– ?Que? No.

– Bien. Porque el palacio esta lleno de gatos. Son de mi padre.

?Su padre? Se froto la sien y penso si queria preguntarle quien era su padre. Por mucho que le gustara saberlo, la respuesta le daba miedo. Porque tenia el presentimiento de que Reyhan guardaba algun parentesco con el rey de Bahania.

Se obligo a calmarse mientras Reyhan volvia a tenderle el vaso de agua. Ella lo acepto y sus miradas se encontraron.

Lo que mas recordaba de el eran sus ojos. Oscuros y llenos de secretos. Una vez habia creido que si pudiera aprender a leer en sus ojos, llegaria a conocer su alma… Pero las pocas semanas que habian pasado juntos no les habian dado tiempo para conocerse.

La tristeza amenazaba con invadirla, e intento protegerse recordando lo que Reyhan le habia hecho, como se habia marchado y lo sola y preocupada que se habia quedado. Era mejor estar enfadada. Presentia que iba a necesitar las energias de la ira.

– No se que juego es este -espeto-, pero no voy a participar. Quiero volver a mi casa inmediatamente. Por favor, llama a Alex y haz que me lleve de vuelta al avion.

– Tu escolta del Departamento de Estado ha salido de palacio. Pasara la noche en uno de nuestros mejores hoteles de la costa y volvera a tu pais por la manana -le explico Reyhan-. No volveras a verlo.

La furia se disipo y el miedo ocupo su lugar. ?Alex se habia ido? ?Y ella se habia quedado sola en el palacio y en aquel pais?

Emma no sabia si echar a correr o intentar escabullirse. La cabeza aun le daba vueltas y no se sentia capaz de levantarse, de modo que la primera opcion quedaba descartada.

– ?Que estoy haciendo aqui? -pregunto-. ?Por que el rey de Bahania me pidio que viniera? ?Y que estas haciendo tu aqui? Sea lo que sea, no puede haber ninguna relacion con lo que me esta pasando.

La ultima frase fue, mas una suplica que una declaracion. Reyhan la miro. Sus rasgos duros y atractivos parecian esculpidos en piedra o acero.

– ?No lo has adivinado? -le pregunto en un tono tranquilo y jocoso-. El rey es mi padre, y la invitacion es tanto suya como mia.

Emma se quedo con la mente en blanco, completamente perdida y confusa. Fue como quedarse sin luces durante una tormenta.

El hombre sentado a su lado se levanto, irguio los hombros y la miro con una expresion altanera, posiblemente adquirida y perfeccionada por una vida de arrogancia real.

– Soy el principe Reyhan, el tercer hijo del rey Hassan de Bahania.

Emma parpadeo un par de veces. No era posible, se dijo a si misma, intentando borrar el pensamiento semicoherente que empezaba a formarse en su cabeza.

– ?Un pri… principe? -balbuceo. No, no podia ser. ?Reyhan un principe? ?El mismo Reyhan al que habia conocido en la universidad, con quien habia tenido unas cuantas citas, quien la habia llevado lejos… y quien le habia roto el corazon?

– El rey ha decidido que es hora de que me case -le dijo el-. Y es imposible que pueda hacerlo si ya estoy casado. Contigo.

Siguio hablando, pero ella no lo escuchaba. No podia. ?Un principe? ?Casado?

– Pero… -le fallo la voz y trago saliva antes de volver a intentarlo-. Pero aquello no fue de verdad.

Recordo la tranquilidad de la isla caribena, la brisa suave, el murmullo de las olas, la habitacion del hotel… Reyhan le habia pedido que se fuera con el y ella habia accedido porque no podia negarle nada. A sus dieciocho anos era demasiado inocente, y no se habia atrevido a decirle que nunca habia salido con ningun hombre. El habia sido el primero, en todos los aspectos.

Anos mas tarde, cuando recordaba aquellos dias ardientes y las noches interminables, se convencio a si misma de que habia estado tan fascinada por el amor que creia sentir por Reyhan que no pudo negarle nada. Jamas hubiera pensado en pedirle que fueran mas despacio y que le diera tiempo para acostumbrarse. Y en cuanto a su matrimonio, el abogado de sus padres le habia dicho que era una farsa.

