rapidamente.

Jimmy esbozo una sonrisa satisfecha.

– Tenemos bastante suerte, ?no, chaval? -pregunto a Brian mientras lo miraba.

El nino seguia cogido a la manija de la portezuela.

– No me digas que pensabas saltar si teniamos que detenernos -exclamo Jimmy mientras accionaba el cierre centralizado de las portezuelas-. Quita la mano de ahi. Si vuelvo a verte tocando esa manija, te rompo los dedos - le dijo en voz baja.

Brian no tuvo la menor duda de que lo haria.

Eran las diez y cinco. Mort Levy estaba sentado detras de su escritorio, sumido en sus pensamientos. Solo encontraba una explicacion para la llamada interrumpida: Cally Hunter. La furgoneta de la policia, aparcada fuera de la casa de Cally, y que tenia intervenido su telefono, le confirmo que ella lo habia llamado. Los hombres que estaban de guardia se ofrecieron, si el queria, a hablarle.

– No -ordeno-, dejadla tranquila.

Sabia que seria inutil. Cally se limitaria a repetir lo que les habia dicho antes. 'Pero sabe algo y tiene miedo de contarlo', penso. La habia llamado por telefono dos veces y, aunque Levy sabia que estaba en casa, ella no habia contestado. Si hubiese salido, los que vigilaban desde la furgoneta se lo habrian comunicado. ?Por que no contestaba entonces? ?Debia ir a verla personalmente? ?Para que?

– ?Que te ocurre? ?Estas sordo? -pregunto Jack Shore impaciente.

Mort levanto la mirada. El regordete agente lo observaba con el ceno fruncido. 'No me sorprende que Cally te tenga miedo', penso Mort recordando el terror en los ojos de la mujer ante la ira y hostilidad de su companero.

– Estoy pensando -contesto con tono seco, reprimiendo el impulso de sugerirle que el tambien podia pensar de vez en cuando.

– De acuerdo, pero piensa con nosotros. Tenemos que seguir adelante con el plan de cubrir la catedral. -La reprimenda de Shore se suavizo-. Mort, ?por que no te tomas un descanso?

'Intenta parecer peor de lo que es', penso Levy.

– Tu tampoco lo haces.

– Porque odio a Siddons mas que tu.

Mort se levanto lentamente. Seguia con la idea fija de que algo importante se le habia pasado por alto; algo que sabia que estaba alli, delante de el, pero que no lograba ver. Habian visitado a Cally Hunter a las siete y cuarto de esa manana. Ya estaba vestida para ir al trabajo. La vieron de nuevo casi doce horas despues. Parecia agotada, y muy preocupada. Ahora probablemente estaria durmiendo, pero todo su ser le decia que debia hablar con ella.

A pesar de que Cally lo negaba, Mort sabia que la mujer tenia la clave.

En el momento que se apartaba del escritorio, el telefono sono. Cuando descolgo el auricular oyo otra vez aquella respiracion aterrorizada. Entonces tomo la iniciativa.

– Cally-dijo apremiante-. Cally, hableme. No tenga miedo. Sea lo que sea, tratare de ayudarla.

A Cally ni se le ocurria irse a la cama. Estuvo escuchando la emisora de noticias con la esperanza, pero tambien con miedo, de que la policia hubiera cogido a Jimmy, mientras rezaba para que el pequeno Brian se encontrara sano y salvo.

A las diez encendio el televisor para ver las noticias locales de la Fox, y se le encogio el corazon. La madre de Brian se hallaba sentada al lado del presentador Tony Potts. Tenia el cabello mas revuelto -como si hubiese estado fuera, al viento o bajo la nieve-, el rostro muy palido y en la mirada una expresion de dolor. A su lado, sentado, habia un nino de unos diez u once anos.

El presentador decia:

'Seguramente habran escuchado las peticiones de ayuda para encontrar a su hijo Brian que Catherine Dornan ha realizado. Les hemos pedido, a ella y a Michael, el hermano de Brian, que esta noche esten con nosotros. Esta misma tarde, poco despues de las cinco, habia muchisima gente en la Quinta Avenida y la calle Cuarenta y nueve.

