acento sureno que infundia importancia a cada palabra, y una voz tan pura y musical que toda interrupcion parecia fuera de lugar.

La desigual contienda finalizo cuando George descubrio que su vaso estaba vacio y, con visible alivio, se dirigio al bar. Sonriendo con expresion de triunfo, la muchacha se volvio hacia Harvey, y el la felicito con un movimiento de cabeza.

—Soy Harvey Randall. Le presento a mi esposa, Loretta.

—Maureen Jellison. Es un placer. —Fruncio ligeramente el ceno—. Ahora recuerdo. Usted fue el ultimo reportero estadounidense en Camboya. —Estrecho las manos que le tendian Harvey y Loretta—. ?No derribaron alli su helicoptero?

—Si, dos veces —dijo Loretta con orgullo—. Harvey saco al piloto, un muchacho de la Fuerza Aerea. Las lineas enemigas cubrian casi cien kilometros.

Maureen asintio gravemente. Era quince anos mas joven que los Randall, y parecia muy duena de si misma.

—Y ahora esta aqui. ?Son de esta region?

—Yo si —dijo Harvey—. Loretta es de Detroit...

—De Grosse Pointe —tercio Loretta de manera automatica.

—...pero yo naci en Los Angeles. —Harvey nunca podia decir la verdad exacta cuando se referia a Loretta —. La verdad es que los naturales de la region somos escasos.

—?Y ahora a que se dedica? —pregunto Maureen.

—Documentales. Noticiarios, principalmente.

—Ya se quien es usted —dijo Loretta con cierto tono admirativo—. Acabo de conocer a su padre, el senador Jellison.

—Asi es. —Maureen parecio pensativa, y luego mostro una amplia sonrisa—. Oiga, si usted se dedica a difundir noticias, hay alguien a quien debe conocer. Se llama Tim Hamner.

Harvey fruncio el ceno. El nombre le era familiar, pero no lograba situarlo.

—?Por que?

—?Hamner? —pregunto Loretta a su vez—. ?Un hombre joven que sonrie de una manera inquietante? —Se echo a reir—. Parece un adolescente que ha empinado un poco el codo. No deja hablar a nadie. Posee medio cometa.

—Ese es el —dijo Maureen. Su sonrisa hizo que Loretta sintiera que formaba parte de una conspiracion.

—Tambien posee mucho jabon —dijo Harvey.

Ahora fue Maureen quien parecio desconcertada.

—Acabo de recordarlo —explico Harvey—. Ese muchacho heredo la empresa de jabones Kalva.

—Puede ser, pero esta mas orgulloso del cometa —dijo Maureen—. No le culpo de ello. Mi querido y viejo padre pudo haber llegado a presidente de la nacion en una oportunidad, pero jamas estuvo cerca del descubrimiento de un cometa. —Recorrio la estancia con la mirada hasta que descubrio a su objetivo—. El hombre alto que lleva un traje blanco y marron. Lo conocera por su sonrisa. Acerquese a el y se lo dira todo.

Harvey noto que Loretta le tiraba del brazo, y a reganadientes se aparto de Maureen. Cuando volvio la cabeza, alguien se habia llevado a la muchacha. Fue a buscar otras dos copas.

Como de costumbre, Harvey Randall bebio en exceso y se pregunto por que asistia a las fiestas. En el fondo conocia la respuesta: para Loretta constituian una forma de participar en la vida de su marido. A ella no le gustaban los viajes de Harvey para recoger datos. El unico intento de llevarla de excursion con su hijo habia sido un desastre. Cuando iba con el para el rodaje de exteriores queria alojarse en los mejores hoteles, y cuando acudia a los pequenos bares y lugares de encuentro preferidos por Harvey, le costaba mucho ocultar su desagrado.

Pero Loretta se encontraba a gusto en fiestas como aquella. Si, aquella fiesta habia sido especialmente grata. Incluso logro sostener una conversacion privada con el senador Jellison. Harvey la dejo con el senador y fue en busca de mas bebida.

—Poca ginebra, Rodriguez, por favor.

