La guitarra se detuvo y con voz seca, punteando las palabras, Mark anadio:

—Es casi tanto como lo que consigues de una vieja pelicula de Bogart. ?Pura, dulce, cultura! Leonard Bernstein dirige la orquesta sinfonica de Londres y los Rolling Stones en una deslumbrante exhibicion de ?cultura! Pura, dulce, cultura. Amigos, esta noche tenemos un debate entre los Trabajadores Agricolas Unidos y veintidos amas de casa enloquecidas por el hambre armadas con cuchillos de carnicero. Es cultura. P-u-r-a, d-u-l-c-e, c-u- l-t-u-r-a.

«Dios mio, penso Harvey, me gustaria grabar eso y reproducirlo durante una de las malditas reuniones del consejo ejecutivo en la emisora.» Harvey se recosto, disfrutando de aquel instante. Dentro de poco tendria que regresar a casa para cenar, volveria a Loretta, Andy y Kipling, y al hogar que amaba pero cuyo precio era tan condenadamente elevado.

El viento Santa Ana, calido y seco, soplaba todavia de uno a otro lado de la depresion de Los Angeles. Harvey conducia con las ventanillas abiertas, la chaqueta amontonada en el asiento contiguo y la corbata encima del monton. Los faros revelaban a veces las laderas verdes de las colinas entre arboles desnudos y palmeras. Sumido en la total oscuridad veraniega del febrero californiano, Harvey estaba abstraido mientras conducia. Tarareaba la cancion de Mark. «Un dia, penso, un dia me las ingeniare para introducir una cinta en el sistema de hilo musical, de modo que el setenta y cinco por ciento de los empleados y directivos de Los Angeles y Beverly Hills tendran que escucharla.» Solo se concentraba a medias en la carretera, entregado a pensamientos aislados que se desvanecian cuando algun coche delante de el reducia la velocidad y surgia como una ola el brillo de las luces de frenado.

Al llegar a lo alto de la colina giro a la derecha en direccion a Mulholland, despues realizo otro giro a la derecha, hacia Benedict Canyon, y descendio ligeramente para dirigirse en linea recta a Fox. Fox Lane formaba parte del conjunto de calles curvas y cortas entre casas construidas quince anos atras. Una de ellas pertenecia a Harvey, y era una cortesia de la Caja de Ahorros y Prestamos de Pasadena. Mas abajo, siguiendo Benedict Canyon, se encontraba el desvio que conducia a Cielo Drive, donde Charlie Manson habia demostrado al mundo que la civilizacion no es ni eterna ni segura. Despues de aquella horrible manana de domingo en 1969, se habian agotado las existencias de armas y perros guardianes en Beverly Hills. Los pedidos de pistolas tardaban semanas en servirse. Y desde entonces, a pesar de la pistola, la escopeta y el perro de Harvey, Loretta queria mudarse, deseosa de seguridad.

El hogar de Harvey era una gran casa blanca con tejado verde, precedida de una franja de cesped bien cuidado, un arbol corpulento y un pequeno porche. Su valor de reventa era considerable, pues aunque se trataba de la casa menos cara, Harvey sabia bien que este ultimo extremo es relativo.

Su casa tenia un camino de acceso convencional, no una gran senda circular como la casa de enfrente. Harvey doblo la esquina con rapidez, aminoro la marcha en el camino de acceso y abrio la puerta del garaje desde el interior del coche mediante un aparato electronico. La puerta se abrio un instante antes de que llegara a ella, con una sincronizacion perfecta, y Harvey se anoto mentalmente un tanto. La puerta del garaje se cerro tras el, y permanecio un momento sentado en medio de la oscuridad. A Harvey no le gustaba conducir en horas punta, y lo hacia dos veces al dia casi todos los dias de su vida. Penso que era un buen momento para darse una ducha. Bajo del vehiculo, salio del garaje y desando el camino hacia la puerta de la cocina.

—Eh, Harv —grito alguien con voz de baritono.

—?Si? —respondio Harvey. Era Gordie Vanee, el vecino de la izquierda, y se acercaba cruzando su cesped y arrastrando su rastrillo. Se apoyo en la valla y Harvey le imito, pensando mientras lo hacia en las caricaturas de amas de casa que cuchichean de esa manera. Pero a Loretta no le gustaba Marie Vanee, y de todos modos nunca se le ocurriria apoyarse en una valla—. ?Que hay, Gordie? ?Como van las cosas en el banco?

La sonrisa de Gordie fluctuo.

—Van tirando. En cualquier caso, no creo que tengas ganas de una charla sobre la inflacion. Oye, ?tienes libre el fin de semana? Pense que podriamos llevar a los chicos de excursion a la nieve.

