cuidar de mi misma. Fue una leccion que aprendi en el asiento trasero de un Buick cuando tenia dieciseis anos. Hace un ano tuve un sueno, queria ver el pais, saber como vive la gente, aprender todo lo que pudiera antes de que me ataran y no volviera a presentarse esa oportunidad. ?Nunca has tenido un sueno que quisieras hacer realidad?

Simon no dijo nada. No habia nada que pudiera decir sin quedar como un estupido pomposo y se imaginaba que ya lo habia hecho lo suficiente. Sin embargo, no acababa de creerse aquel negocio del idealismo. Pasaba por las respuestas descaradas, por aquella retorica libre pero detras de todo, en el fondo de sus ojos, se atisbaban los secretos y la vulnerabilidad de una mujer. Se descubrio preocupandose por lo que le podia haber sucedido en el asiento trasero de aquel coche y decidio que debia estar perdiendo la cabeza.

Tenia servidos sus propios problemas. El menu no incluia los de una desconocida de ojos azules y enigmaticos.

Se excuso y fue a llamar por telefono mientras ella le servia helado a Jessica. Por decima vez en el dia marco el numero de su ex mujer en Rapid City.

Liz no habia querido escucharle cuando el dia anterior le habia dejado a Jessica en la puerta. Jess era una consumada experta en desaparecer y permanecer dias enteros en silencio, pero su ultimo truco eran las huelgas de hambre. Aquello habia acabado con la resistencia maternal de Liz.

Cualquiera podia ver que Jess no habia pasado hambre. Simon estaba seguro de que se las habia compuesto para comer durante la representacion. Pero cuando deseaba algo era muy capaz de hacerle pasar a su madre un verdadero calvario hasta conseguirlo. En aquella ocasion queria pensar una temporada con su padre.

Simon hubiera caminado sobre las aguas si la nina lo hubiera necesitado pero ni era el caso, ni bajo esas circunstancias podia hacerse cargo de ella. Liz no habia querido escucharle. Sin embargo, a pesar de sus sentimientos hacia ella, sabia que era una madre devota. Ya se habria calmado y quiza estuviera en disposicion de razonar un poco.

Nadie contesto. Se paso una mano por el rostro. Le ardian los ojos y le dolia la cabeza. Tenia los nervios a flor de piel. No podia recordar cuando habia sido la ultima vez que habia dormido bien.

La tension, el stress y el eran viejos amigos. Su empresa de ingenieria le exigia unas jornadas laborales de veinticuatro horas. Hacia poco que habia perdido a su hombre de confianza y luego, su tio Fee habia muerto. Simon casi no habia conocido al viejo y excentrico ermitano, ni habia esperado heredar su mansion, ni tener que ser el ejecutor de su testamento. Pero no podia ser otro. De modo que el dia anterior habia hecho una maleta, habia cogido a Jess y su ordenador, y habia emprendido viaje con la esperanza de que no le llevaria mucho tiempo. Se habia equivocado.

En la mansion gotica cabia esperar de todo. Otra cuestion era de donde iba a sacar los restauradores que necesitaba en medio de aquel desierto. Habia una horda de parientes lejanos dispuestos a lanzarse como buitres sobre lo que fuera y el tenia la obligacion de ordenar y tasarlo todo. Pero le iba a llevar mucho tiempo.

Un tiempo que no podia permitirse. Un tiempo que una nina de cuatro anos se encargaba de complicar mas todavia. Simon la amaba mas que a su vida y se desesperaba porque no podia atenderla con propiedad en una mansion sucia en la que la calefaccion funcionaba de milagro. Pero se habia encumbrado en su carrera a base de aceptar desafios. Todavia no habia llegado una crisis que el no pudiera resolver. Pero estaba agotado.

– ?Simon?

Bree estaba en la puerta del salon con un trapo de cocina en las manos. Vista a contraluz, su silueta y sus piernas parecian aun mas huesudas. Dos mujeres de su tamano habrian cabido en el jersey que llevaba. Tenia los pies descalzos. Habia andado todo el dia descalza. Aparentemente era alergica al calzado. Y aparentemente, el no podia mirarla a la boca sin pensar en sexo y pecado. Pero Simon no disponia de tiempo y eso agravaba la irritante atraccion que sentia hacia ella.

