portazo. Doblo la esquina de la casa y se coloco lo mas cerca posible del muro trasero, que daba al bosque y estaba algo mas resguardado. Se abrio la bragueta y dejo que el chorrillo mojara la pared.

Volvio a la cocina, se comio un par de platanos y mezclo un complejo vitaminico, que se tomo de pie delante del fregadero. Desde que urdio el plan dos meses antes, tuvo la certeza, el convencimiento, de que no habia ninguna otra salida. Estaba dominado por el odio, y adopto una actitud mordaz y sus pensamientos se aguzaron. Habia realizado todos los preparativos con decision y constancia, comprobando minuciosamente cada paso. Lo preparo todo en secreto. El hecho de que nadie supiera nada de lo que estaba planeando, lo excitaba aun mas. Tenia el control, una ventaja que le ayudaria a conseguir sus propositos. Habia analizado a fondo los detalles una y otra vez, hasta que no quedo un solo error, ni una trampa. Habia llegado ineluctablemente la hora de actuar. Se trataba de un plan meticuloso y bien calculado, aunque su ejecucion no estaba exenta de dificultades.

Se inclino hacia delante y miro por la ventana. El unico contratiempo era el maldito viento. La tormenta se lo ponia mas dificil, y en el peor de los casos, incluso podia dar al traste con sus planes. Con todo, tambien suponia ciertas ventajas. Cuanto peor fuera el tiempo, menos gente habria en la calle y menor seria el riesgo de que lo descubrieran.

Le picaba la garganta. ?Se habria resfriado? Se llevo una mano a la frente y ?por todos los diablos! Tenia fiebre, sin la menor duda. ?Maldita sea! Busco una caja de Alvedon y se tomo un par de pastillas con agua de una garrafa que habia sobre el fogon. El resfriado llegaba en el momento mas inoportuno, justo cuando iba a necesitar toda la fuerza de sus musculos.

Ya tenia preparada la mochila con las herramientas. Comprobo por ultima vez que todo estaba alli. Cerro la cremallera y se coloco ante el espejo. Con mano experta, se pinto la cara, se coloco las lentillas y se fijo la peluca. Tambien eso lo habia practicado muchas veces, a fin de que el disfraz le quedara perfecto. Cuando estuvo listo, contemplo un momento su transformacion.

La cara que veria la proxima vez que se mirara al espejo seria la de un asesino. Se preguntaba si se le notaria.

Capitulo 3

Mattis Kalvalis estaba nervioso, y durante la ultima hora habia salido fuera a fumar cada diez minutos.

– Whiat if nobody comes? -preguntaba cada dos por tres con su cerrado acento baltico.

Tenia la cara mas palida que de costumbre, y su cuerpo larguirucho se movia inquieto entre los cuadros. Egon Wallin le habia ensenado varias veces el anuncio publicado en el periodico, mientras le daba unas palmaditas en el hombro.

– Everything will be just fine, trust me.

El agente que lo acompanaba desde Lituania no fue de mucha ayuda. Se paso la mayor parte del tiempo fuera de la galeria, fumando y hablando por el movil, indiferente, al parecer, a las cortantes rachas de viento.

La inauguracion parecia que iba a ser un exito de publico. Cuando Egon abrio la puerta de la galeria, la cola de gente que esperaba fuera soportando el frio era larga.

Habia muchas caras conocidas que le sonreian amablemente, con los ojos brillantes de expectacion. Entre el publico que entraba, el trataba de localizar a una persona en concreto. Ya la encontraria. Seria una dura prueba hacer como si no ocurriese nada.

Advirtio satisfecho la presencia del reportero de la seccion de cultura de la emisora de radio local, y poco despues comprobo que otro reportero de la prensa local ya estaba entrevistando al artista. Era evidente que la campana en los medios de comunicacion, mediante comunicados de prensa y llamadas oportunas, habia surtido efecto.

La galeria se lleno pronto de visitantes. De hecho, el local, con sus trescientos metros cuadrados repartidos en dos pisos, era demasiado grande para una isla como Gotland. El edificio habia pertenecido a la familia durante varias generaciones, y Egon Wallin trato de conservar en lo posible su aspecto original. Le gustaba que el arte dispusiera de un espacio amplio, donde se pudiese apreciar en todo su esplendor. Aquella galeria hacia justicia a las pinturas, su expresionismo colorista y ultramoderno contrastaba con las rugosas paredes. Los visitantes iban de un cuadro a otro mientras paladeaban con afectacion el vino espumoso. Se oia musica suave en las salas; el artista habia insistido en que los cuadros debian exponerse al publico con la musica de fondo de un grupo de rock lituano que sonaba como una mezcla de Frank Zappa y Kraftwerk, el grupo aleman de musica electronica.

