alrededor que se olvido de su destino, hasta que el sistema de GPS le recordo:

– I-5 norte esta a la derecha.

– ?Que? ?Que derecha? ?Quiero ir hacia el norte?

Y de pronto la carretera dio un giro, y ella se vio girando tambien. Queria cerrar los ojos, pero sabia que aquello seria malo. Comenzo a sudar de miedo. Queria quitarse el abrigo, pero no podia; tenia el volante agarrado con tanta fuerza que le dolian los dedos.

Estaba haciendo aquello por Nicole, se recordo. Por su hermana. Por su familia.

Su carril desembocaba en la I-5. Sin bajar de setenta y cinco kilometros por hora, Claire se puso en el carril de la derecha y se juro que iba a quedarse alli hasta que tuviera que salir de la autopista.

Cuando por fin salio, justo al norte del distrito de la universidad, estaba temblando. Odiaba conducir. Lo odiaba. Los coches eran horribles y los conductores eran unos groseros, gente mala que le gritaba. Sin embargo, lo habia conseguido, y eso era lo importante.

Siguio las indicaciones del GPS y consiguio aparcar en el aparcamiento mas cercano a la panaderia. Apago el motor, apoyo la frente en el volante y respiro profundamente.

Cuando logro calmarse, se irguio y miro el edificio que habia frente a ella.

La panaderia Keyes llevaba en el mismo lugar los ochenta de su existencia. Al principio, sus bisabuelos tenian alquilado solo la mitad del edificio. Con el tiempo, el negocio habia crecido. Habian comprado el edificio completo sesenta anos atras.

Habia dos escaparates llenos de bolleria, tartas, bizcochos y panes con sus respectivos letreros. Y sobre la puerta habia un letrero enorme que anunciaba la Panaderia Keyes, la panaderia con la mejor tarta de chocolate del mundo.

La tarta, de varias capas de chocolate, habia sido alabada por la realeza y los presidentes, servida por las novias en sus bodas y exigida por artistas y famosos como requisito imprescindible en sus platos de rodaje y entre bastidores. Estaba hecha de millones de calorias de harina, azucar, mantequilla, chocolate y un ingrediente secreto que pasaba de generacion en generacion de la familia. Ni siquiera Claire sabia cual era. Sin embargo, lo sabria. Nicole se lo diria enseguida.

Salio del coche, tomo el bolso y cerro la puerta del conductor. Respiro profundamente otra vez y se puso en camino hacia la panaderia.

Era mediodia, y todo estaba relativamente tranquilo. Habia dos senoras sentadas en la mesa del rincon, tomando un cafe con bollos. Entre sus sillas habia dos carritos de nino. Claire les sonrio mientras marchaba hacia el mostrador. La dependienta, una adolescente, la miro.

– ?Puedo ayudarla en algo?

– Si. Eso espero. Soy Claire. Claire Keyes.

La adolescente, una morena regordeta de enormes ojos marrones, suspiro.

– Muy bien. ?Que desea? El pan de ajo y romero acaba de salir del horno.

Claire sonrio esperanzadamente.

– Soy Claire Keyes -repitio.

– Ya lo he oido.

Claire senalo el letrero que habia en la pared.

– Keyes. Soy la hermana de Nicole.

La adolescente abrio unos ojos como platos.

– Dios mio, no. ?Es usted de verdad, la pianista?

Claire se estremecio.

– Soy concertista.

Solista, pero ?para que detenerse en sutilezas?

– He venido por la operacion de Nicole. Jesse me llamo y me pidio que…

– ?Jesse? -la voz de la chica chirrio-. No. ?Lo dice en serio? ?Oh, Dios mio! No puedo creerlo -dijo, y dio un paso atras-. Nicole la va a matar, si es que no lo ha hecho ya. Yo… -alzo una mano-. Espere aqui, ?de acuerdo? Ahora mismo vuelvo.

Antes de que Claire pudiera decir nada, la chica salio corriendo hacia la puerta trasera.