—Chico, eso es estupendo. —Nieve limpia, penso Harvey. Era dificil de creer que a menos de una hora de distancia, en las montanas cercanas a Los Angeles, habia nieve espesa y un viento silvestre que soplaba entre la vegetacion siempre verde, mientras ellos estaban alli, en mangas de camisa y en la oscuridad—. Pero no creo que pueda, Gordie. Voy a tener trabajo. —«O asi lo espero, por Cristo», dijo para sus adentros—. Sera mejor que no cuentes conmigo.

—?Y que me dices de Andy? Pense que podria venir como jefe de patrulla.

—Es un poco joven para eso...

—No creas, tiene experiencia. Algunos chicos vienen de excursion por primera vez. Andy nos seria util.

—Claro, esta arriba, haciendo los deberes. ?Adonde ireis?

—A la cumbre Cloudburst.

Harvey se echo a reir. El observatorio de Tim Hamner no estaba lejos de alli, aunque Harvey nunca lo habia visto. Durante sus excursiones habia pasado cerca, por lo menos una docena de veces.

Los dos vecinos comentaron los detalles. Con el viento Santa Ana la nieve se fundiria excepto en las cumbres mas altas, pero sin duda habria nieve en las laderas septentrionales. Una docena de muchachos exploradores y Gordie. Parecia divertido, y lo era. Harvey meneo la cabeza con pesar.

—?Sabes, Gordie? Cuando yo era chico la excursion a Cloudburst necesitaba una buena semana, porque no habia carreteras. Ahora podemos ir en una hora. Es el progreso.

—Si, pero tambien tiene sus ventajas. Gracias al progreso podemos ir alli y no perder el trabajo.

—Claro. Cuanto me gustaria ir. —Cuando llegaran arriba, tras una hora de viaje, buscaran un lugar adecuado, sacaran las cosas de las mochilas y levantaran el campamento, buscaran lena humeda y lograran hacerla arder, y encendieran sus hornillos portatiles, los alimentos congelados les sabrian como siempre deliciosos. Y el cafe a media noche, bajo un refugio a resguardo del viento y escuchando el sonido de este por encima... Pero todo aquello no valia un cometa—. Siento mucho tener que quedarme.

—No te preocupes. Hablare con Andy. ?Querras encargarte de preparar su equipo?

—Desde luego.

Lo que Gordie queria decir era: «No dejes que Loretta prepare la mochila de tu hijo. Ya es bastante duro ir de excursion a esas alturas sin todos los cachivaches que le hace llevar. Botellas de agua caliente, mantas adicionales, una vez incluso llevaba un despertador.»

Harvey tuvo que volver al coche para recoger la chaqueta y la corbata. Cuando salio del garaje tomo otra direccion, pasando por el jardin trasero. Habia pensado preguntarle a Gordie: «?Que te pareceria llamar a tu banco «Banco de Gordo y Tertulia de Senoras»?» Pero por la expresion del rostro de Gordie cuando le menciono el banco, prefirio dejarlo correr. Sin duda su vecino tenia algun problema personal relacionado con su trabajo.

Andy estaba en el jardin trasero, al otro lado de la piscina, jugando a baloncesto en solitario. Randall permanecio inmovil, observandole. En un tiempo minimo, en lo que debia haber sido un ano pero parecia una semana, Andy habia pasado de ser un chiquillo a... a una especie de figura lenosa, todo brazos, piernas y manos, largos huesos en equilibrio tras una pelota de baloncesto. Lanzo el balon con exquisito cuidado, brinco para cogerlo de rebote, hizo una finta y volvio a lanzar para marcar un tanto perfecto. Andy no sonrio, y se limito a hacer un gesto de asentimiento con una grave satisfaccion.

Harvey penso que el chico no era malo.

Sus pantalones eran nuevos, pero no le llegaban a los tobillos. El proximo septiembre cumpliria quince anos y ya podria ir a la escuela superior. Habia pensado matricularle en la Escuela Juvenil de Harvard, que era la mejor de Los Angeles, pero aquel centro pedia una fortuna solo por reservarle una plaza, y el especialista en ortodoncia queria unos miles de dolares en el acto y algunos mas posteriormente. Andy estaba metido en un club de electronica y no pasaria mucho tiempo antes de que quisiera tener un microordenador propio, cosa de la que nadie podria culparle, y... Randall entro sigilosamente en la casa, satisfecho de que Andy no se hubiera percatado de su presencia.

Un adolescente solia ser un bien. Podia trabajar en los campos, dirigir una yunta o hasta conducir un tractor. La presion podia ser compartida, traspasada a unos hombros mas jovenes. Y un hombre podia descansar.

En la papelera de la cocina habia papel de envolver. Loretta habia estado de compras otra vez. La Navidad se habia convertido en una serie de cuentas por pagar, y aquellas facturas acabarian posandose en la mesa de Harvey, el cual ya habia oido el informe radiado sobre las cotizaciones de bolsa. El mercado estaba bajo.

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