Quiza usted se encontraba alli. Tal vez vio a Catherine con sus dos hijos, Michael y Brian. Escuchaban a un violinista que tocaba villancicos mientras el publico cantaba.

El nino de siete anos, Brian Dornan, que estaba al lado de su madre, desaparecio. La madre y el hermano necesitan la ayuda de todos ustedes para encontrarlo. -El presentador se volvio hacia Catherine-. ?Tiene alguna foto de Brian?'

Cally miro la foto, mientras escuchaba a la madre.

'Como no es una foto muy clara, voy a explicarles un poco como es. Tiene siete anos, pero parece mas pequeno porque es bajito. Tiene el cabello castano rojizo, ojos azules y pecas en la nariz…' La voz se le quebro.

Cally cerro los ojos. No soportaba la terrible agonia en el rostro de Catherine Dornan.

Michael cogio una mano a su madre.

'Mi hermano lleva una chaqueta azul marino como la mia, salvo que la mia es verde, y un gorro rojo. Le falta uno de los dientes de delante. -Y en aquel momento solto de golpe-. Necesitamos que vuelva. No podemos decir a mi padre que Brian ha desaparecido, porque mi padre esta muy enfermo y no puede preocuparse. -La voz de Michael se hizo aun mas urgente-. Conozco a mi padre y estoy seguro de que intentaria hacer algo. Se levantaria de la cama para salir en busca de Brian, y no podemos dejar que lo haga. Esta enfermo, muy enfermo.'

Cally apago el televisor. Se dirigio de puntillas al cuarto donde Gigi dormia al fin con un sueno tranquilo, y se acerco a la ventana que daba a la escalera de incendios.

Vio los ojos de Brian, el chiquillo que la miraba por encima del hombro rogandole que lo ayudara, con una mano en la de Jimmy y la otra cogida a la medalla de San Cristobal, como si esta fuera a salvarlo de algun modo.

Sacudio la cabeza. 'Vino en busca de esa medalla -penso-. El dinero no le importaba.' La habia seguido porque creia que la medalla curaria a su padre.

Cally regreso deprisa a la salita y cogio la tarjeta de Mort Levy.

Cuando este respondio a la llamada, su determinacion casi se vino abajo otra vez, pero la voz del agente sono llena de bondad cuando le dijo:

– Cally, hableme. No tenga miedo.

– Senor Levy -balbuceo-, ?puede venir aqui enseguida? Tengo que hablar con usted de Jimmy y… de ese nino que ha desaparecido.

Lo unico que quedaba de las compras que Jimmy habia hecho cuando se detuvieron a poner gasolina eran las latas vacias de Coca Cola y las bolsas arrugadas de patatas fritas. Jimmy habia tirado la suya en el suelo, delante del asiento de Brian; este habia metido la suya en la papelera de plastico que habia debajo del salpicadero. Ni siquiera recordaba el gusto de las patatas. Tenia tanta hambre y tanto miedo que solo era capaz de pensar en el hambre que sentia.

Sabia que Jimmy estaba muy enfadado con el. Y, desde el momento en que estuvieron a punto de chocar y Jimmy se dio cuenta de que el planeaba saltar del coche, parecia muy nervioso. No paraba de abrir y cerrar los dedos sobre el volante y darle golpecitos con un ruido inquietante. La primera vez que lo hizo, Brian se sobresalto y dio un salto. Su acompanante lo cogio del hombro y le regano, advirtiendole que se separase de la portezuela.

La nieve caia mas copiosamente. Alguien freno delante de ellos. El coche hizo un viraje brusco y luego continuo la marcha. Brian se dio cuenta de que no habian chocado porque todos los conductores evitaban acercarse demasiado a los otros coches.

Aun asi, Jimmy empezo a soltar una catarata de palabrotas en voz baja, muchas de las cuales Brian nunca habia oido, ni siquiera en Skeet, el chico de su clase que mas tacos sabia en el mundo.

El coche que habia patinado confirmo a Jimmy la creciente sensacion de que algo podia salir mal en cualquier momento, aunque estuviera a punto de largarse del pais.

No parecia que el guardian al que habia disparado fuera a sobrevivir. Si moria… Jimmy hablaba en serio

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