– Oh, vamos, Zara… Eres tan confiada que no deberias viajar sola.

– No viajo sola, viajo con mi hermana.

– Ah, si. Es como un ciego guiando a otro ciego.

Zara lo miro con cara de pocos amigos y se puso tan derecha como pudo, pero no le impresiono en absoluto. A fin de cuentas, el media mas de un metro ochenta y cinco y era mucho mas alto que ella.

– Cleo y yo nos las hemos arreglado perfectamente bien sin tu ayuda -le recordo.

– Ya lo veo. Y supongo que el detalle de que os atacaran en el palacio tambien formaba parte de vuestro plan -se burlo.

– Eso ha sido culpa tuya, no mia.

– En una situacion como la vuestra, hay que estar preparado para cualquier contingencia -observo.

Zara penso que tenia razon, pero habia una cosa que queria preguntarle y decidio hacerlo.

– ?Es verdad que me parezco a la princesa Sabra?

– Tanto como para confundir a un guardia nuevo.

– Pero no a ti…

– No, no a mi. Siento haberte atacado, por cierto.

– Descuida, es logico que lo hicieras. Pensaste que yo era una amenaza.

Al mirarla, Rafe se pregunto como era posible que hubiera pensado que aquella mujer podia suponer algun tipo de amenaza. Pero eso era lo que habia hecho.

– Entonces, crees que existe la posibilidad de que sea la hija del rey, ?no es cierto? -pregunto de nuevo, como para asegurarse.

– Si, eso creo. Por cierto, ?que sabes de tu nombre?

– No gran cosa, al margen de que es poco habitual en mi pais. Pero si hubieras conocido a mi madre, no te sorprenderia. No se puede decir que fuera la persona mas convencional del mundo, ni mucho menos.

– Tu nombre no es simplemente original. Zara tambien era el nombre de la madre del rey Hassan.

Zara se estremecio como si de repente hiciera frio y Rafe lo comprendio de sobra. Habia ido a Bahania para conocer a su padre e iba a recibir mucho mas de lo que habia imaginado.

Cuando Rafe se marcho, Zara comenzo a caminar de un lado a otro, nerviosa.

– Ha dicho que llamara en cuanto hable con el rey y que tal vez pueda verlo esta misma tarde. Pero, ?que clase de hombre podria ver a un rey con tanta facilidad?

– Un hombre con muchos contactos -dijo Cleo, sonriendo-. Pero no entiendo que te lo tomes a la tremenda… ?Que podria pasar? Si resulta que no eres hija del rey, disfrutaremos de unas vacaciones y volveremos tranquilamente a casa.

Zara sabia que su hermana tenia razon, pero en el fondo detestaba la idea de volver a casa sin padre.

– No pense que pudiera ser tan complicado.- confeso.

– Si lo piensas bien, no es tan complicado. No ha cambiado nada.

Zara se sento en la cama y penso que Cleo se equivocaba en muchos sentidos. La vida no le parecia la misma desde que Rafe Stryker se habia arrojado sobre ella. Ahora no podia dejar de pensar en sus preciosos ojos ni en lo que habia sentido con su leve contacto.

– ?Quien crees que es Rafe? Al principio vestia como un jeque, pero obviamente es de Estados Unidos.

– Da igual quien sea mientras haga lo que ha prometido. Olvidate de el y piensa en el palacio… ?No te gustaria vivir en el? Es precioso.

– Es demasiado grande -dijo Zara.

Cleo suspiro.

– ?Que voy a hacer contigo? Tienes la oportunidad de tu vida y no dejas de poner pegas. Estamos hablando de convertirte en princesa, algo que no pasa todos los dias… Y por supuesto, estamos hablando de no tener que volver a preocuparnos por el dinero -le recordo su hermana-. Hasta hace poco tiempo, eramos tan pobres que viviamos al dia.

– Lo se.

– Podrias ser rica…

– No quiero ser rica, solo quiero tener una familia.

– Bueno, puedes tener una y ser rica ademas.

Zara rio.

– ?Es que no puedes pensar en otra cosa?

Cleo sonrio.

– Si, pero los diamantes llaman mucho la atencion…

– Di lo que quieras. Se que en el fondo quieres lo mismo que yo: una familia de verdad.

– Es posible. Pero la realeza tampoco me sentaria mal.

– ?Crees que Rafe trabaja para el rey? -pregunto, mientras se cruzaba de piernas.

– Eh, deja de pensar en ese tipo… En primer lugar, estas a punto de saber si el hombre mas rico del pais, un rey de carne y hueso, es tu padre. Y en segundo lugar, debo recordarte que tienes muy mala suerte con los hombres.

– Lo se, lo se… Pero a pesar de eso, me pregunto si estara libre.

Cleo le arrojo una almohada a la cabeza.

– Basta ya, hermanita. Olvidate de eso y piensa en la posibilidad de ser una princesa.

– Esta bien.

Sin embargo, Zara no siguio el consejo de Cleo. En cuanto se tumbo en la cama, su imaginacion volo a un hombre alto, de aspecto peligroso y con una mirada que llegaba al alma.

Capitulo 3

EN lugar de ir a ver directamente al rey, Rafe fue en primer lugar a su despacho y encendio el ordenador. Queria investigar la posibilidad de que Zara Paxton fuera hija ilegitima del rey Hassan.

Aunque en gran parte estaba convencido de la verosimilitud de su historia, la unica prueba que tenia era su instinto. Sabia que el rey visitaba Nueva York con frecuencia desde hacia varias decadas y que podia haber mantenido una relacion amorosa con una estadounidense, asi que penso que podia echar un vistazo a los datos financieros del monarca en busca de posibles compras de joyas. Pero se dijo que seria mejor que se lo preguntara.

Saco el anillo que se habia guardado en el bolsillo y lo miro a la luz de la media tarde. Despues, volvio a leer la inscripcion y se pregunto cuanto afecto habria sentido el rey por aquella mujer. Ninguna de sus amantes le duraba demasiado tiempo, y en cuanto a sus sucesivas esposas, solo habia estado realmente enamorado de una de ellas.

En cualquier caso, solo habia una forma de descubrirlo.

Llamo a la secretaria del rey y pregunto si podia concederle unos minutos. Por fortuna, el monarca no tenia ningun compromiso inmediato y poco despues tomo las cartas y el anillo y se dirigio a su encuentro.

Su Alteza el rey de Bahania creia en las primeras impresiones. Por eso, su despacho era tan grande como un campo de futbol, estaba lleno de obras de arte y daba a un precioso jardin en mitad del cual se veia una gran fuente de marmol blanco. Ante 1as puertas dobles de la sala montaban guardia cuatro soldados, vestidos con trajes de epoca. Y una vez dentro, tres secretarias protegian al rey de visitantes inesperados.

Rafe saludo a los guardias al aproximarse. Cuando le abrieron las puertas, un gato persa aprovecho la ocasion para salir y frotarse contra sus pantalones. Rafe lo maldijo. Nunca le habian gustado los gatos. Le gustaban los perros, pero el rey era un fanatico de los felinos y por supuesto no le habia comentado nada al respecto.

Akil, el anciano ayuda de camara que llevaba con el rey desde hacia decadas, se aproximo al verlo y sonrio.

– Senor Stryker… Bienvenido. El rey lo esta esperando y lo recibira ahora.

Rafe se llevo una mano a uno de los bolsillos para asegurarse de que el anillo seguia alli y se dirigio hacia una

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