No sobreviviria si algo le ocurria a Kelly y a su hija. Era imposible. Inutil. No podia perderla. No podia perder a ninguna de las dos.

En aquellos segundos le llegaron a la mente miles de imagenes. Recordo su noche de bodas, cuando el dio a Kelly un beso casto que abrio el suelo a sus pies. Penso en lo nerviosa que estaba cuando no podia atarse los zapatos, en su rostro radiante cuando tuvo a su hija en brazos, en sus recibimientos cuando el llegaba a casa. Rememoro cuando cantaba mientras hacia pastas en el horno. En su risa suave en la oscuridad, haciendo el amor en la banera, en su forma de amar, que iba haciendose mas sensual a medida que volvia a recuperar la forma de su cuerpo. Y aquella primera noche, temblando como una adolescente con aquel camison negro, mientras el tambien se sentia como un adolescente…

– ?Senor Fortune? -la gente se abrio para dejarle pasar. Todos lo conocian, excepto el policia de cabello gris y cuerpo grueso-. Soy el detective Spaulding, Henry Spaulding.

– Encuentre a mi esposa. Encuentre a mi hija -fueron las palabras de Mac.

El detective ya estaba al corriente de lo sucedido y habia hecho algunas llamadas para movilizar a cada hombre. Tenia, incluso, a cuatro policias siguiendo la pista. Tenian bastantes elementos a su favor: habia testigos que habian visto al hombre que, ademas, iba a pie.

– Pero en caso de que…

Mac no dejo que terminara, estaba demasiado nervioso.

– Quiero que llamen a los periodicos y den una fotografia de la nina. Quiero que registren en cada local, ahora que hay todavia posibilidad de que este y la gente lo ha visto. Es un secuestrador y quiere dinero. Le dare todo lo que me pida, solo quiero que esten sanas y salvas…

– Lo escucho, senor Fortune, pero…

Mac no podia parar de hablar, para asi no dejar que el miedo lo destrozara por dentro.

– Puedo conseguir mas hombres. Utilizaremos servicios de seguridad privados. Gabe Devereaux es el mejor detective y no se lo que puede usted necesitar. ?Un lugar para utilizarlo de base de informacion? Fotografias? ?Hombres? Lo que sea, no me importa, puedo hacer que…

– Senor Fortune…

– No intente decirme que me siente y espere. No puedo sentarme. No puedo esperar. No voy a ponerme a llorar tampoco. Se lo que es un problema y se como movilizar a la gente. Puedo organizar lo que necesite. Puedo conseguir toda la gente que haga falta. Solo tiene que decirme como trabajar con la policia, como lo hacen, como se comunican y todo lo demas…

El rostro del detective demostraba que entendia perfectamente a Mac. Que sabia que hablaba demasiado deprisa, demasiado claramente porque su corazon pendia de un hilo.

– Necesito a mi esposa. Necesito que la encuentre. No manana, no dentro de una hora. Ahora, ahora mismo. Necesito saber que ese canalla no la tiene tambien a ella.

– No hay razon para pensar que el la…

– ?Eso no es suficiente!

– Yo tambien tengo dos hijas, senor, y estaria igual de asustado que usted, pero necesito que entremos dentro y nos sentemos un minuto.

– No puedo sentarme. Tiene que haber algo que yo pueda hacer…

– Senor Fortune, todo lo que ha dicho son buenas ideas y las haremos todas. El poder que tiene usted en esta ciudad va a ayudamos, pero en este momento tiene que darse cuenta de que es demasiado pronto. Todos intentamos lo mismo: atrapar a ese hombre cuanto antes. Ya hay policias que van en su busca, pero no han tenido tiempo de informarnos. Podremos hacer algo mas cuando sepamos mas detalles. Entonces trazaremos un plan y nadie va a decirle que se quede esperando. Pero la mejor ayuda que puede hacer en este momento es tranquilizarse y prepararse.

No podia prepararse porque su memoria recordo en ese instante la noche en que el habia propuesto a Kelly el matrimonio. La noche en que habia sido atacada en el mismo lugar… Habia entrado gritando y llorando y se habia chocado con el.