Podia ignorar la atraccion pero no la deuda moral. Ella se habia quedado sin que se lo pidiera y Jess la habia aceptado como a un alma gemela. Sin Bree, el todavia estaria preparando el desayuno.

– Queria decirte que Jess esta arriba. He prometido leerle un cuento. Cuando acabe me marchare.

– Nada de eso.

– ?Como has dicho?

Simon lanzo un suspiro. No habia sido su intencion que sonara como una orden. No sabia lo que era pero algo en ella hacia que su voz sonara rigida.

– Si te vas ahora tendras que conducir en la oscuridad -dijo en un tono mas razonable.

– He conducido de noche bastante a menudo.

– No conoces los alrededores y yo si. El sitio mas cercano donde puedas alojarte es Rapid City.

– No es ningun problema. No me siento cansada.

Simon sintio que le daba un vuelco el corazon. El cielo sabia que habia estado a salvo con el pero otros hombres podian fijarse en esas piernas largas y en esos ojos provocativos y hacerle pasar un mal rato. En la carretera habia baches mas grandes que su Volkswagen y habia que anadir que se volveria loco si no conseguia descansar. Eso no iba a ser posible si se pasaba toda la noche preocupado por si ella se perdia de nuevo.

– Mi hija se lleva muy bien contigo -dijo el cambiando de estrategia.

Bree se apoyo en el quicio de la puerta y le sonrio.

– Es un amor.

– Debemos hablar de dos ninas diferentes. Mi ex esposa no puede conseguir una canguro si no es a unos precios astronomicos que justifiquen los riesgos de la batalla.

– Por lo menos, nunca tendras que temer que se achique ante nada -dijo ella con una sonrisa-. Algo me dice que es una caracteristica genetica.

– No nos parecemos en nada -dijo el sorprendido.

– ?De verdad?

– ?Bromeas? Me da cien vueltas. Nunca se que decirle a una nina de cuatro anos con sombra de ojos en los parpados. La cuestion es que le has dedicado el dia a mi hija. Quiza no te habias dado cuenta de que me hallaba en un apuro…

– ?Ah! Claro que me he dado cuenta. Jess charla como una urraca. No ha sido muy dificil averiguar que su madre te la dejo ayer sin previo aviso. Ella piensa que el sol sale y se pone gracias a ti.

No necesitaba anadir que ella no compartia la opinion de la pequena.

– Lo importante es que yo tenia mucho que hacer y no habria podido de no estar tu para hacerte cargo de Jessica. No se que te ha motivado a quedarte y tampoco me importa. En cuanto a mi concierne, lo minimo que te debo es hospitalidad. Ademas, no puedes hablar en serio de salir a conducir de noche por caminos que no conoces.

– Mis motivos para quedarme no son dificiles de adivinar -dijo ella estudiandolo con ojos suaves-. Tengo todo el tiempo libre que quiera, me ha gustado tu hija y he querido hacerlo. Ninguno de esos motivos ha de representar una obligacion para ti.

– Ya me doy cuenta pero…

– No quieres que me quede otra noche, «cher».

Bree lo dijo en un tono calmado que no suponia ningun reto, sin embargo, su percepcion le provoco. Simon no se consideraba un libro abierto. Se suponia que ella no debia darse cuenta de la inquietud que suscitaba en el.

– Eso no es cierto. No te lo diria si no lo sintiera.

Bree medito seriamente durante un momento.

– Vas a quedarte preocupado si viajo de noche, ?no?

– No.

– Creo que si y he de confesar que me confundes, Simon -dijo ella con una sonrisa apenas perceptible-. Todavia no estas absolutamente seguro de si quiero robar la cuberteria de plata de la familia y, no obstante, te sentirias culpable si me voy a estas horas de la noche.

– Nunca he pensado que fueras una ladrona -se defendio el dandose cuenta de lo aguda que era en realidad.

– Quiza no sean las palabras adecuadas. Supongo que le confiaras tu hija a muy poca gente y has tenido plena confianza en mi. Quiza el problema entre tu y yo se presente a otro nivel. Por casualidad, ?no te preocupara que vaya a seducirte en mitad de la noche?

Simon se pellizco el puente de la nariz. Firmaba contratos en millones de dolares, era respetado por gente de

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