habria tenido el valor de hacerlo o no era mas que una comedia? Ahora nunca lo sabria). Otra cosa muy distinta era contemplar a la pobre y afable Galadriel desplomarse arrojando sangre por el cuello cercenado, y luego, sin pararse a mirar si alguien la observaba, recoger su honda y la botella de gas nervioso y hacer girar aquella cosa mortifera por encima de su cabeza, recordando en el ultimo segundo que debia volar en direccion tangente y no en la direccion que senalaba la honda cuando la soltara, arrojandola contra la horda de canibales que seguia avanzando hacia ellos. De repente, Maureen Jellison encontro muchas razones por las que vivir. Los cielos grises, los vientos frios, las rafagas de nieve, la perspectiva de un invierno de hambre... Todo aquello se habia desvanecido. Maureen se percato de algo muy simple: si uno puede sentir terror, es que quiere vivir. Era extrano que nunca lo hubiera comprendido antes.

Se vistio rapidamente y salio al exterior. El brillante sol habia desaparecido. Maureen no podia ver el astro, pero el cielo brillaba, y las nubes parecian mucho mas delgadas que de costumbre. ?Habria sido al final un sueno la luz del sol? No importaba. El aire era calido y no llovia. El arroyuelo que pasaba cerca de la casa estaba muy crecido, y el agua gorgoteaba alegremente. Era agua fria, apropiada para las truchas. Los pajaros se lanzaban contra el arroyo, piando intensamente. Maureen bajo por el camino que llevaba hasta la carretera.

No habia trafico. Antes lo habia habido, cuando se llevaron a los heridos de la fortaleza al antiguo centro de convalecencia que servia como hospital del valle, y mas tarde el trafico se reanudaria, cuando los heridos menos graves fueran transportados en carros tirados por caballos, pero de momento la carretera estaba libre. Maureen camino por ella a buen paso, atenta a cada imagen y sonido: los golpes de un hacha en la colina, la rafaga rojiza producida por un mirlo alirrojo que se oculto entre unos arbustos, los gritos de los ninos que cuidaban de los cerdos de la fortaleza que pastaban en los bosques.

Los ninos se habian adaptado rapidamente a la nueva situacion. Un adulto de edad avanzada hacia de maestro. Los ninos eran una docena o mas, y cuidaban de la piara de cerdos con dos perros pastores: escuela y trabajo a la vez. Un tipo de escuela distinto, con lecciones diferentes. Lectura y aritmetica, desde luego, pero tambien otros conocimientos: conducir a los cerdos hasta las deposiciones de los perros (estos, a su vez, comian parte de los desperdicios humanos), y llevar siempre un cubo para recoger el estiercol de los cerdos, que debian entregar por la noche. Otras lecciones versaban sobre la manera de atrapar ratas y ardillas. Las ratas eran importantes en la nueva ecologia. Habia que mantenerlas alejadas de los graneros de la fortaleza, trabajo que corria principalmente a cargo de los gatos, pero las ratas eran utiles, porque encontraban su propio alimento, eran comestibles, con sus pieles se confeccionaban ropas y zapatos, y con sus huesos pequenos se hacian agujas. Habia premios para los ninos que capturasen mas ratas.

Cerca del pueblo estaban los depositos de aguas fecales, donde los excrementos animales y humanos se echaban en unas calderas con virutas de madera y serrin. El calor de la fermentacion lo esterilizaba todo, y los gases calientes se enviaban por tuberias que pasaban por debajo del ayuntamiento y el hospital para formar parte del sistema de calefaccion, y luego se condensaban. El metanol resultante, alcohol de madera, servia como combustible para los camiones que recogian los desperdicios, y aun sobraba algo para otros trabajos. El sistema no estaba completo, pues necesitaban mas tuberias y condensadores, y el trabajo absorbia a demasiados obreros cualificados, pero Hardy podia sentirse merecidamente orgulloso de sus primeras realizaciones. Para la primavera tendrian una gran cantidad de fertilizante altamente nitrogenado procedente de los residuos de las calderas, con una absoluta esterilizacion y listo para los cultivos que plantarian, y habria suficiente metanol con que alimentar los tractores para el pesado trabajo inicial de arar la tierra.

Maureen penso que lo habian hecho bien. Pero era mucho mas lo que quedaba por hacer. Tenian que construir molinos de viento y de agua, plantar cultivos, construir una forja. Hardy habia encontrado un viejo libro sobre el trabajo del bronce y los metodos para fundirlo con arena, pero aun no habian tenido tiempo para ponerlo en practica. Ahora tendrian tiempo, cuando ya no pesaba sobre ellos una amenaza de guerra. No habria mas guerras, como habia dicho Harvey Randall cuando volvio al rancho despues de la batalla.

No seria facil. Maureen miro las nubes, que se estaban oscureciendo. Deseaba que la luz del sol se abriera paso, no porque quisiera ver el sol de nuevo, aunque si lo queria, sino porque seria muy apropiado, un simbolo de su exito final. Sin embargo, no habia mas que las nubes gradualmente oscuras, pero ella se nego a dejar que la deprimieran. Seria muy facil caer de nuevo en su negro talante desesperado.

