capaz de comprender el alcance de lo que acababan de ver.

– Veamos, la situacion es la siguiente -comenzo Vivi Sundberg-. Toda nuestra experiencia y nuestra capacidad se veran sometidas a una serie de pruebas que jamas habriamos podido imaginar. Esta investigacion dominara los medios, y no solo en Suecia. Se nos exigira que obtengamos resultados en un plazo de tiempo bastante breve. Lo unico que podemos hacer es confiar en que el autor o los autores de esto hayan dejado alguna huella que nos lleve a detenerlos lo antes posible. Hemos de reunirnos y llamar a todo aquel cuya ayuda consideremos necesaria. El fiscal Robertsson esta en camino. Quiero que lo vea todo personalmente y que entre a formar parte del equipo como jefe de la investigacion previa. ?Alguna pregunta? De lo contrario, empecemos a trabajar.

– Yo creo que si tengo una pregunta -intervino Lonngren, un hombre menudo y de baja estatura.

Vivi Sundberg lo consideraba un tecnico altamente cualificado. Sin embargo, tenia la desventaja de que, con bastante frecuencia, trabajaba con una lentitud exasperante para quienes aguardaban sus resultados.

– ?Hazla!

– ?Existe el riesgo de que el loco este, si es que se trata de un loco, vuelva a atacar?

– Existe ese riesgo, si -confirmo Vivi Sundberg-. Puesto que no sabemos nada, hemos de partir de la base de que puede volver a ocurrir.

– Cundira el panico entre los pueblos vecinos -prosiguio Lonngren-. Por una vez en la vida me alegro de vivir en la ciudad.

El grupo se disperso y, en ese mismo momento, llego Sten Robertsson. El periodista que aguardaba al otro lado del cordon policial se le acerco en cuanto lo vio salir del coche.

– Ahora no -le grito Vivi Sundberg-. Tendras que esperar.

– ?No hay nada que puedas adelantarme, Vivi? Tu no sueles ser implacable…

– Pues esta vez si.

A Vivi no le gustaba aquel periodista, que trabajaba para Hudiksvalls Tidning. Tenia la costumbre de escribir articulos tendenciosos sobre el trabajo de la policia. Y lo que mas le molestaba de el era, probablemente, que solia tener razon en sus criticas.

Robertsson tenia frio, pues llevaba una cazadora demasiado ligera. «Es un poco vanidoso», concluyo Vivi. «Ni siquiera lleva gorro, por miedo a que sea verdad eso que dicen de que se pierde antes el pelo.»

– Veamos, cuentame -la animo Robertsson.

– No. Mejor ven conmigo.

Por tercera vez aquella manana, Vivi Sundberg recorrio casa por casa. En dos ocasiones, Robertsson se vio obligado a salir a la calle rapidamente, pues estuvo a punto de vomitar. Ella lo aguardo paciente. Era importante que Robertsson comprendiera con exactitud que clase de investigacion iba a dirigir. Vivi no estaba segura de que pudiese con ella. Sin embargo, era consciente de que, de los fiscales disponibles, el era el mas adecuado. A no ser que una instancia superior decidiera nombrar a otro con mas experiencia.

Cuando terminaron y volvieron a la carretera, Vivi propuso que se sentaran en su coche. Le habia dado tiempo de prepararse un termo de cafe antes de salir de la comisaria.

Robertsson estaba impresionado y le temblaba la mano con la que sostenia la taza de cafe.

– ?Habias visto tu antes algo similar? -le pregunto a Vivi.

– Ninguno de nosotros.

– ?Quien puede haber hecho algo asi, aparte de un loco?

– No lo sabemos. Ahora lo que tenemos que hacer es localizar huellas y trabajar sin ideas preconcebidas. Les he pedido a los tecnicos que soliciten mas recursos si lo consideran justificado. Y lo mismo le he dicho a la forense.

– ?Quien es?

– Una sustituta. Creo que este es su primer escenario del crimen. Ya ha llamado pidiendo ayuda.

– ?Y tu?

– ?Que quieres decir?

– ?Tu que necesitas?

– En primer lugar, que me digas si hay algo en concreto en lo que debamos concentrarnos. Despues, tendra que actuar el departamento de homicidios de la jefatura nacional.

