hombre al que Nathan identifico como el magistrado local.

– ?Llego demasiado tarde? -pregunto su hermano, desmontando antes incluso de haber detenido del todo su caballo.

Nathan sonrio.

– Justo a tiempo.

Varias horas despues, Victoria estaba de pie junto a la cama de su padre, tomandole la mano. Lord Wexhall, apoyado en un monton de mullidas almohadas, lanzaba miradas asesinas al grupo que estaba alrededor de la cama.

– Os agradeceria que dejarais de mirarme asi -gruno-. Estoy perfectamente. -Mas que sus palabras, fue la impaciencia contenida en su voz la que permitio a Victoria asegurarse de que decia la verdad-. Si no me creeis, preguntadselo a mi medico -prosiguio, senalando a Nathan con la barbilla-. Me han banado y vendado como a una momia, y me han dicho que tengo que echarme una siesta. Mis heridas solo parecen graves por culpa de estos malditos vendajes que me han puesto. Un cabestrillo para el brazo, vendas de algodon alrededor de la cabeza… menuda ridiculez. Pero si solo tengo un rasguno en el hombro y un golpe en la cabeza.

– Pues a mi me parece que con las vendas estas imponentemente guapo -bromeo Victoria-. Y del todo… indefenso.

– Justo como me gusta que me vean -gruno su padre.

– Considerate afortunado, no sea que me vea tentada a darte tu merecido por haberle ocultado a tu hija tu vida secreta de espia.

– O a tu hermana -se quejo tia Delia.

– Victoria, Delia, no podia en ninguno de los casos contaros algo asi. Era imperativo que mi identidad permaneciera en el mas absoluto de los secretos. -Suspiro-. Naturalmente, ahora ya lo sabeis todo. Y eso me hace pensar que voy a jubilarme.

– Entiendo que no pudieras contarlo, papa -dijo Victoria, inclinandose para besarle la mejilla-. Estoy muy orgullosa de ti.

El color tino las palidas mejillas de lord Wexhall.

– Gracias, querida. Y yo de ti. Ningun padre podria desear una hija mejor. -Cuando tia Delia se aclaro la garganta, el padre de Victoria anadio apresuradamente-: Ni una hermana mejor.

Todos rieron entre dientes y el padre de Nathan dijo:

– Bueno, yo personalmente estoy ansioso por saber exactamente como ha ocurrido todo esto.

– Creo que quiza deberia empezar Colin -dijo Nathan-. Me interesa sobremanera saber los detalles de como encontro esto. -Saco una hoja de amarfilado papel vitela del bolsillo del chaleco y tento con ella a su hermano.

Las cejas de lord Sutton se arquearon bruscamente.

– ?Donde has encontrado esto?

– En el balcon de tu habitacion. Debiste de perderlo durante tu visita nocturna de anoche.

Una mirada avergonzada cruzo el rostro de lord Sutton. Luego sonrio.

– Menudo descuido por mi parte.

– Si. ?A quien se lo robaste?

Nathan y su hermano intercambiaron una larga mirada. Luego lord Sutton dijo, bajando la voz:

– ?Nunca has dudado de que se lo haya robado a alguien? ?Nunca has creido que ordene que te lo robaran a ti?

– No.

– Tu fe en mi es mas de lo que merezco.

– No estoy de acuerdo, pero podremos discutir eso despues. Ahora, dime: ?a quien se lo robaste?

– A un tipo llamado Osear Dempsy. Hace una semana estuve en una taberna de Penzance donde oi a un bruto sentado a la mesa contigua que fanfarroneaba de haber robado a un «medico y a una damita» un mapa del tesoro que planeaba vender por un buen precio. Por ser el caballero increiblemente inteligente que soy, sospeche que se referia a Nathan y a lady Victoria. Invite al tipo a varias rondas, deje que me contara la historia de como los habia acorralado en los bosques y de como habia hecho a la damisela un pequeno corte con su cuchillo como recuerdo. Durante el relato, decidi liberarle de su mal adquirido botin. Me ausente brevemente, atribuyendo mi ausencia a… hum… necesidades personales, y rapidamente copie la nota y el mapa. Cuando volvi a reunirme con el, volvi a meterle la nota en el bolsillo sin que se diera ni cuenta.

