– Una inflacion controlada, para evitar la convertibilidad de divisas. En un principio, se establecio para contener la bancarrota de Venus, en manos de la milicia comercial transplanetaria. Sus gastos eran tan elevados, que amenazaban la misma naturaleza gaseosa de la moneda de curso legal.

– ?Moneda gaseosa?

– Es un modo de contar. En realidad, la moneda se ha convertido en una simple capacidad de credito, de acuerdo con los analisis geneticos personales de sus propietarios.

– ?Basta!…

De pronto, se habia dado cuenta del retraso que llevaba su cerebro y le aterro. No sabia nada. Los principios que habian regido sus negocios cincuenta y cinco anos antes estaban totalmente pasados. Tenia que empezar desde cero y, si era posible, recuperar lo que ahora, a traves de aquella palabreria incomprensible, se le aparecia como remotamente perdido en las inmensidades siderales. ?Su dinero en los cielos!

– Tengo que hacer un curso de economia. ?Cree usted que podre matricularme?

– No sera necesario, senor… Podemos pedir los cursos a la Hipnofon y la misma sociedad le dara el diploma que necesite. ?Que desea?

– ?Como que que deseo? Poder controlar mis negocios, naturalmente.

– ?Hmmm!…

– ?Que es eso? ?Imposible?

– No, senor. Hoy, segun dicen los jovenes, no hay nada imposible. Solo es mas o menos dificil. Y le aseguro que su deseo sera muy dificil de cumplir. Para lo que usted desea, hoy se emplean solo maquinas controladas por el Gobierno.

– ?No quiero controles! Quiero saberlo todo por mi mismo.

– Lo intentaremos, senor.

La Hipnofon remitio los cursos completos de economia, puestos al dia por sus computadoras. Segun las instrucciones, harian falta unos treinta anos de sueno hipnotico para asimilar todas las ensenanzas, que se habian ramificado y complicado hasta limites increibles.

Yannakopoulos penso largo rato. Treinta anos mas era mucho tiempo. Cuando terminase tendria ciento sesenta y tres anos.

– ?Pero merece la pena!…

***

18 de julio de 2048.

– Un especimen de la misma edad seria imposible de encontrar. Este fue el primer hombre que se sometio voluntario a la hibernacion, en mil novecientos sesenta y cinco, cuando contaba setenta y ocho anos de edad. Hoy, con su aspecto de hombre sesenton, cuenta ciento sesenta y un anos y es, a no dudarlo, el hombre mas viejo del sistema solar. Observen el funcionamiento natural de sus visceras.

Los estudiantes se aproximaron a la corriente anular de antiprotones que convertia en trasparente la epidermis del durmiente. El corazon marchaba a ritmo lentisimo, una pulsacion cada seis o siete minutos. El estomago y todo el sistema digestivo se habia aletargado y la sangre circulaba como barro espese por sus venas.

– Observen ustedes como esa misma lentitud ha provocado la destruccion de los sintomas de esclerosis que habrian aparecido hace mucho tiempo en un hombre de su edad. Sus funciones, cuando vuelva a la vida, seran completamente normales y, les dire mas, ?mas normales que las de un hombre de la edad que el tenia cuando se sometio por primera vez al proceso de hibernacion! Fijense ustedes ahora como vuelve lentamente a normalizar sus funciones vitales…

El profesor movio lentamente el dial que tenia a su derecha y salto una unica chispa que atraveso limpiamente el cuerpo inmovil de Yannakopoulos.

Paso un minuto escaso, mientras la sangre se aceleraba en las arterias y el corazon tomaba su ritmo. Un termometro fue registrando la elevacion progresiva de la temperatura, desde los 30° C a los 36'5° C. Al llegar a ese punto se detuvo.

Yannakopoulos abrio los ojos, miro a su alrededor comprobo dos cosas importantes: la primera, que se hallaba tendido en el aire. La segunda, que le rodeaban sesenta muchachos con cara de curiosidad.

– ?Un momento! ?Que es esto?

