Cuando, a lo largo de su macabro reconocimiento, llegaron a la casa numero cinco, encontraron senales de vida. Desde el jardin se oia una musica que atravesaba tanto ventanas como paredes. Ytterstrom dijo que le parecia Jimmy Hendrix. Vivi Sundberg sabia quien era; en cambio Erik Hudden no tenia la mas remota idea de quien hablaban. Su favorito era Bjorn Skifs.

Antes de entrar llamaron a otros dos policias que estaban acordonando la zona. El perimetro era tan grande que tuvieron que llamar a Hudiksvall para pedir mas rollos de cinta. Fueron acercandose a la puerta con las armas preparadas. Erik Hudden la aporreo y un hombre medio desnudo de largos cabellos aparecio en el umbral. Al ver tantas pistolas apuntandole retrocedio aterrado. Vivi Sundberg bajo la suya al ver que estaba desarmado.

– ?Estas solo en casa? *

– Esta mi mujer -respondio el hombre con voz tremula.

– ?Nadie mas?

– No. ?Ha ocurrido algo?

Vivi Sundberg se guardo el arma y les hizo una sena a los demas para que la imitaran.

– Vamos a entrar -le dijo al hombre medio desnudo, que no dejaba de tiritar del frio que le llegaba de la calle-. ?Como te llamas?

– Tom.

– ?Que mas?

– Hansson.

– Bien, pues vamos a entrar, Tom Hansson, asi dejaras de pasar frio.

En el interior de la casa la musica estaba muy alta. A Vivi Sundberg le dio la impresion de que habia altavoces ocultos en todas las habitaciones. Siguio al hombre a traves de una sala de estar en total desorden, donde vio a una mujer en camison, acurrucada en el sofa. El hombre bajo la musica y se puso un par de pantalones que habia en una silla. Tom Hansson y la mujer del sofa parecian algo mayores que Vivi Sundberg, rondarian los sesenta.

– ?Que ha pasado? -pregunto la mujer asustada.

Vivi Sundberg se percato enseguida de su acento tan tipico de Estocolmo. Probablemente se habrian mudado hasta alli en aquella epoca en que los jovenes de la capital se trasladaban a vivir en el campo con el proposito de llevar una vida sencilla. Vivi decidio ir al grano. El tremendo descubrimiento que acababan de hacer ella y sus colegas la inducia a pensar que aquello era muy urgente. No habia razon alguna para no suponer que la persona o personas que habian llevado a cabo aquella macabra matanza bien podian estar a punto de cometer otra similar.

– Parte de vuestros vecinos estan muertos -revelo Vivi Sundberg-. Esta noche han sucedido en el pueblo cosas terribles. Es importante que respondais a nuestras preguntas. ?Como te llamas tu?

– Ninni -contesto la mujer del sofa-. ?Herman y Hilda estan muertos?

– ?Donde viven?

– En la casa de la izquierda.

Vivi Sundberg asintio.

– Si, por desgracia, estan muertos. Han sido asesinados, pero no solo ellos. Parece que muchos de los habitantes de este pueblo han muerto asesinados.

– Si se trata de una broma, no tiene ninguna gracia -observo Tom Hansson.

Vivi Sundberg perdio el control por un instante.

– No puedo perder tiempo, necesito que respondais a algunas preguntas. Comprendo que os parezca incomprensible lo que digo, pero, aun asi, es cierto. Es horrible y cierto. ?Como habeis pasado la noche? ?Habeis oido algo?

El hombre se habia sentado en el sofa, junto a la mujer.

– No, estabamos durmiendo.

– ?Y no oisteis nada?

Ambos negaron con un gesto.

– ?Ni siquiera os habeis dado cuenta de que el pueblo estaba lleno de policias?

– Cuando ponemos la musica muy alta, no oimos nada.

– ?Cuando fue la ultima vez que visteis a vuestros vecinos?

– Si te refieres a Herman y Hilda, los vimos ayer -intervino Ninni-. Solemos vernos cuando salimos a pasear a los perros.

– ?Vosotros teneis perro?

Tom Hansson asintio y senalo la puerta de la cocina.

– Es bastante viejo y muy perezoso. Ni siquiera se levanta cuando viene visita.

– ?No ladro anoche?

– Nunca lo hace.

– ?A que hora visteis a los vecinos?

– Ayer, sobre las tres de la tarde, pero solo a Hilda.

– ?Todo estaba como de costumbre?

– Le dolia la espalda. Herman estaria en la cocina, haciendo crucigramas. A el no lo vi.

– ?Y que me dices de los demas habitantes del pueblo?

– Todo era normal. En este pueblo no hay mas que ancianos y suelen quedarse en casa cuando hace frio. En primavera y en verano nos vemos mas.

– ?No hay ninos en el pueblo?

– Ninguno.

Vivi Sundberg guardo silencio, pensaba en el nino asesinado.

– ?Es verdad lo que dices? -pregunto la mujer.

Vivi percibio miedo en su voz.

– Si -respondio-. Lo que os he contado es verdad. Es posible que todos los habitantes del pueblo esten muertos, a excepcion de vosotros.

Erik Hudden se hallaba junto a la ventana.

– No, quiza no -dijo muy despacio.

– ?Que quieres decir?

– Que no todos estan muertos. Ahi fuera hay alguien.

Vivi Sundberg se apresuro a acercarse a la ventana. Y entonces vio lo que habia captado la atencion de Erik Hudden.

Habia una mujer en la carretera. Era vieja, vestia un albornoz y llevaba unas botas negras de goma. Tenia las manos entrelazadas, como si estuviese rezando.

Vivi Sundberg contuvo la respiracion. La mujer no se movia.

3

Tom Hansson se acerco a la ventana y se coloco al lado de Vivi Sundberg.

– Ah, es Julia -explico-. A veces nos la encontramos fuera sin abrigo. Hilda y Herman suelen echarle un ojo cuando no esta aqui la asistente.

– ?Donde vive? -quiso saber Vivi.

Tom senalo la penultima casa del pueblo.

– Llevamos aqui casi veinte anos -prosiguio-. La idea era que viniesen mas. Al final, nosotros fuimos los unicos. Cuando llegamos, Julia estaba casada. Su marido se llamaba Rune y era conductor de vehiculos y maquinaria para el trabajo en el bosque. Un dia se le revento una arteria. Murio en la cabina del vehiculo. A partir de entonces, Julia empezo a comportarse de forma extrana. Una persona indignada con la injusticia pero que no lo demostraba, llevaba los punos cerrados, pero metidos en los bolsillos, no se si me explico. Y luego se volvio senil. Somos de la opinion de que debe poder morir aqui. Tiene dos hijos que vienen a verla una vez al ano. Solo piensan en heredar y no se preocupan mucho de ella, la verdad.

Vivi Sundberg salio con Erik Hudden. La mujer seguia inmovil en la carretera. Cuando Vivi se detuvo ante ella alzo la vista, pero no dijo nada. Y tampoco protesto cuando Erik Hudden ayudo a Vivi a conducirla de vuelta a su

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