Durante mucho tiempo la verdad la habia destrozado. Se habia odiado por su propia debilidad ante Reyhan, y porque aun siguiera deseandolo, a pesar de haberla usado y abandonado. El tiempo fue lo unico que la ayudo a sanar sus heridas.

– ?El que no fue de verdad? -pregunto el frunciendo el ceno.

– Nuestro matrimonio. Solo lo hiciste para llevarme a la cama… Y para conseguir un permiso de residencia. Nada mas decirlo, se dio cuenta de que habia cometido un error. Reyhan parecio hacerse mas alto e imponente a medida que su temperamento se avivaba. Su furia era tan tangible como el sofa en el que ella estaba sentada, y su expresion se torno en una mueca de desprecio y desaprobacion.

– ?Un permiso de residencia? ?Por que habria yo de necesitarlo? Soy el principe Reyhan, heredero al trono de Bahania. No tengo que buscar asilo en ninguna parte. Este es mi pais.

– De acuerdo -acepto ella, carraspeando. En su tiempo le habia parecido una posibilidad logica-. No te casaste conmigo por eso.

– Por supuesto que no. Fui a tu pais para continuar mis estudios, y te honre dandote mi apellido y mi proteccion. Y en cuanto a llevarte a la cama, no valia la pena tanto esfuerzo para una recompensa tan miserable.

Emma se hundio en los cojines. La humillacion se unio a su miedo. Por mucho que intentara bloquear los recuerdos de sus noches compartidas, seguian acosandola. Suponia que el papel que jugo ella en las mismas podria ser un buen ejemplo de lo que no habia que hacer en una noche de bodas y en las noches siguientes.

Pero no era culpa suya. Habia sido virgen, y el tambien deberia haberlo hecho mejor. Pero si Reyhan no se habia casado para conseguir un permiso de residencia ni tampoco para acostarse con ella, ?por que lo habia hecho?

– ?Estas seguro de que el matrimonio fue real? – le pregunto-. El abogado de mis padres dijo lo contrario.

– Ese abogado se equivoco -replico Reyhan-. Eres mi mujer. Y ahora que estas en mi pais y en mi casa, me trataras con respeto y reverencia. ?Entendido?

El impulso de salir corriendo cobro fuerza repentinamente.

– Reyhan, yo…

Pero no pudo acabar lo que fuera que iba a decir, porque en aquel momento una mujer joven, hermosa, pequena y con curvas entro en la habitacion.

– He oido que Emma ha llegado y que se ha desmayado delante de ti. ?Es cierto?

Reyhan desvio la atencion de Emma y la miro furioso. La mujer puso los ojos en blanco.

– Si, si, ya lo se. Te sientes ofendido. Pero no olvides que yo di a luz al hijo de tu hermano mayor, asi que mas te vale ser amable conmigo.

– Me pregunto que ve Sadik en ti.

– Soy una mujer ardiente y apasionada -dijo ella sonriendo mientras se acercaba-. Es una maldicion, pero ahi estamos.

Emma no creia que pudiera sorprenderse mas, pero Reyhan le demostro que se equivocaba cuando le sonrio a la mujer y la beso en la frente.

– ?Puedes arreglar esto? -le pregunto el a la recien llegada.

– No se si te refieres a Emma o a la situacion. Si me preguntas, el que necesita aqui ayuda eres tu – alzo la mano antes de que el pudiera replicar-. Lo hare lo mejor que pueda. Te lo prometo. Y ahora, ?por que no nos dejas a solas? Respondere a las preguntas de Emma y la hare sentirse como en casa. Tu puedes irte a mejorar tu encanto.

– Soy encantador -dijo el arqueando las cejas.

– Deja que te de un consejo. Eso de «soy el principe Reyhan de Bahania» esta muy anticuado. Creeme. Sadik tambien lo intento conmigo.

– Tu especialidad es crear problemas.

– Eso es cierto.

Reyhan asintio y salio de la habitacion.

– ?Eso esta sucediendo realmente? -pregunto Emma, sintiendose mas cansada y confusa que en toda su

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