Harvey Randall habia tenido razon: evitar a la gente aquel sentimiento de impotencia y fatalidad valia todos los esfuerzos. Pero primero era preciso evitarselo uno mismo. Habia que mirar de manera realista este nuevo y terrible mundo, saber que podia reservarle y desafiarlo. Entonces uno podria ponerse manos a la obra.

Al pensar en Harvey recordo a Johnny Baker, y se pregunto que le habria ocurrido a la expedicion que fue a la central nuclear. Ahora todos deberian estar a salvo. Con la Nueva Hermandad derrotada, la central nuclear no sufriria ningun dano, ahora que habian repelido aquel primer intento de ataque, pero...

Su ultimo mensaje habia llegado tres dias atras.

Tal vez se habia producido un segundo ataque. Desde luego, la radio callaba. Maureen se estremecio. Tal vez se les habia estropeado y no podian comunicarse, o quizas estaban muertos. No habia manera de saberlo. Johnny habria estado en primera linea... y destacaba demasiado...

Maureen se dijo que el silencio se deberia sin duda a una averia de la radio. Debia rechazar el pesimismo y mantenerse ocupada. Bajo por la ladera, en direccion al hospital.

Alim Nassor no podia recobrar el aliento. Estaba sentado, apoyado en la pared de la caja del camion. No podia tenderse, porque se ahogaria. De todos modos tenia los pulmones llenos de gas. Habian fallado. La Hermandad habia sido derrotada, y Alim Nassor era hombre muerto.

Swan y Jackie ya no existian, y tambien habia muerto la mayor parte de la banda, a causa de las nubes de gas amarillo asfixiante que quemaba como fuego. Sintio las manos de Erika que movian un pano sobre su rostro, pero no pudo centrar la mirada en ella. Era una buena mujer, una mujer blanca, pero que se habia quedado con Alim, le habia ayudado a salir de aquel infierno cuando los demas huyeron. Si pudiera hablar...

Noto que el camion reducia la marcha, y oyo que alguien gritaba un santo y sena. Habian llegado al nuevo campamento, y alguien habia organizado centinelas. ?Seria Hooker? Alim creia que el Gancho estaba vivo. No habia cruzado el rio. Estaba al frente de los morteros, y en aquella posicion debio hallarse a salvo, a menos que le capturasen durante la persecucion. Alim se pregunto si queria que Hooker estuviera vivo. Ya nada importaba. El Martillo habia matado a Alim Nassor.

El camion se detuvo junto a una fogata. Alim sintio que le bajaban y le colocaban cerca del fuego, y se sintio mejor. Erika estaba a su lado, y alguien le trajo una taza de caldo caliente. Era demasiado dificil decirles que estaban desperdiciando un buen caldo, que ya no se despertaria la proxima vez que durmiera. Moriria ahogado por sus propias flemas. Tosio con fuerza, tratando de aclarar sus pulmones para poder hablar, pero le dolio demasiado y renuncio a hacerlo. Gradualmente oyo una voz.

—?Y habeis desafiado al Senor Dios de los Ejercitos! ?Habeis puesto vuestra fe en las armas, vosotros, Angeles del Senor! ?Estrategia! ?Para que necesitan estrategia los Angeles? ?Poned vuestra fe en el Senor Dios Jehova! ?Realizad su obra! Cumplid su voluntad, hermanos mios. Destruid la ciudadela de Satan, como lo quiere Dios, y entonces podreis lanzaros a la conquista!

La voz del profeta azotaba a Alim.

—?No lloreis por los caidos, pues han caido al servicio del Senor! Grande sera su recompensa. ?Oh, vosotros, angeles y arcangeles, escuchadme! ?Este no es tiempo de tristeza! ?Es tiempo de seguir adelante en el nombre del Senor!

—No —jadeo Alim, pero nadie le oyo.

—Podemos hacerlo —dijo una voz cerca de el.

Alim tardo un momento en reconocer a Jerry Owen. Este prosiguio:

—No tienen gas venenoso en la central nuclear, y aunque lo tuvieran ya no importaria. Llevaremos todos los morteros y rifles sin retroceso en la gabarra y volaremos las turbinas. Acabaremos de una vez con la central nuclear.

—?Golpead, en el nombre de Dios! —gritaba Armitage.

Ahora hubo algunas respuestas. Alguien grito «?Aleluya!», y otro exclamo «?Amen!». Al principio las reacciones eran inciertas, pero a medida que Armitage hablaba se hicieron mas entusiastas.

—Mierda —dijo alguien. Tenia que ser el sargento Hooker. Alim no pudo volver la cabeza para mirarle—. Alim, ?me oyes?

Alim asintio levemente.

—Dice que oye —dijo Erika—. Dejale en paz. Tiene que descansar. Ojala duerma un poco.

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