– ?En que crees que deberiamos concentrarnos?

– Tu eres el jefe de la investigacion preliminar, no yo.

– Lo unico que importa es encontrar a quien ha hecho esto.

– O a quienes lo han hecho. No podemos descartar la idea de que hayan sido varios.

– Los locos rara vez trabajan en equipo.

– Pero no podemos excluir esa posibilidad.

– ?Hay alguna posibilidad que podamos excluir?

– Ninguna. Ni siquiera que no pueda ocurrir de nuevo.

Robertsson asintio. Ambos guardaron silencio. La gente iba y venia por las casas y por la carretera. De vez en cuando se vislumbraba el flash de una camara. Estaban levantando una tienda alrededor del cuerpo que habian hallado fuera, en la nieve. Entretanto, habian acudido al lugar mas fotografos y periodistas. Ademas del primer equipo de television.

– Quiero que estes en la conferencia de prensa -le dijo Vivi-. No puedo enfrentarme sola a ellos. Y ha de celebrarse hoy mismo. Por la tarde, como mucho.

– ?Has hablado con Ludde?

Tobias Ludwig era el jefe de la policia local de Hudiksvall. Era un hombre joven y jamas habia sido policia en activo. Habia estudiado derecho y despues continuo directamente con los estudios para jefe de policia. Ni Sten Robertsson ni Vivi Sundberg lo apreciaban demasiado. Apenas tenia una idea remota de en que consistia el trabajo policial de campo y dedicaba la mayor parte de su tiempo a cavilar sobre la administracion interna de la policia.

– No, no he hablado con el -confeso Vivi-. Lo unico que aportara sera su recomendacion de que cumplimentemos correctamente todos los impresos.

– A ver, tan malo no es, no exageres -objeto Robertsson.

– Es peor -afirmo Vivi Sundberg-. Pero lo llamare.

– Pues hazlo ahora.

Vivi Sundberg llamo a la comisaria de Hudiksvall, donde le comunicaron que Tobias Ludwig estaba de viaje de trabajo en Estocolmo. Entonces le pidio a la joven de la centralita que lo localizase en el movil.

El jefe de policia les devolvio la llamada al cabo de veinte minutos. Robertsson estaba hablando en ese momento con algunos de los tecnicos criminalistas recien llegados de Gavle. Vivi Sundberg se encontraba en el jardin con Tom Hansson y su esposa Ninni, que se habian cubierto con sendos abrigos viejos de piel, de los que usaban los militares. Ambos observaban lo que sucedia a su alrededor.

«He de empezar por los vivos», se dijo. «Con Julia no se puede hablar, se ha retirado a un mundo interior que esta muerto. Al menos a mi me resulta inaccesible. Tom y Ninni Hansson, en cambio, han podido ser testigos de algo sin tener conciencia de ello.»

Aquella era una de las pocas conclusiones a las que habia podido llegar hasta el momento. Un asesino que decide atacar a todo un pueblo, por loco que este, debe de tener necesariamente un plan de accion.

Salio a la carretera y miro a su alrededor. El lago congelado, el bosque, las montanas que se elevaban y descendian a lo lejos. «?De donde venia ese hombre?», se pregunto. «Creo que puedo dar por supuesto que no ha sido una mujer, pero de algun lugar ha tenido que venir y a algun lugar tuvo que escapar.»

Justo cuando se disponia a volver a cruzar la puerta de la verja llego un coche que se detuvo ante ella. Era una de las patrullas de perros policia que habian solicitado.

– ?Solo una patrulla? -pregunto sin ocultar su contrariedad.

– Karpen esta enfermo -explico el policia que llevaba el perro.

– ?Acaso pueden ponerse enfermos los perros policias?

– Eso parece. ?Por donde quieres que empiece? ?Y que ha pasado, en realidad? Hablan de muchos muertos.

– Que te ponga al corriente Hudden. Y luego intenta que el perro olfatee algun rastro.

El policia queria hacer otra pregunta, pero ella le dio la espalda. «No deberia actuar asi», se recrimino. «En estos momentos deberia tener tiempo para todo el mundo. He de ocultar que estoy nerviosa e irritada. Nadie que

Вы читаете El chino
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×