El camarero sonrio y mezclo el brebaje sin hacer ningun comentario. Harvey permanecio de pie con los vasos en las manos. Tim Hamner estaba solo en una de las mesitas. Miraba a Harvey, pero su expresion era nebulosa y no veia nada. Su sonrisa parecia congelada. Harvey cruzo la estancia y se dejo caer en la otra silla, ante la mesa de Tim.

—?El senor Hamner? Soy Harvey Randall. Maureen Jellison me ha dicho que debo llamarle «cometa».

El rostro de Hamner se ilumino. Su sonrisa parecio ensancharse mas, si eso era posible. Se saco un telegrama del bolsillo y lo agito.

—?Correcto! La observacion ha sido confirmada esta tarde. Es el cometa Hamner-Brown.

—No vaya tan deprisa, que no le sigo.

—?Ella no le ha dicho nada? ?Bien! Soy Tim Hamner, astronomo. Bueno, no soy profesional, pero mi equipo si lo es. Y de todos modos me dedico a eso. Soy astronomo aficionado. Hace una semana descubri una mancha luminosa no lejos de Neptuno. Una luz muy debil, pero no tenia que estar alli. Segui observandola y comprobe que se movia. La estudie durante el tiempo suficiente para asegurarme, y luego redacte un informe. Es un cometa nuevo. Kitt Peak acaba de confirmarlo. La Union Astronomica Internacional le pone mi nombre... y el de Brown.

Por un instante, la envidia sacudio con violencia a Harvey Randall. Fue una sensacion fugaz que desaparecio con la misma rapidez. El hizo que desapareciera, empujandola al fondo de su mente, donde mas tarde pudiera recogerla y analizarla. Estaba avergonzado. Pero sin aquella sensacion, su primera pregunta hubiera sido mas discreta.

—?Quien es Brown?

La expresion de Hamner no vario.

—Gavin Brown es un muchacho de Centerville, Iowa. El mismo monto su telescopio. Comunico el descubrimiento del cometa al mismo tiempo que yo. La Union Astronomica lo considera una observacion simultanea. Si no hubiera esperado para asegurarme... —Hamner se encogio de hombros y prosiguio—: Llame a Brown esta tarde. Le he enviado un pasaje de avion, pues quiero verle. No queria venir, hasta que le prometi ensenarle el observatorio solar en el monte Wilson. ?Eso es lo unico que en realidad le interesa! ?Manchas solares! ?Descubrio el cometa por casualidad!

—?Cuando veremos ese cometa? —pregunto Harvey—. Mejor dicho, ?sera visible?

—Es demasiado pronto para decirlo. Espere un mes. Siga las noticias.

—Yo no tengo que seguir las noticias, sino encontrarlas. Y esto podria ser una noticia. Digame mas.

Hamner estaba deseoso de decirle cuanto quisiera. Hablo y hablo, mientras Harvey asentia con una sonrisa cada vez mas ancha. ?Magnifico! No era necesario saber lo que significaban todas aquellas palabras para comprender que el equipo era caro, y probablemente fotogenico, por anadidura. Un equipo costoso y complicado. El chico con una aguja curvada por anzuelo y una vara de mimbre por cana habia capturado un pez tan gordo como el millonario.

—Senor Hamner, si este cometa mereciese que le dediquemos un documental...

—Si, es posible. El descubrimiento podria ser importante. Hasta que punto tienen importancia los astronomos aficionados...

?Habia mordido el anzuelo!

—Lo que iba a preguntarle es si, en el caso de que podamos hacer un documental sobre el cometa, la firma de jabones Kalva estaria dispuesta a patrocinarlo.

El cambio que se opero en Hamner fue sutil pero evidente. Al instante Harvey sospeso la opinion que aquel hombre le merecia. Hamner tenia mucha experiencia con las personas que iban detras de su dinero. Podia ser un exaltado, pero no era tonto.

—Digame, senor Randall, ?no hizo usted aquel programa sobre el glaciar de Alaska?

—Llameme Harvey. Si, en efecto.

—Fue malisimo.

—Desde luego —convino Harvey—. El patrocinador insistio en dirigir el asunto. Se hizo con el control, lo mantuvo y asi salieron las cosas. Yo no he heredado la mayor parte de las acciones de una gran empresa.

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