Claire se coloco el bolso en el hombro y miro lo que habia dentro de las vitrinas de cristal. Habia varias tartas, un par de bizcochos y rebanadas de pan. Le rugio el estomago, y recordo que no habia comido en todo el dia. Estaba muy nerviosa en el avion como para tomar algo.

Quiza pudiera llevarse un poco de aquel pan de ajo y romero y despues pasar por el supermercado para…

– ?Que demonios esta haciendo aqui?

Claire miro al hombre que caminaba hacia ella. Era corpulento y de aspecto duro, de piel bronceada y con un cuerpo que daba a entender que o hacia trabajo manual o pasaba demasiado tiempo en el gimnasio. Claire hizo lo posible por no arrugar la nariz al ver su camisa de cuadros y sus vaqueros desgastados.

– Soy Claire Keyes -dijo.

– Se quien es usted. Le he preguntado que hace aqui.

– En realidad me ha preguntado que demonios estoy haciendo aqui. Hay una diferencia.

El entrecerro los ojos.

– ?Que diferencia?

– Una pregunta denota interes en la respuesta, y la otra me hace saber que lo estoy molestando. No le importa que hago aqui, solo quiere darme a entender que no soy bienvenida. Lo cual es extrano, teniendo en cuenta que no me conoce.

– Soy amigo de Nicole. No necesito conocerla para saber todo lo que tengo que saber de usted.

Ay. Claire no entendia nada. Si Nicole todavia estaba enfadada con ella, ?por que la habia llamado Jesse y le habia dicho lo contrario?

– ?Quien es usted?

– Wyatt Knight. Nicole esta casada con mi hermanastro.

?Nicole se habia casado? ?Cuando? ?Con quien?

Sintio una gran tristeza. Su propia hermana ni siquiera se habia molestado en decirselo, ni en invitarla a la boda. ?Hasta que punto era patetico todo aquello?

La emocion se reflejo en el rostro de Claire Keyes. Wyatt no se molesto en analizarlo. Las mujeres y sus sentimientos eran un misterio que un hombre mortal debia dejar sin resolver. Intentar descifrar la mente femenina podia llevar a un hombre a la bebida, y despues matarlo.

La observo atentamente, en busca de parecidos con Nicole y Jesse. Era rubia, alta y esbelta. Sus ojos, quiza, penso al ver que los tenia azules. Quiza la forma de la boca. El color del pelo… mas o menos. Nicole solo era rubia. Claire tenia el pelo de una docena de matices diferentes, y brillante.

Sin embargo, lo demas era distinto. Nicole era su amiga, alguien a quien conocia desde muchos anos atras. Una mujer guapa, pero normal. Claire iba vestida de blanco de pies a cabeza. Incluso su abrigo era blanco. Llevaba unas botas y un bolso color beige. Era como una princesa de hielo…, una princesa malvada.

– Me gustaria ver a mi hermana -dijo Claire con firmeza-. Se que esta en el hospital, pero no se en cual.

– No voy a decirselo. No se para que ha venido, senorita, pero si puedo decirle que Nicole no quiere verla.

– No es eso lo que tengo entendido.

– ?Con quien ha hablado?

– Con Jesse. Me dijo que Nicole iba a necesitar ayuda despues de la operacion. Me llamo ayer, y he tomado un avion esta manana. No voy a marcharme, senor Knight, y no puede obligarme. Voy a ver a mi hermana. Si prefiere no darme la informacion, llamare a todos los hospitales de Seattle hasta que la encuentre. Nicole es mi familia.

– ?Desde cuando? -murmuro el. Habia reconocido el angulo de obstinacion de su barbilla y la decision de su voz. Las mellizas tenian aquello en comun.

?Por que lo habia hecho Jesse, para causar mas problemas? ?O acaso estaba intentando arreglar una situacion desesperada? La verdad era que Nicole iba a necesitar ayuda, y no queria pedirla. El haria todo lo que pudiera, pero tambien tenia que llevar su negocio y cuidar a Amy. Nicole no iba a querer que Drew apareciera por alli, suponiendo que el vago de su hermano no se hubiera escondido ya en alguna parte. Jesse era una opcion

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