– ?Por que deberia yo disculparme? -pregunto Sadik apretando todavia mas los dientes.

– No me sorprende que no lo sepas -murmuro ella casi para si misma-. Es algo tipicamente masculino - aseguro cruzandose de brazos y mirandolo fijamente-. Me regalaste joyas, Sadik. Despues de hacer el amor conmigo me hiciste regalos muy caros. Para el caso fue como si me hubieras dejado dinero en la mesilla de noche. Tal vez yo no sea una princesa de sangre azul, pero eso no te da derecho a intentar pagarme por mis servicios.

Cleo tuvo la satisfaccion de ver a Sadik completamente desconcertado. Apreto todavia mas la mandibula durante unos instantes antes de abrir la boca para hablar.

– Esos regalos no eran un pago -aseguro tratando claramente de controlar la furia-. Eran la expresion de lo honrado que me sentia por el tesoro que se me habia ofrecido.

Cleo tuvo que repasar mentalmente aquella frase un par de veces antes de que cobrara sentido para ella. ?Al decir tesoro queria decir sexo?

– Por si acaso no te habias dado cuenta te dire que no era virgen. Alli no habia ningun tesoro. Algo que tu por cierto ya sabias porque hablamos de eso antes de…

Sadik la beso. Cleo no se lo esperaba y el actuo tan deprisa que no tuvo tiempo de prepararse. Un segundo antes estaban hablando y de pronto la tomo entre sus brazos y la atrajo hacia si.

Al sentir su cuerpo robusto contra el suyo, Cleo se quedo sin respiracion. Abrio la boca para tomar aire, lo que la dejo indefensa. Esa fue al menos la explicacion que se dio a si misma al rendirse cuando el coloco la boca sobre la suya.

Atrapada en aquel momento de pasion obnubilado, penso algo mareada que habia pasado mucho tiempo. Todos los nervios de su cuerpo se encendieron ante aquella oleada de calor sensual. Le entraron ganas de quitarse la ropa y permitir que el la acariciara por todas partes.

Sadik la beso con mas firmeza y luego le recorrio el labio inferior con la lengua. Ella sintio escalofrios recorriendole los brazos. Sus senos, tan sensibles, se hincharon provocandole cierta incomodidad. Y eso que ni siquiera le habia metido la lengua en la boca. No se veia con fuerzas para resistir.

Como si le hubiera leido la mente, Sadik se introdujo dentro de su boca. Al primer contacto supo que estaba perdida. Recordo de golpe el ritmo familiar de su danza intima. La pasion de antano se unio al deseo del momento, intensificando la sensacion, atrayendola sin remedio hacia el.

Cleo se le colgo de los hombros e, incapaz de detenerse, le acaricio con los dedos el cabello. Podia aspirar el aroma de su cuerpo, sentir su calor, su deseo. El hecho de imaginarselo dentro de ella la hacia sudar de excitacion.

Cuando Sadik le coloco las manos en las caderas, ella sintio que desfallecia. En cuestion de segundos estaria perdida. El la beso con mas pasion todavia al tiempo que subia las manos desde su cintura hasta su caja toracica.

Varios pensamientos fugaces atravesaron la mente de Cleo al mismo tiempo. Por un lado, no podia correr el riesgo emocional de entregarse a el. Por otro lado, si seguia tocandola, tal vez descubriera los cambios que habian tenido lugar en su cuerpo. Y por ultimo, que su desequilibrio hormonal le provocara una crisis de llanto en cuestion de segundos.

Ninguna de las opciones le otorgaba alguna seguridad, asi que se obligo a si misma a apartarse.

Sadik tenia la respiracion tan agitada como la suya. Le gusto ver al fuego de la pasion ardiendo en sus ojos oscuros. Al menos el deseo era reciproco. Ninguno de los dos dijo nada. Cleo tuvo la sensacion de que ambos esperaban que el otro hablara primero.

– No pienso hacer esto -dijo finalmente ella pensando que si no hablaba se quedarian asi toda la noche-. La unica razon por la que estoy aqui es porque mi hermana va a casarse. Si te pica algo, te sugiero que te busques a otra persona para que te rasque.

