– No -eso fue todo lo que contesto, a pesar de que implicaba que mas habria cancelado nada por estar con Bliss esa seca contestacion aguijoneo a la chica, quien le hizo otro comentario, incongruente con la falta de interes que estaba segura sentia.

– ?Ah! -exclamo como si de pronto entendiera la razon por la cual el estaba libre esa noche-. ?Esta casado!

– Le aseguro, senorita, que no lo estoy -declaro con voz petrea. Hubo algo en su tono de voz que le advirtio a la joven que ese terreno era muy peligroso.

Y fue una rareza que Bliss insistiera en el asunto, pues solia ser muy respetuosa y considerada con los sentimientos de las demas personas.

– Pero estoy segura de que estuvo a punto de comprometerse y hace muy poco tiempo.

Dios mio, penso Bliss cuando Quin Quintero la miro como si quisiera asesinarla. Y la dejo azorada cuando se digno contestarle.

– Por un momento, uno de nosotros creyo que asi seria -su tono cortante la desafiaba a seguir haciendo comentarios acerca de ese tema.

– Lo cual significa -a Bliss ya no le importaba que alguien le ordenara cerrar la boca-, que la dama en cuestion se dio cuenta a tiempo de que usted y su encanto no eran en realidad lo que deseaba.

En cuanto pronuncio las palabras, Bliss quiso tragarselas. Claro que el era el culpable de ello, debido a su actitud seca y fria, pero ella nunca fue tan desconsiderada con una persona. Estaba a punto de disculparse, mas se alegro de no hacerlo cuando ese hombre replico:

– El hecho de que Paloma Oreja, la dama en cuestion, como usted la llama, y yo no nos hayamos comprometido ademas de que ya no tengo intenciones de verla de nuevo, no es un asunto de su incumbencia, senorita.

– Como ya lo note antes, senor -prosiguio Bliss molesta por el tono de voz de el y por el hecho de tener que estar en un lugar publico-, es usted un hombre muy encantador -lo miro con enfado. En ese momento llego su postre y le dedico toda su atencion.

Su budin estaba bastante bueno y no le tomo mucho tiempo comerlo. Estaba ya por la mitad cuando se dio cuenta de que Quin Quintero debia de estar muy dolido, por haber sido rechazado recientemente por una mujer, asi que Bliss sintio la necesidad de pedirle perdon por su falta de sensibilidad hacia el.

Y se volvio a alegrar cuando no tuvo oportunidad de hacerlo, Pues el escogio precisamente ese momento para romper el silencio, despues de no hablarse desde hacia varios minutos.

– ?Y usted? -pregunto con frialdad mientras la observaba con detenimiento.

– ?Yo? -no entendio a que se refirio.

– No tiene anillos en las manos -comento el a modo de aclaracion-. Claro que eso no significa nada en esta epoca.

– Ah -algo en su voz la hizo enfadarse de inmediato-. No esto casada.

– Supongo que existe un caballero en cuestion.

Bliss penso que era justo que el a su vez le hiciera preguntas demasiado personales, y le parecio favorable para su orgullo fingir que tenia un novio, pues ya habia declarado que esa noche no tenia ninguna cita con un hombre. Se dio cuenta de que Ned podia serle muy util.

– El hombre en cuestion se llama Ned Jones… y ese asunto solo es de mi incumbencia -replico mientras tomaba su taza de cafe.

Casi lo habia terminado de tomar cuando un par de jovenes muy elegantes entro en el restaurante. Bliss sabia que hospedaban en el hotel y en los ultimos dias habia adquirido la costumbre de saludarlos, al igual que a otras personas. Ahora no vio motivo para ser grosera solo por estar cenando con un hombre.

Ambos le sonrieron y ella les devolvio la sonrisa.

– Seria una buena idea que contuviera sus impulsos de seducir a todos los hombres con los que se encuentra mientras esta en Peru -gruno Quin Quintero de inmediato-. Puede ser que usted no…

– Si ya no tiene nada mas que decir, senor, le deseo que pase una buena noche -lo interrumpio y se puso de pie. Ya estaba harta de ese hombre, ademas de que, en primer lugar, ella no habia querido cenar con el.