– Muy ingenioso -murmuro Nathan.

– Eso me parecio. Tenia intencion de seguir a Dempsy para ver a quien le vendia la carta y el mapa, pero desgraciadamente estallo uno de esos alborotos tipicos de las tabernas y en el barullo perdi al tipo. Practicamente no me ausente de la taberna durante los cuatro dias siguientes, pero el hombre jamas regreso.

– Esta muerto -dijo Nathan con una voz fria y monotona-. Gordon le mato. Probablemente ni diez segundos despues de que el tipo le diera la carta. -Miro a su hermano-. ?Por que no acudiste a mi con esta informacion?

Lord Sutton se enfrento a la mirada de su hermano.

– En cuanto me entere de que de verdad eras tu a quien Dempsy habia robado y lady Victoria a quien habia herido, me di cuenta de que habia cometido un error terrible al dudar de ti. ?Por que ibas a contratar a alguien para que te robara? Y supe, sin ninguna duda, que jamas harias nada que pudiera poner en peligro a lady Victoria. Decidi entonces que tenia que reparar la terrible injusticia que habia cometido contigo.

Nathan miro a Victoria, quien asintio. Habia estado del todo acertado sobre los motivos que habian llevado a su hermano a actuar como lo habia hecho.

– Prosigue -dijo Nathan.

– Cuando decidi que Dempsy no iba a volver, a partir de la informacion que encontre en la carta y en el mapa que habia copiado, cogi un barco que me llevo a las islas de Scilly e hice alli algunas investigaciones, aunque sin resultado. Me sorprendio encontrar alli a Gordon, sobre todo sabiendo como se que se marea cuando viaja por mar y que odia el trayecto a las islas. Charlamos, pero lo encontre evasivo y, por supuesto, tambien yo lo estuve. El regreso a Penzance conmigo y, aunque nos despedimos amigablemente, habia levantado mis sospechas. Decidi regresar a casa anoche y dedicarme a escuchar un poco en secreto a ver de que me enteraba. Queria saber si habias encontrado las joyas o si estabas cerca de lograrlo.

– Sin duda te enteraste de algo que te llevo a registrar mi habitacion -dijo Nathan.

– Si. Te oi mencionar el mapa cuadriculado. Cuando lo descubri en el talon de tu bota (un buen escondite, por cierto), junto con la carta y el mapa, supe que habia estado tras la pista equivocada.

– ?Que habia en la bolsa que llevabas cuando saliste a hurtadillas de la casa? -pregunto Nathan.

Lord Sutton sonrio de oreja a oreja.

– Ropa limpia.

– Hum. ?Y que ocurrio despues de que escucharas en secreto y de que robaras mis pertenencias?

– Volvi a la posada de Penzance y me pase toda la noche estudiando ese dibujo, aunque no logre descubrir donde buscar. Pero entonces el destino decidio actuar en la persona de lord Wexhall. Esta manana, justo despues de desayunar, entro paseandose en el comedor. Se sorprendio tanto de verme como yo de verle a el.

El padre de Victoria retomo entonces el relato.

– Llegue anoche a Penzance con la idea de fisgonear por la zona antes de darme a conocer.

– Quien ha sido espia… -dijo Nathan con una sonrisa.

El padre de Victoria sonrio.

– Si, es dificil cambiar los viejos habitos. En cualquier caso, despues de una breve discusion, Sutton me hablo de su plan para recuperar las joyas y limpiar el nombre de Nathan. Saque entonces la replica del mapa que habia escondido en el equipaje de Victoria… -Levanto la mirada hacia ella y esbozo una sonrisa avergonzada-. Lo siento, querida mia. -Tras aclararse la garganta, prosiguio-: Sutton me mostro la carta, el mapa y la cuadricula que se habia llevado de la habitacion de Nathan. Enseguida quedo claro que, por alguna razon, su mapa era indudablemente distinto del mio.

La mirada de Nathan se clavo en Victoria, por cuyo rostro ascendio una oleada de calor.

– Ya te dije que no era buena pintora -dijo en defensa propia-. Y fue tu cabra la que se comio el original.

– ?Una cabra? -pregunto su padre, arqueando una ceja.

– Te lo explicare despues -dijo Victoria-. Prosigue.

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