– ?Que piensas, Mort? No, espera un momento. Te dire que pienso yo. Es un truco. Trata de ganar tiempo para alejarse todo lo posible de Nueva York mientras nos dedicamos a buscarlo en la catedral.

Mort Levy, veinte anos mas joven que Shore -y menos cinico-, se froto la barbilla, un claro signo de que estaba enfrascado en hondos pensamientos.

– Si es un truco, no creo que la hermana sea su complice por propia voluntad. No hace falta ser un genio para medir el nivel de nerviosismo que habia en su voz.

– Escucha, Mort, tu has estado en el funeral de Bill Grasso. Tenia treinta anos, cuatro ninos pequenos y un tiro entre las cejas disparado por ese cabron de Jimmy Siddons. Si Cally Hunter hubiese sido honesta contandonos que habia dado dinero y las llaves de su coche a la rata asquerosa del hermano, Grasso habria sabido con que se enfrentaba cuando lo paro por saltarse un semaforo en rojo.

– Sigo creyendo que Cally se trago aquella historia de Jimmy de que intentaba huir porque se habia metido en una pelea callejera y la otra pandilla lo perseguia. Creo que ella no sabia que su hermano habia herido al dependiente de una tienda de licores. Hasta entonces, el no habia tenido problemas serios.

– Querras decir que hasta entonces no lo habian pillado -solto Shore-. Fue una lastima que el juez no condenara a Cally por complice de asesinato, en lugar de hacerlo por ayudar a un fugitivo. Salio al cabo de quince meses. Esta noche, la viuda de Grasso esta decorando el arbol de Navidad, sola. -Su rostro enrojecio de ira-. Avisare a la central. Si ese canalla hablaba en serio, tendremos que cubrir la catedral. ?Sabes cuanta gente va a misa esta noche? Adivina.

Cally se hallaba sentada en el gastado sofa de pana, las manos cogiendose las rodillas, la cabeza gacha y los ojos cerrados. Le temblaba todo el cuerpo. Estaba mas alla de las lagrimas, mas alla de la fatiga. 'Dios mio, Dios mio, ?por que me ocurren estas cosas? ?Que debo hacer?'

Si algo le sucedia a Brian, ella tendria la culpa. Habia cogido aquel monedero, por eso el nino la habia seguido.

Y si el pequeno decia la verdad, su padre estaba muy enfermo. Recordo a la atractiva mujer de la gabardina rosa y como habia pensado que todo le iba bien en la vida.

?Soltaria Jimmy al muchachito cuando llegara a su destino? ?Como iba a hacerlo?, Razono. Dondequiera que fuese, la policia empezaria a buscar a Jimmy por aquella zona. 'Y si lo suelta, Brian les dira que me siguio porque cogi el monedero', se recordo a si misma.

Pero Jimmy habia asegurado que mataria al nino si la policia lo acorralaba. Y ella estaba segura de que hablaba en serio. 'Asi pues, si aviso a la policia, Brian no tiene ninguna posibilidad', penso.

'Y si no lo denuncio y Jimmy lo suelta, entonces podre decir honestamente que no los avise porque el habia amenazado con matar al nino si la policia se le acercaba. Y yo sabia que lo decia en serio. Y se que es asi, ademas; eso es lo peor de todo.'

El rostro de Brian aparecio en su mente. El cabello castano rojizo cayendole sobre la frente; los ojos tan azules, grandes e inteligentes; las pecas, dispersas sobre la nariz y las mejillas. Cuando Jimmy lo habia arrastrado al interior del apartamento, la primera impresion de Cally fue de que no tenia mas de cinco anos; pero, por la forma de hablar, estaba segura de que era mayor. Estaba muy asustado cuando Jimmy lo obligo a salir por la ventana y a subir por la escalera de incendios. El pequeno se habia vuelto para mirarla con expresion suplicante.

Sono el telefono. Era Aika, la adorable negra que cuidaba de Gigi y de sus propios nietos todas las tardes despues de la guarderia.

– Llamo solo para ver si estas en casa, Cally -dijo Aika con voz alegre y calida-. ?Has encontrado al hombre de las munecas?

– Me temo que no.

– Que lastima. ?Necesitas hacer mas compras?

– No, ahora mismo voy a buscar a Gigi.

– No te molestes en venir. Ya ha cenado con los mios, como de todas formas tengo que salir porque necesito leche para el desayuno, dentro de una media hora te la llevo

– Gracias, Aika.

