien. Fuera, Helmut estaba apuntando con la manguera hacia el interior y Matt recibio un chorro de agua en el rostro.

Cosa que agradecio infinitamente. El agua no apagaba el fuego, pero le ayudaba a mantenerse despierto y le permitia respirar. Asi que se mantuvo al alcance del chorro hasta que se le empapo el jersey por completo.

Entonces tomo otra vez aire.

– ?Donde estais, chicos?.

– Aqui…-las voces provenian de la parte de la habitacion mas alejada de la ventana.

Un trozo de cortina ardiendo aterrizo, de pronto, en su cabeza. Matt se lo quito, sin preocuparse por el dolor, y se metio bajo la cama de donde habian salido las voces.

– Agarradme.

Cuando noto que su brazo era agarrado por cuatro manos, respiro aliviado.

Pero no habia tiempo que perder. Tenian que conseguir atravesar el pasillo y la cocina cuanto antes, pero cada vez habian mas humo.

– T-tigger- dijo uno de los ninos, soltandose.

– ?Que?

– Tigger.

Matt sintio en la mano algo redondo. ?Un juguete?.

?Maldita sea!. Se lo metio debajo de la camisa y agarro una manta.

– Esperad- les ordeno a los ninos.

La manguera de Helmut mojo la manta, pero no lo suficiente. Asi que Matt la levanto para que se empapara bien y luego se la puso a los ninos sobre la cabeza.

– Vamos a salir de la habitacion a gatas- explico. Los ninos se acurrucaron contra el, pero Matt les empujo hacia la puerta. -Vosotros primero. Si yo me paro, vosotros seguid. Es una orden. ?ya!.

Y los llevo hacia el pasillo, despues a la cocina, y llegaron al vestibulo.

– Henry…William…

Erin estaba alli, esperando a los ninos. Como Matt, tambien se habia enrollado un jersey alrededor de la cabeza. Se habia metio en la casa hasta donde habia podido y estaba esperandolos en la cocina. Al verlos llegar gateando por el pasillo, los abrazo a ambos y los llevo fuera.

Matt los siguio. Salio al porche, dio tres pasos y se desmayo.

Los ojos azules mas bonitos que habia visto nunca lo estaban mirando fijamente.

– ?Cree que se salvara?.

Matt tenia algo sobre la boca y la nariz. Algo de plastico que trato de quitarse.

– Dejatelo ahi, Matt.

El reconocio aquella voz. Era Rob McDonald, el sargento de policia de la localidad.

– Has tragado mucho humo y te estamos dando oxigeno- le explico el hombre. Si, erin, si esta tratando de quitarse la mascarilla, seguro que se salvara.

Matt penso en aquello y decidio que era logico, mientras aquello preciosos ojos azules seguian observandolo. Era curioso que nunca hubiera reparado en ellos.

Erin estaba sucia y llena de hollin, pero de repente le parecio la mujer mas bella del mundo y penso que la vida era maravillosa.

Si ella no se hubiera metido a buscarlos, el no habria sido capaz de sacar a los ninos. Le habia costado un gran esfuerzo llegar hasta alli y no habria podido empujar mas a los chicos.

– ?Y los gemelos?.

Fue solo un susurro amortiguado por la mascarilla, pero Erin le entendio.

– Estan muy asustados, pero estan bien. Ahora tengo que ir con ellos. Si estas seguro de que estas bien- anadio a Rob.

– Matt es fuerte- contesto Rob. Los chicos de la ambulancia estan en camino con una camilla.

?Eso no!. El no necesitaba ninguna camilla. Se quito la mascarilla, tosio un par de veces y finalmente consiguio incorporarse. Rob se acerco, nervioso.

– Me han dicho que te ponga la mascarilla. ?Te importaria obedecer y no darme problemas?.

– No la necesito- le aseguro Matt, quitandosela.

Pero al hacerlo, tosio y tuvo que ponersela de nuevo. La mejoria fue inmediata.

Entonces miro a su alrededor y se quedo impresionado.

Habia gente pro todas partes y el coche de bomberos estaba aparcado muy cerca. Tambien habia un coche de policia con la sirena puesta. La mitad de Bay Beach estaba alli, penso Matt, volviendose hacia la casa.

La manguera de Helmut no era suficiente. La casa estaba ardiendo y seria un milagro poder recuperar algo. La habitacion de los gemelos era una corteza chamuscada y el resto d ela casa estaba sin tejado y carbonizada. Los bomberos no podian hacer mucho, solo arrojar agua para que se apagara todo bien y evitar nuevos incendios.

Matt se quedo mirando la habitacion de los gemelos y sintio un escalofrio. Los gemelos y tambien el habian estado alli dentro.

El hombre que tenia al lado se dio cuenta de lo que estaba mirando y adivino sus pensamientos.

– Sacaste a los ninos de alli- afirmo Rob con voz ligeramente temblorosa. Su enorme mano se poso sobre el hombre de Matt. No se como, pero lo hiciste. Eres un maldito heroe.

– Yo tampoco se como lo hice-. Contesto Matt.

Tomo oxigeno de la mascarilla y se la quito. Luego trato de calmarse. De repente, sintio algo bajo su camisa. ?El juguete de los ninos!. Miro por debajo de la camisa y vio un par de gafas que lo miraban.

– Los ninos…?estan bien de verdad?.

– Si, estan bien. Gracias a ti- Rob se volvio hacia la ambulancia que llegaba en ese momento. Ya lo veis, me esta dando problemas.

– Como siempre- dijeron los enfermeros de la ambulancia.

Era evidente que conocian a Rob y a Matt y que se trababa de una broma

Lo cierto era que cuando habian visto el incendio, se habian asustado. Las heridas provocadas por los incendios eran terribles y que hubiera ninos en la casa les habia hecho esperar lo peor. Al ver que el unico

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