No sin esfuerzo, Egon habia conseguido convencerlo de que era mejor bajar un poco el volumen.

Mattis Kalvalis parecia ya bastante mas relajado. Se paseaba entre la gente, hablaba en voz alta, se reia y gesticulaba tanto con las manos que derramaba el vino de la copa. Sus movimientos eran crispados e histericos, y de vez en cuando le daba un acceso de risa que lo hacia casi doblarse.

Por un momento, Egon temio que el pintor se hubiera drogado, pero desecho inmediatamente la idea. Seguro que se trataba de los nervios contenidos hasta entonces.

– Muy bonito, Egon. Bien hecho, de verdad -oyo que decia alguien a su espalda.

Habria reconocido aquella voz ronca y aduladora desde lejos.

Se volvio y se encontro frente a frente con Sixten Dahl, uno de los galeristas mas conocidos de Estocolmo.Vestia abrigo negro de cuero y pantalones y botas del mismo material, lucia unas gafas oscuras con la montura de color naranja y llevaba la barba muy corta y bien arreglada. Parecia una mala imitacion de George Michael, la estrella del pop. Sixten Dahl era el propietario de una maravillosa galeria de arte en la esquina de las calles Karlavagen y Sturegatan, en el barrio de Ostermalm, la zona mas lujosa de Estocolmo.

– Me alegro de que te guste. Es un placer verte por aqui -respondio con afectado entusiasmo.

Se habia ocupado personalmente de que su competidor en Estocolmo recibiera una invitacion, solo para provocarlo. El propio Sixten Dahl trato de echarle el guante a Mattis Kalvalis, pero Egon le gano la partida.

Ambos habian participado en Vilna en un encuentro de galeristas de los paises balticos, y entonces fue cuando se fijaron en la original obra pictorica de aquel joven artista. En una de las comidas, Egon Wallin se encontro sentado al lado de Mattis Kalvalis. Congeniaron inmediatamente y, para sorpresa de todos, Kalvalis prefirio exponer en la galeria de Egon Wallin, en lugar de hacerlo en Estocolmo, en la de Sixten Dahl.

En el mundillo del arte, aquello causo cierta extraneza. Si bien Egon Wallin era un galerista de prestigio, parecia insolito que el artista lo hubiera elegido a el. Sixten Dahl tenia tan buena reputacion como la de Egon, y Estocolmo era mucho mas populosa.

El hecho de que el mayor competidor de Egon apareciera en Visby en la inauguracion de la exposicion, no tenia nada de raro en realidad. Sixten tenia fama de no darse por vencido asi como asi. Tal vez es tan ingenuo que cree que todavia puede convencer a Kalvalis para que lo elija a el, se dijo Egon. Pues ya podia dejar de pensarlo. Lo que no sabia Sixten Dahl era que Kalvalis habia pedido a Egon que fuera su representante en Suecia.

El contrato estaba listo y solo faltaba la firma.

La exposicion fue un exito. Parecia que las ganas de comprar se extendian como una plaga. A Egon no dejaba nunca de sorprenderle el comportamiento gregario de la gente. Bastaba con que una determinada persona comprara mucho y pronto, para que inmediatamente otras muchas estuvieran dispuestas a echar mano a la cartera. A veces parecia como si la valoracion del arte dependiera mas del azar que de la calidad artistica.

Un coleccionista de la isla quedo fascinado y adquirio casi en el acto tres de las obras expuestas. Eso basto para animar a los demas visitantes, e incluso hubo pujas por un par de cuadros. El precio aumento considerablemente. Egon se frotaba las manos para sus adentros. El pintor tendria ahora al resto del pais a sus pies.

Lo unico que le aguaba la fiesta era que la persona a quien esperaba tardaba en llegar.

Capitulo 4

Erik Mattson, anticuario y experto tasador de obras de arte, habia recibido el encargo de realizar una tasacion

Вы читаете El Arte Del Asesino
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×