hacerlo sin sacrificar los valores que apreciamos. Tu no eres como Ragnar o Haraldo. Eres un tipo de sajon diferente. Tus pies, como los mios, no estan atados al pasado. Tambien tu suenas con un futuro que la mayoria ni siquiera puede imaginar. ?Ire dichosa contigo a Branddun! En Caddawic no nos queda mas que recuerdos. Borrare de mi mente los malos y los dejare atras. Los buenos los llevare siempre en mi corazon. ?Oh, Wulf! Estuvimos a punto de separarnos para siempre una vez, pero los dioses permitieron que nos reunieramos y nos amaramos de nuevo. ?Soy tan dichosa!
– ?Mama! -Aurora se acercaba corriendo por el campo hacia ellos, ondeando al viento su sedoso cabello dorado, rollizas sus piernecitas. -?Mama!
Detras iba Nellwyn con Royse.
Cailin cogio a su hija en brazos y la cubrio de besos.
– Te he echado de menos, carino -le dijo. -?Tu echabas de menos a mama?
– ?Los hombres malos se han ido? -pregunto Aurora con nerviosismo.
– Se han ido para siempre y nunca volveran, te lo prometo -respondio Cailin abrazandola.
– ?Cuando partiremos para Branddun? -pregunto Wulf a su esposa, el corazon lleno de amor por aquella valiente mujer que era su companera.
– ?Hoy mismo! -exclamo Cailin. -Ordena que los hombres recojan nuestras cosas de la casa. Quemaremos todo lo que podamos y destruiremos el resto. Se acabo.
– ?Adonde vamos? -pregunto Nellwyn cuando llego junto a ellos.
Cailin cogio a Royse de los brazos de su sirvienta alabando la valentia de esta. Luego se sento en el suelo y se coloco su hijo al pecho mientras Wulf explicaba a Nellwyn lo que habian decidido. Cuando termino, y mientras Royse chupaba con ansiedad, Cailin dijo a Wulf:
– Nellwyn necesita un esposo. Quiere que sea Alberto. ?Te ocuparas de ello, mi senor?
– Lo hare -respondio el, -?y de buena gana! Tu lealtad salvo la vida de nuestros hijos, Nellwyn. No hay recompensa suficiente. Alberto es un hombre muy afortunado y asi se lo dire.
Wulf dio la orden de vaciar la casa y, cuando empezaban a hacerlo, subio a la buhardilla. Ragnar yacia de espaldas, desnudo y blanco como la nieve. Habia sangre por todas partes. Wulf volvio la cabeza del hombre. Sus ojos estaban abiertos de par en par y habia en ellos una expresion de sorpresa. La herida le habia sorprendido. Ragnar tenia el cuello rajado de oreja a oreja. ?Como lo habia hecho Cailin? Su delicada ovejita no parecia capaz de semejante acto salvaje, pero no podia negar la evidencia. Era sin duda una herida mortal, y no precisamente la clase de muerte que un hombre elegiria. En el mejor de los casos, un hombre moria en la batalla. En el peor, de viejo en su cama. Morir a manos de una fragil mujer era vergonzoso. No habria Valhalla para Ragnar. Probablemente vagaria por las afueras de ese lugar para toda la eternidad. Cailin tenia razon. Les resultaria dificil dormir y hacer el amor en el lugar donde Ragnar habia intentado violarla y donde ella le habia matado.
– ?La casa ya esta vacia? -pregunto a los de abajo.
– Si, mi senor -respondio una voz. -Estamos listos para incendiarla.
– Pasadme una antorcha -pidio Wulf. -Empezaremos por aqui.
Cuando le fue entregada la antorcha, prendio fuego al espacio para dormir donde yacia Ragnar. Luego arrojo la antorcha a un lado y, una vez abajo, ordeno a sus hombres que prendieran fuego al resto del edificio.
Salio de la casa en llamas y encontro a Cailin esperandole, montada ya en su yegua. Aurora iba sentada delante de su madre y Nellwyn en el carro, con Royse en brazos. Wulf miro a su esposa y ambos intercambiaron una mirada de silenciosa comprension. Entonces el miro a sus hijos y sonrio. Aurora y Royse y los hijos que vendrian despues eran un futuro prometedor. Ya no tenia nada que temer. Sucediera lo que sucediese, los anos venideros se verian colmados con su amor y la esperanza de un nuevo mundo.
Wulf monto su caballo y sonrio a su esposa, y Cailin le sonrio a su vez. Con el apoyo del amor de Wulf, penso Cailin, podria hacer frente a cualquier obstaculo y vencerlo.
– Te quiero -le dijo con voz suave, y se emociono cuando el respondio:
– Yo tambien te quiero, ovejita.
Juntos se alejaron del sombrio pasado y emprendieron el camino hacia un radiante porvenir.
Bertrice Small
Nacida en Manhattan, Bertrice Small ha vivido al este de Long Island durante 31 anos, lugar que le encanta. Sagitaria, casada con un piscis, sus grandes pasiones son la familia, sus mascotas, su jardin, su trabajo y la vida en general.
Es autora de 41 novelas, 36 de ellas historicas, 3 de fantasia y 2 de romance contemporaneo, ademas de 4 historias cortas de tematica erotica. Los libros de Bertrice han figurado en lo mas alto de las listas de ventas, siendo la autora una habitual del «New York Times», el «Publishers Weekly», el «USA Today», y el «L.A. Times».
Ha recibido numerosos premios entre los que destaca el Romantic Times por toda su carrera en 2004, un Silver Pen, un Golden Leaf y varios Romantic Times concedidos por los lectores. Bertrice Small es una autora muy involucrada con la comunidad literaria y es miembro, entre otros, de The Authors Guild, Romance Writers of America, PAN, y PASIC, una seccion de RWA dedicada a ayudar a nuevos escritores.