Algo se habia encendido en su sangre aquella noche. No era solo por su fragilidad, no solo porque era una mujer embarazada en peligro. Tampoco porque su hermano la hubiera puesto en una situacion dificil. Mac se habia dicho todas esas cosas porque eran ciertas. Eran hechos. Eran razones. Pero no eran nada.

Era ella quien importaba. Sus ojos suaves y maravillosos. Su cabello rubio platino. La manera en que lo abrazaba.

El entonces no estaba enamorado. Mac no sabia lo que era el amor o lo que significaba casarse. Pero hubo algo mas, algo que nunca existio hasta conocerla. Algo en el que provocaba un sentimiento del que Mac no tenia la llave.

El dolor se clavo en el. La amaba mas que a su vida, se daba cuenta en ese momento. Ademas, no podia romper su promesa… la promesa de cuidarla y cuidar a su hija. Solo a Kelly habia hecho esa promesa y no la habia cumplido.

El sol de abril se puso. El detective se marcho y quedo un coche de policia. Al poco tiempo llego otro. La gente seguia agrupandose alli y la policia seguia hablando con ellos para ver quien habia visto a Kelly y al hombre. Las preguntas eran muy parecidas: el aspecto, la ropa… Hubo alguien que intento que Mac tomara una taza de cafe caliente, pero no quiso.

No recordaba haberse sentido nunca tan inutil. Se dijo a si mismo que podia empezar a organizar mentalmente el proximo paso, pero era incapaz de moverse. Ademas, el no habia visto nada.

De repente un coche de policia entro en el aparcamiento con la sirena encendida. La puerta trasera del coche se abrio y alli estaba Kelly. Sin zapatos, con las medias rotas y una rodilla sangrando. Su cabello estaba despeinado y el rimmel, debido a las lagrimas, habia ensuciado sus mejillas. Estaba palida y en sus ojos habia terror.

La culpabilidad invadio de nuevo a Mac. Antes de conseguir llegar a ella, Kelly lo vio y se arrojo a sus brazos como aquella otra noche, como si fuera el unico hombre en el que ella pudiera confiar.

Antes de llegar a sus brazos estallo en sollozos.

– No pude alcanzarlo, Mac. No corri lo suficiente y lo perdi. Se ha llevado a nuestra hija. Es…

– De acuerdo, de acuerdo -mintio.

Mac no sabia que decir. Ignoraba si alguna vez las cosas volverian a ser como antes y ella temblaba y se estremecia de miedo y nervios. La abrazo y limpio sus ojos. Luego se la llevo.

Era lo unico que podia hacer en ese momento.

Capitulo Once

Kelly sabia que estaba demasiado tensa para dormir. Habian llegado a casa una hora antes y cada segundo era una tortura en espera de noticias. La policia habia sugerido que estuvieran en casa, ya que seria el lugar donde el secuestrador intentaria contactar con ellos. Pero toda esa inactividad era muy dificil de soportar.

Cuando Mac de repente aparecio en el salon, con un barreno de agua caliente y un frasco de antiseptico, Kelly no sabia si reir o llorar.

– Mac, no puedo quedarme quieta, y mucho menos darme un bano de pies.

– Si, me imaginaba que me darias una excusa -admitio el, colocando el barreno y una toalla grande sobre la alfombra-. Pero no puedes seguir caminando con los pies llenos de sangre, pequena. Odio tener que decirtelo, pero estan horribles.

– No me importan mis malditos pies!

– Ya se que no te importan. En este momento solo pensamos en una cosa y nada va cambiar, pero esos cortes y aranazos no son ninguna tonteria, Kel. Se que no quieres que llame a un doctor…

– No quiero doctor.

– Y se que no quieres ir a darte una ducha o un bano por si suena el telefono.

– Efectivamente.

– Asi que te traigo esto para que los humedezcas cinco minutos. Eso es todo. Sera suficiente para desinfectarlos, ?de acuerdo?

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