El profesor continuaba:

– Observen ustedes ahora, por la utilidad que pueda serles en su clase de Historiografia comparada, las reacciones psiquicas del especimen.

– ?Que esta usted diciendo? -rugio el vejeta-. ?Eso de especimen va conmigo?

– Ignorara su funcion de ente integrante de la sociedad y se aferrara a su individualismo -continuo el profesor, impasible, mientras los chicos y chicas le miraban.

– ?Oiga, que estoy desnudo!

– Observen ustedes sus reacciones individualistas. El sentirse desnudo provoca en el una cadena de prejuicios que eran llamados morales; sentira verguenza y tratara de cubrirse.

Los alumnos lanzaron a coro una carcajada. Yannakopoulos se sento en el aire.

– ?Un momento! -grito, dominando las risas y sin cuidarse de su desnudez blanca como la leche-. Soy Stephanos Yannakopoulos ?y no tolero ser tratado como un objeto!

– ?Que dice, profesor?

– Nada de importancia. Recuerda el nombre especifico y personal que se acostumbraba a llevar en su epoca. Probablemente recordara tambien su idioma y hablara con palabras.

La risa se hizo mas fuerte. Yannakopoulos se levanto, dio un salto en el vacio y se quedo de pies entre los estudiantes. Le envolvian las carcajadas y su rostro comenzo a congestionarse con la ira. Inconscientemente, le salieron las palabras que el sueno hipnotico le habia ensenado en su reciente y larga hibernacion:

– ?Basta!… ?Basta, o hare que les sean incrementados a todos los niveles economicos potenciales!… ?Les arruinare!… ?Soy Stephanos Yannakopoulos!…Todas las factorias de helio me pertenecen… ?Y es mia Jupiterville!… ?Mia, me entienden!…

Sus gritos, repentinamente, apagaron las carcajadas y la curiosidad se apodero de todos. El viejo, mas calmado, se enfrento con el profesor:

– ?Puede usted darme una explicacion a esta actitud?

– Con mucho gusto… Esta usted sirviendo a la ciencia.

– ?Yo? ?Y con que permiso, si puede saberse?

– Con la obligacion que tiene cada ciudadano de colaborar en el bienestar de todos los demas.

– ?Como dice usted, obligacion? ?Es este un pais libre o no?

El profesor tuvo una leve sonrisa e inicio una inclinacion burlona ante el.

– Este es un planeta libre, senor… Si lo desea, puede negar su colaboracion, naturalmente… Pero no podra pedir a su vez colaboracion a los demas.

– ?Mis ropas!

Alguien puso en sus manos algo que debian de ser ropas. Parecia una tunica de tejido sintetico, muy liviana. Yannakopoulos metio la cabeza por el agujero que parecia servir para el cuello y, al asomarla de nuevo, se vio solo, despeinado y con las piernas tambaleantes por la larga postracion. Penso que tenia que encontrar el camino de su casa, pero habia algo familiar en el ambiente, cuando traspuso la sala donde habian estado los estudiantes, que le hizo darse cuenta inmediatamente de que estaba efectivamente en su domicilio. Las paredes estaban viejas, las pantallas de video cubiertas de polvo, el suelo lleno de papeles, bolsas de plastico y desperdicios de comida sintetica. ?Habian tomado su casa, su propia casa, por asalto! Se habian aprovechado de su sueno para abusar de el y de sus propiedades. Llamo fuertemente:

– ?Eh!… ?Gavin! -Gavin habia sido su secretario, pero ahora, al contrario de lo que habia ocurido las otras veces, no respondia a su llamada. Solo los ecos de su propia voz, expandiendose por las paredes sucias y las puertas que se abrian a su paso gracias a las celulas fotoelectricas instaladas tantos anos atras.

De pronto, al abrirse una puerta ante el, escucho voces y pasos:

– Esta era la sala de reposo… Su propietario se sentaba en estos extranos modelos de sillones, desconocedor de las ventajas de la antigravitacion, y contemplaba ?durante horas enteras! los espectaculos audiovisuales

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