Cuando le habia impedido continuar, ella habia parecido a punto de discutir con el, pero ahora agrando los ojos.

– ?Me amas?

– Te amo. Te amo tanto que no puedo pensar en nada mas. Estaba a medio camino de Londres cuando me di cuenta de que no podia hacerlo.

– ?Hacer que?

Incapaz de seguir sin tocarla, la tomo de las manos, entrelazando sus dedos con los de ella.

– Ir a Londres.

– Asi que regresaste. Y me alegro tanto de que lo hayas hecho porque yo he…

– No. No regrese.

Ella arqueo las cejas y lo miro de arriba abajo.

– Pues parece todo lo contrario.

– Quiero decir que regrese. Obviamente. Pero no de inmediato. Fui a ver a tu familia antes de volver a casa.

– Es maravilloso, pero tengo que decirte que… -sus palabras se interrumpieron cuando las de el penetraron en su cerebro-. «?A mi familia?»

– Si. En vez de ir a Londres, visite a tus padres.

– ?Pero por que? No puedo encontrar ni una sola razon por la que harias eso.

El curvo los labios ante la frase familiar.

– No te preocupes. Yo encontrare suficientes razones para los dos.

– Pues me encantaria conocer esas razones.

– La verdad es que solo hay una razon. -Levanto una de sus manos y le beso los labios-. Queria decirles que deseaba casarme con su hija.

Matthew busco su mirada para ver su reaccion, esperando encontrar alegria. En vez de eso, vio una total y absoluta sorpresa. De hecho, se habia puesto totalmente palida. No era precisamente la reaccion que el habia esperado. Cuando ella permanecio en silencio, el dijo:

– La unica vez que vi una expresion mas asombrada que la tuya fue en la salita de tus padres hace unas horas.

– No… no puedo imaginar que estuvieran mas conmocionados que yo.

– Bueno, admito que al principio hubo una pequena confusion.

– Supongo.

– Pensaron que la hija con la que queria casarme era tu hermana.

Ella parpadeo. Luego inclino la cabeza.

– Si, estoy segura de que pensarian eso.

– Cuando les dije que me referia a su hija Sarah…

– Estoy segura de que mi madre no te creyo.

– De hecho, no lo hizo. -Matthew tenso la mandibula al recordar la conversacion con la madre de Sarah. Habia fruncido la boca y basicamente le habia dicho que era tonto por pensar en Sarah cuando Carolyn era tan hermosa.

A el le habia dado una gran satisfaccion poner en su sitio a esa mujer que tan poca bondad habia mostrado hacia Sarah. Se aseguro de que entendiera que el no toleraria tales comentarios despectivos en el futuro ni mas insultos contra Sarah, quien, debia recordar, iba a ser la marquesa de Langston. El padre de Sarah habia permanecido en silencio durante toda la conversacion. Cuando termino, le habia dirigido a Matthew una mirada aprobatoria. Bueno, lo cierto era que parecia a punto de aplaudir.

– Aunque tu madre no me creyo al principio, logre convencerla de que te queria a ti. Solo a ti. Siempre a ti. -Su mirada busco la de ella, y la confusion aturdida que vio en sus ojos lo insto a continuar-: Y ahora, parece que tengo que convencerte a ti.

Levantando sus manos unidas, el las presiono contra su pecho.

– Sarah, me enamore de ti en este mismo lugar, la primera vez que hablamos. Desde ese momento, no he podido pensar en otra cosa que no seas tu. Tus ojos, tu sonrisa me robaron el corazon, y he sido tuyo desde ese dia. Intente convencerme a mi mismo de que podia marcharme y vivir sin ti, que podria casarme con otra persona para salvar la hacienda que mi padre dejo en la ruina a causa del juego. Lo cierto es que hice un buen trabajo para autoconvencerme hasta que llego el momento de irme. Incluso hice dos horas de camino antes de darme cuenta de que era un completo memo.

La miro directamente a sus bellos ojos que aun tenian una mirada aturdida.

– Te amo, Sarah. Se que te estoy pidiendo que vivas una vida de penurias, pero te juro que hare todo lo posible para asegurarme de que siempre sea confortable. Hare lo imposible para compensarte y que la hacienda no se venga abajo…, pero tengo que decirte que en definitiva habra dificultades economicas. Hay bastantes probabilidades de que siempre sea asi. Si fracaso en la mision de saldar las deudas de mi padre, incluso puedo acabar en la prision de deudores.

Los ojos de Sarah echaron fuego al oir eso.

– Si alguien intenta meterte en prision, tendra que ser sobre mi cadaver.

Matthew curvo una de las comisuras de los labios.

– No me habia dado cuenta antes de esa vena luchadora que tienes.

– Nunca he tenido nada por lo que luchar. Hasta ahora. -Ella solto una de sus manos y ahueco la palma sobre su mejilla-. Yo tambien te amo. Tanto que me duele.

– Excelente. Me alegra saber que no solo me pasa a mi.

Se arrodillo ante ella.

– Sea o no una promesa en el lecho de muerte, no puedo casarme con nadie que no seas tu. Sarah, ?me haras el honor de convertirte en mi esposa?

Los ojos de Sarah brillaron intensamente y le temblo el labio inferior.

Maldita sea, no sabia que decir… Sarah estaba a punto de llorar. Se puso en pie rapidamente y en el momento en que lo hizo ella le rodeo el cuello con los brazos. Luego enterro la cara en su pecho y se puso a llorar como si se le estuviera rompiendo el corazon.

Una sensacion muy parecida al panico se apodero de el. Maldita sea, aquellos desgarradores sollozos eran peor que las simples lagrimas. Le acaricio la espalda y, desesperado, beso su pelo.

– ?Puedo suponer que esta es una manera muy inusual de decir que si?

Ella levanto la cabeza, y la ternura se adueno de su corazon. Esos ojos castano dorados parecian topacios brillantes desde detras de sus gafas.

– Si -susurro ella, luego se rio y el jovial sonido fue acompanado por la aparicion de un par de hoyuelos-. ?Si!

Se sintio invadido por el jubilo y bajo su boca a la de ella en un beso profundo, lleno de amor, pasion y esperanza para el futuro. Cuando se estaba perdiendo en el sabor de ella, ella lo empujo hacia atras.

Despues de que el levantara la cabeza a reganadientes, Sarah dijo:

– Matthew, debo decirte algo… Aun quedan esperanzas.

El inclino la cabeza para deslizar sus labios por el fresco perfume del cuello de Sarah.

– Lo se. Ahora que has dicho que si…

Ella nego con la cabeza y su sien choco contra su barbilla.

– No… Quiero decir que podemos encontrar el dinero.

El se enderezo y la miro con el ceno fruncido.

– ?Que?

– Despues de meditar las ultimas palabras de tu padre y conversar con mi hermana hace un rato, se me ocurrio una idea. Mientras hablaba con Carolyn me referi a esta zona como un jardin oculto dentro de un jardin. Me di cuenta de que eran las palabras de tu padre. Jardin. En el jardin. ?Has buscado aqui?

– No. -El extendio la mano para abarcar el area-. Esta rodeada de setos. No hay parras. Nada que se parezca a un lirio o flor de lis. No hay flores doradas.

– Exactamente. Quizas el problema sea que estabamos buscando algun tipo de flores doradas. Dijiste que te costo mucho trabajo comprender lo que tu padre decia ya que entrecortaba las palabras. ?Y si tu padre no dijo «flor de oro»?-Sus ojos adquirieron un brillo excitado-. Dijo que habia una fortuna, y tu asumiste como yo que eso

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