El tambien se levanto y de nuevo la contemplo con desprecio, mientras declaraba:

– Adios, senorita.

Bliss se alejo muy derecha, segura de que nunca en su vida ningun hombre le resulto tan desagradable. ?Como se atrevia a advertirle que no coqueteara con los hombres a quienes se encontraba? ?Que arrogante!

Lo unico que la consolo mientras entraba en su cuarto, fue que no lo dejo albergar la menor ilusion de que estaba interesada en coquetear con el. Claro que habria sido una perdida de tiempo siquiera intentar lo. Era obvio que el seguia enamorado de esa mujer llamada Paloma Oreja.

Claro que a ella no le importaba ni un comino quien era su amada, penso Bliss mientras se desvestia y preparaba para acostarse.

Diez minutos despues se metio a la cama. Apago la luz y se acomodo. No le importaba nada. Cumplio con su deber al evitar que su protectora hermana se angustiara por ella, y ahora podia olvidar todo lo relacionado con Quin Quintero y seguir disfrutando de todo lo que Lima tenia que ofrecerle. El se podia ir al demonio. Con suerte: tal vez no volveria a verlo nunca mas.

Capitulo 3

Bliss durmio bien esa noche y al despertar sintio que su energia estaba renovada. Se bano, se vistio y planeo el itinerario para ese dia. Primero el Museo del Oro, luego, el Museo Arqueologico y el Museo Nacional de Historia, que al parecer estaba junto al hotel. Bajo a desayunar temprano, pues era muy madrugadora, y se pregunto si de veras iria a Arequipa como le anuncio a Erith. Queria visitar ese lugar antes de volver a Inglaterra, pero habia mucho mas que deseaba ver y ya habia usado casi toda la primera semana de sus vacaciones.

Se sintio relajada pensando que ya no volveria a salir con personas desagradables como Quin Quintero.

Ir a Cuzco era una obligacion por ser la capital del imperio Inca. “Debo ir primero a Cuzco?”, se pregunto. Tal vez iria a Cuzco, de alli a la bien conservada ciudad Inca en Machu Picchu, regresaria a Cuzco y de alli volaria a Arequipa.

Al considerar sus felices opciones, se puso de muy buen humor y entro en el restaurante. Sin embargo, su sonrisa desaparecio con rapidez. En el comedor, casi solo, y observandola con fijeza, se hallaba Quin Quintero.

?Maldito hombre!, se enfurecio, pero continuo su camino como si al verlo comiendo no la hubiera molestado en absoluto.

– Buenos dias -lo saludo con cortesia al detenerse en una mesa bastante alejada de la de el.

– Buenos dias senorita -contesto con una ligera inclinacion de la cabeza y Bliss lo odio aun mas cuando le parecio ver, antes de sentarse, que una expresion de alivio cruzaba por su rostro al ver que ella no se sentaria a la misma mesa que el.

Arrogante, penso Bliss. Una comida en compania de ese tipo era mas que suficiente.

Se dio cuenta de que hacia unos minutos habia estado de muy buen humor y que ahora estaba algo deprimida. Bebio un sorbo del cafe que un atento camarero ya le habia servido, y trato de recuperar su estado de animo anterior.

No dejaria que Quin Quintero la irritara. El no era nada de ella, ?por que habria de perturbarla entonces? Estaba mas que feliz de que el prefiriera desayunar a solas.

Su enojo disminuyo un poco al recordar como, la noche anterior, el revelo que una mujer llamada Paloma Oreja lo rechazo. Tal vez queria que su Paloma compartiera su mesa, penso Bliss, y luego dejo de buscar pretextos para ese hombre.

Era un bruto. El no habia sentido alivio cuando Bliss se sento en otra mesa por estar pensando en su amor perdido, sino porque ya consideraba que su deber para con ella estaba cumplido al haberla llevado a cenar la vispera, como se lo prometio a Dom.

Bliss desecho a Quin Quintero de sus pensamientos. Sin embargo, descubrio que no tenia apetito.

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