Kat lo miro de una manera que el no supo interpretar. Aparecio en sus ojos una calidez, un brillo que aceleraria el pulso de cualquier hombre, pero en seguida se desvanecio. Kat miro el reloj de pared y se puso de pie de un salto.

– ?Caramba! ?Te das cuenta de cuanto tiempo hemos estado hablando? Es mas de la una. Manana tengo que trabajar y tu tambien.

Mick se puso de pie tambien, pero ella fue hacia la puerta antes que el. Era como si quisiera escaparse. Sin embargo, titubeo un momento en la puerta.

– Mick, de verdad creo que si necesitas ayuda se la estas pidiendo a la persona equivocada, pero si me necesitas… ya sabes donde vivo. Creo que no te sentirias muy comodo comprando sostenes con Angie. Ese tipo de cosas las podria hacer yo y con gusto.

– Bien -dijo Mick. Le abrio la puerta a su vecina y ella murmuro algunas frases de cortesia.

Habia vuelto a convertirse en una extrana. En cierto sentido nunca habian sido mas que extranos, pero el habia sentido algo mas esa noche, algo especial, algo real… algo muy importante para el.

Queria decirla que ella habia sido muy amable al ir a verlo y hablar con el… pero no sabia como hacerlo.

Y como no conocia otra forma de dar las gracias, se inclino hacia ella con lentitud. Kat no se aparto al sentir el roce de sus labios. Se quedo paralizada, lo cual desconcerto a Mick. No era posible que estuviera asustada; Mick nunca asustaba a las mujeres. Solo le habia dado un beso de buenas noches, de agradecimiento. No podia interpretarlo mal.

Cuando Mick aparto los labios, Kat lo siguio mirando fijamente hasta que el ambiente se puso tenso. Mick tardo un momento en comprender.

Kathryn, su vecina,, tenia tal confianza en si misma que podia intimidar a un hombre con su sola presencia.

Pero Kat, esa Kat que lo miraba tiernamente, casi asustada, no.

Kathryn tenia un control casi total sobre sus sentimientos.

Kat no siempre podia controlarlos.

Todavia estaban de pie en el umbral de la puerta abierta. El aire acondicionado los abanicaba por un lado. El calor de la noche les llegaba por el otro lado. Mick sintio como si estuvieran atrapados entre el frio de la soledad y el calor del amor.

Mick atraveso el umbral. Tomandole la barbilla con una mano, le sostuvo la cara. El pulso de la joven se acelero al sentir esa caricia. Ella trato de mover la cabeza, y Mick penso que la piel de su vecina era demasiado suave para soportar el roce de sus manos callosas, que ya habian perdido la costumbre de acariciar.

Sedosas madejas rojas brillaron entre los dedos de el cuando ella bajo la cabeza. Mick descubrio de repente que besar a Kat seria muy diferente que besar a cualquier otra.

Ella se quedo quieta. Mick solo le rozo los labios con suavidad. Y otra vez tuvo la extrana sensacion de que no habia echado de menos a una mujer todo ese tiempo. Habia echado de menos a Kat.

Y los suaves labios de ella, tan inmoviles, de repente cobraron vida bajo los de el. Las manos de Kat subieron por los brazos de Mick, muy lentamente y entonces el la abrazo con mas fuerza.

Kat se estremecio cuando sus pequenos senos tocaron el pecho desnudo de su vecino. Rodeo con los brazos el cuello de el.

Mick habia pensado, desde que murio su mujer, que un hombre podia vivir sin pasion. Podia endurecerse; podria vivir solo si fuese necesario; podia controlar sus deseos, negarlos. Pero solo durante cierto tiempo. No para siempre.

Eso era lo que el habia pensado, pero no sabia que sentia una mujer al respecto. La pasion de Kat era salvaje… como la inocencia misma.

Kat lo habia desconcertado durante mucho tiempo. Pero ya no. Podia sentir que estaba tan sola como el mismo; podia percibir su recelo, su temor, a pesar de que su boca se movia bajo la de el, anhelante, avida. No era una mera atraccion sexual. Era algo mas profundo y peligroso que el sexo. Era la busqueda de la comunicacion absoluta, del entendimiento y la pasion que iba mas alla de los sentidos.