La pasion desaparecio de los ojos de Sadik dando paso a la furia. No dijo ni una sola palabra. Se limito a darse la vuelta y marcharse. Cleo se apoyo contra la barandilla y trato de disminuir el acelerado latido de su corazon. Instintivamente se llevo la mano al vientre. No era culpa de Sadik que ella siguiera loca por el. Pero a pesar de sus sentimientos no podia dejarse llevar. Lo ultimo que deseaba en el mundo era que el averiguara la verdad.

Capitulo 3

SADIK escuchaba a medias mientras el ministro de economia de El Bahar le ponia al dia sobre su propuesta de crear una fuerza aerea conjunta para los dos paises. En circunstancias normales Sadik estaria calculando mentalmente el precio de dicha operacion y haciendo docenas de preguntas.

Pero aquellas no eran circunstancias normales.

No podia dejar de pensar en Cleo. Le habia hechizado la mente del mismo modo que los fantasmas encantaban los castillos. Se movia, aparecia, desaparecia durante unos instantes y volvia a aparecer cuando menos lo esperaba.

La deseaba. El tiempo que habian permanecido separados no habia servido para mitigar su pasion ni para olvidarla. Estaba mas hermosa todavia de como la recordaba… y mas tentadora. Su cuerpo lujurioso, sus ojos azules, su cabello rubio… No habia una parte de ella que no deseara. Besarla habia sido un error. Le habia dado oportunidad de saborear el paraiso perdido y al que deseaba desesperadamente regresar.

Queria hacer el amor con ella. Queria explorar cada curva, cada rincon. Queria saborearla y acariciarla, volverla loca, obligarla a rendirse para poder volver a tomarla una y otra vez.

– ?Esta usted de acuerdo, Alteza?

Sadik miro fijamente al ministro, que estaba sentado delante de el. No tenia ni la menor idea de que estaban hablando. Sintio una oleada de rabia. ?Como se atrevia Cleo a invadir su mente y mantenerlo alejado de sus obligaciones? Amaba su trabajo con una pasion que no habia sentido nunca por una mujer. No habia motivo para que estuviera distraido. En su momento volveria a tener a Cleo. Mientras tanto se olvidaria de ella.

– Lo lamento, senor ministro -dijo con sequedad-. ?Le importaria repetirme la pregunta?

Cleo se detuvo un instante a la entrada del salon de baile. Tenia el estomago sorprendentemente tranquilo teniendo en cuenta lo nerviosa que ella estaba. Casi doscientas personas bebian cocteles y charlaban. La suma de la ropa y las joyas que llevaban todos seria seguramente suficiente para acabar con la deuda exterior de un pais pequeno. Cleo le echo un vistazo a su vestido nuevo, regalo de Zara. Su hermana habia invitado a los duenos de un par de boutiques para que llevaran sus disenos y le habia pedido a Cleo que escogiera un guardarropa nuevo.

Cuatro meses atras era Zara la que se habia sentido extrana aceptando la ropa que le regalaba su recien encontrado padre. Cleo habia considerado entonces el tiempo que pasaron en Bahania como una aventura. Pero ahora comprendia y compartia el recelo de su hermana. ?Acaso estar esperando un hijo de Sadik era lo que le provocaba la diferencia?

Mientras caminaba hacia la barra Cleo penso que aquel era un pensamiento absurdo. Su vestido de noche azul con bordados se movia al andar. Los zapatos dorados de tacon alto le daban un par de centimetros mas, pero lo que mas le gustaba del conjunto era su aire suelto. Le realzaba las curvas sin marcarselas. Por el momento nadie se habia percatado de su vientre abultado y queria que las cosas continuaran asi.

– Una soda -dijo cuando el camarero alzo la vista.

Tomo el vaso que le ofrecio y se giro para echarle un vistazo al salon. Asi que aquella era la «Beautiful People», penso mientras le daba un sorbo a su bebida. Desde luego estaban fuera de su alcance.

– Me temo que cada vez que te veo estas mas hermosa.

Aquella voz de terciopelo le provoco un escalofrio. No tenia que darse la vuelta para saber a quien pertenecia.

– Creia que los principes no le temian a nada -dijo mirando a la izquierda.

Sadik se habia colocado a su lado. Estaba espectacular con aquel esmoquin negro. Le recordaba a la primera vez que lo vio. En aquella ocasion le basto mirarlo para perder la mayor parte de su sentido comun, por no decir un buen trozo de corazon.

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