Cally colgo el auricular, consciente de que el apartamento estaba a oscuras, salvo por la luz del pequeno recibidor, y que aun llevaba puesto el abrigo. Se lo quito, entro en la habitacion y abrio el armario. Suspiro cuando vio que Jimmy, al coger la chaqueta y unos pantalones marrones de Frank, habia dejado otras ropas en el suelo: una chaqueta, unos pantalones y un abrigo sucio.

Se agacho y levanto la chaqueta. El agente Shore le habia dicho que Jimmy habia disparado contra un guardian y le habia quitado el uniforme. Evidentemente, ese era el uniforme, y habia unos agujeros de bala en la chaqueta.

Con movimientos desesperados, Cally envolvio la chaqueta y los pantalones con el abrigo. ?Y si entraba la policia con una orden de registro? Jamas creerian que Jimmy habia entrado alli por la fuerza. Estarian seguros de que ella le habia proporcionado la ropa. La meterian otra vez en la carcel…, ?y perderia a Gigi para siempre! ?Que debia hacer?

Miro alrededor del armario buscando una solucion. La caja que tenia en el estante de arriba… En ella guardaba la ropa de verano. La bajo y la abrio. Saco lo que contenia y lo echo sobre el estante. Metio el uniforme y el abrigo en la caja, y la cerro. Corrio hacia la cama y busco debajo el papel de regalo que tenia escondido alli.

Con dedos nerviosos envolvio la caja con aquel papel de celofan y le puso un gran lazo. Luego la llevo a la salita y la puso debajo del arbol de Navidad. Acababa de terminar la tarea cuando el portero electronico sono. Se echo el cabello hacia atras con la mano, se obligo a recibir a Gigi con una sonrisa y fue a atender.

El agente Shore y el otro que habia estado alli con el esa manana subian por la escalera.

– ?Otra vez haciendo jugarretas, Cally? -pregunto Shore-. Espero que no.

Brian se acurruco en el asiento del pasajero mientras Jimmy Siddons avanzaba por East River Drive.

Nunca habia estado tan asustado. Tuvo miedo cuando el hombre lo hizo subir por la escalera de incendios hasta el tejado. Luego, casi lo arrastro de un tejado a otro hasta la otra esquina de la manzana. Al fin, por un edificio vacio salieron a la calle en que tenia aparcado el coche.

El hombre empujo a Brian dentro y le puso el cinturon de seguridad.

– Si alguien nos para, recuerda que debes llamarme papa.

Oro porque su padre se pusiera bien. Y tambien que el volviera sano y salvo a casa. Estaba seguro.

Jimmy Siddons echo una ojeada a su pequeno invitado. Empezaba a relajarse por primera vez desde que habia huido de la carcel. Seguia nevando, pero el tiempo no empeoraba, no habia de que preocuparse. Cally no avisaria a la poli. Estaba seguro. Lo conocia lo bastante bien para saber que hablaba en serio cuando aseguraba que mataria al nino si lo detenian.

'No pienso pudrirme en la carcel el resto de mi vida -penso-, ni tampoco darles la oportunidad de que me jodan vivo. O me escapo, o la palmo. Pero escapare.'

Sonrio. Sabia que habria una orden de busca y captura, y que todos los puentes y tuneles de salida de Nueva York estarian vigilados. Pero no tenian ni idea de adonde se dirigia, y no buscarian a un padre con su hijo viajando en un coche, cuyo robo aun ignoraban.

Habia sacado los regalos que el matrimonio llevaba en el maletero. Los paquetes navidenos estaban apilados en el asiento trasero. Esos regalos, junto con el nino que viajaba a su lado, significaban que ni siquiera los empleados de las cabinas de peaje se molestarian en mirarlo dos veces, aunque les hubieran avisado que se mantuvieran alertas.

Y ocho o nueve horas mas tarde cruzaria la frontera y entraria en Canada, donde Paige lo esperaba. Y despues buscaria un bonito lago profundo, que seria el destino final de aquel coche y de todos los preciosos regalos que habia en el asiento trasero.

Y del nino con su medalla de San Cristobal.

La impresionante maquinaria del Departamento de Policia de Nueva York estaba en marcha, y se trazaban planes metodicos para garantizar que Jimmy Siddons no se les escapara, por si, en el ultimo momento, se asustaba y decidia no entregarse despues de la Misa del Gallo.

En cuanto los aparatos que intervenian el telefono de Cally grabaron las llamadas efectuadas por Jimmy y por Cally al abogado, Jack Shore hizo una de consulta. Informo a sus jefes de que opinaba exactamente de aquella repentina 'decision' de entregarse.

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