La sangre le ardia en las venas a Mick, pero sintio que su vecina se estremecia y se ponia rigida de repente. Ella se aparto primero. O lo intento.

Mick se dio cuenta de que ella queria separarse y penso que estaba bien. Pero no asi. No como unos adolescentes asustados que huian de su propio deseo.

La estrecho con mas fuerza, solo un momento mas, hasta que la respiracion de los dos volviera a su ritmo normal. Mick olio a rosas, escucho el susurro del viento y deslizo los dedos por el sedoso pelo de la joven. La beso en la frente con ternura.

– Esta bien -dijo con suavidad.

Ninguno de los dos habia buscado esa pasion, ni la habia esperado. Pero el no la forzaria a seguir, ella no tenia nada que temer. No de el.

Pero para ella no estaba bien. Sonrojada, con la boca temblorosa, aparto la cara.

– No queria…

– Vamos, Kat. Tomalo con calma, yo tampoco queria que sucediera esto.

– No se que…

– Yo tampoco.

– Solo ha sido un error. La gente comete errores a veces. Pero puedes confiar en mi, Mick. No volvera a suceder.

Y se fue. Se fundio con las sombras de la noche antes que el pudiera contestar. No sabia lo que habria dicho. El comentario de Kat fue como una disculpa. No tenia mucho sentido, ya que el fue quien la beso.

Pero la reaccion de ella no lo asombro. Nunca habia comprendido a Kat.

Espero hasta verla subir los escalones de su porche, oyo el ruido de la puerta de su casa al cenarse y vio apagarse la luz del porche. Luego volvio a entrar en su casa.

Quiza era mas de la una, pero ya no tenia sueno. Vacio las botellas de cerveza en el fregadero, apago las luces de la sala y subio a ver como estaban sus hijas. Estaban dormidas. Noel tenia encendida la radio. Angie abrazaba un oso de peluche. Mick apago la radio y subio al tercer piso de la casa, para asomarse por la ventana.

La casa de Kat era identica a la de el, pero ella usaba los cuartos de manera diferente. Mick dormia en el tercer piso. Kat en el segundo. La luz de la habitacion de Kat estuvo encendida otra media hora. Un buen rato despues de que ella la apago, Mick se quedo de pie delante de la ventana, viendo como la luz de la luna iluminaba el encaje de las cortinas del cuarto de su vecina.

Las cortinas del cuarto de Mick no tenian encaje. Eran de tela sintetica. El mobiliario y la decoracion de su casa eran sencillos. A June nunca le habia interesado la decoracion de interiores.

Era una mujer con la que era facil convivir. No habia en ella nada de fragil. Era sencilla, vital, entusiasta.

Mick nunca habia modificado su estilo de vida por su mujer, no porque no lo hubiera querido, sino porque June se habria enfadado si lo hacia. June era una mujer independiente y respetaba la independencia de los demas.

Habia estado enferma dos anos; fue una enfermedad lenta y dolorosa. La gente pensaba que Mick habia lamentado su muerte. No era cierto. Habia lamentado esos dos largos y penosos anos. Habia sufrido intensamente por no poder ayudarla, por no poder aliviar su dolor.

Mick la habia querido, de eso no cabia duda. Pero siempre habia faltado algo; no para ella, para el. June nunca lo habia necesitado. Como hombre, como esposo, como otro ser humano. Mick hubiera querido que lo necesitara, en especial esos ultimos y espantosos meses. Ella nunca le habia dado esa oportunidad.

Cuando ella murio, la gente penso que la repentina obsesion que Mick mostraba por su trabajo se debia al dolor de su perdida. Pero la verdadera razon por la que se habia volcado en su trabajo fue porque se sentia culpable. El agotamiento fisico y mental era mas facil de soportar que los malos recuerdos. June nunca habia sido verdaderamente feliz en su matrimonio. Dios sabia que el tenia razones poderosas para sentir lo mismo. Pero sabia que no podria haberse casado con una mujer mas buena. June era buena, noble.

La falla estaba en el. Habia estado casado catorce anos con una mujer excelente… y siempre se habia sentido mas solo que un ermitano.

Se aparto de la ventana. Se desnudo y se metio en la cama despues de apagar la luz.

Kat no era June.

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