Madre mia, como le gustaban aquel tipo de hombres.

Y, por supuesto, su fisico no tenia ningun desperdicio. Aquel hombre tenia un cuerpo bien cuidado y ejercitado. A lo mejor era un atleta.

Nam, nam.

– ?Sola? -le pregunto el desconocido a medida que se fueron acercando al telesilla.

Lily sabia que se referia a si iba sola a esquiar, pero contesto tanto a aquella pregunta como a que estaba sola en la vida.

– Si, completamente.

El desconocido sonrio de nuevo y juntos avanzaron hacia el telesilla. Aquella manana estaba Eric de operador, un chico de veinticinco anos que era un encanto.

– ?Vas a la Endiablada? -le pregunto a Lily.

– Efectivamente -contesto Lily.

– ?La Endiablada? -pregunto el desconocido mientras se sentaba en la silla y comenzaban a sobrevolar una pista en la que habia mucha gente.

– Si, es una pista que hay en la ladera norte, al otro lado de la cornisa -le explico Lily.

– Parece una buena pista para empezar.

– Oh, no -rio Lily-. Es la peor pista para empezar. Es una pista negra, solo apta para expertos.

La noche anterior habia nevado y Lily sintio que la adrenalina recorria todo su torrente sanguineo. Le encantaban los dias en los que habia nieve polvo cubriendolo todo, sobre todo la Endiablada, una pista de cinco kilometros de largo con un desnivel casi vertical.

El desconocido se quito las gafas y la miro.

«Chocolate», penso Lily al instante.

– ?Es una pista negra?

– Si. ?Has estado aqui antes?

– No.

– Pero no es la primera vez que esquias -comento Lily fijandose en la equipacion del desconocido.

– No, he esquiado otras veces.

Lily decidio que no debia fiarse de las apariencias pues no seria la primera vez que tras una fachada perfectamente ataviada de esquiador experto se escondia una persona con poca habilidad para desplazarse sobre la nieve.

?Y para otras muchas cosas!

Lily era una mujer que entendia y apreciaba el maravilloso placer de compartir una noche de sexo con una persona y resultaba ser extremadamente selectiva.

Lo cierto era que hacia ya algun tiempo que no se permitia semejante placer y, a lo mejor, ya iba siendo hora.

Se acostara con el o no, lo que no queria era que le pasara nada en las pistas, asi que decidio aconsejarle que se fuera a otras mas sencillas.

– Te voy a marcar en un mapa cuando lleguemos arriba para que puedas ver cuales son las pistas que a ti te van.

– Gracias, pero no me hace falta -contesto el desconocido en tono divertido.

En aquel momento, los cuatro jovenes que iban en el telesilla de atras gritaron y aplaudieron al ver la pista por la que se iban a deslizar en breve.

El increible hombre que iba sentado junto a Lily se giro, colocando el brazo sobre el asiento de la silla, para mirarlos. Al hacerlo, quedo de perfil a Lily, que aprovecho el momento para observarlo atentamente y disfrutar de su olor.

Al volverse a girar hacia delante, el desconocido la pillo mirandolo y sonrio encantado.

Obviamente, estaba pensando exactamente lo mismo que ella.

La atraccion era mutua.

Se quedaron mirandose a los ojos.

Lily no aparto la mirada y el tampoco.

De repente, el frio de la manana desaparecio.

– Supongo que, si vives aqui, esquiaras mucho -comento el desconocido.

– Si -contesto Lily.

– Llevaras mucho tiempo haciendo tabla.

Y esquiando, tambien. Su abuelo la habia puesto sobre unos esquis a la edad de dos anos y, desde entonces, no se los habia quitado.

– ?Y tu? ?De donde eres?

– De Ohio.

– Eso esta un poco lejos. ?Que te trae por aqui aparte de que tenemos las pistas de esqui mas maravillosas del mundo?

– Mi socio decidio que me vendria bien una semana de vacaciones y me las pago.

– Que socio tan encantador.

A Lily le encantaba que la gente le contara sus historias y, ademas, le encantaba la voz de aquel tipo, pero no le dio tiempo a preguntarle nada mas porque ya habian llegado.

Mientras Lily saludaba al operador y se ponian las gafas de sol, el desconocido se acerco al mapa gigante en el que se mostraban todas las pistas a las que se podia acceder desde alli y, en un abrir y cerrar de ojos, habia desaparecido en direccion a la Endiablada.

Lily se apresuro a seguirlo, pero no llego a tiempo.

El desconocido comenzo a deslizarse por la pista y Lily se quedo mirando con la boca abierta. ?Habia dicho que esquiaba mas o menos bien? Madre mia, aquel hombre se movia en perfecta sincronia con el entorno.

Aquello era poesia en movimiento.

?Que sexy!

A Lily se le dibujo una sonrisa de anticipacion, deseo y alegria en la cara y, sin pensarselo dos veces, se dejo caer por la ladera de la montana.

Capitulo Dos

Lily adelanto al increiblemente guapo hombre de negro y siguio esquiando por aquella pista que era como una montana rusa y que siempre la llenaba de satisfaccion.

A media pista, se paro en seco y, tal y como le gustaba hacer, miro hacia atras para deleitarse ante lo que acababa de bajar.

El desconocido se paro a su lado.

– ?Preocupada por mi?

– No me habias dicho que eras todo un experto.

– No. Tampoco me lo has preguntado -sonrio el desconocido.

Era cierto.

– ?Hacemos una carrera hasta el final? -propuso el.

Lily se moria por decir que si, pero sabia que no debia hacerlo.

– Hacer una carrera fuera de pista no es una buena idea.

El desconocido rio.

– Y yo que creia que eras una chica dura.

– Soy una chica dura, pero no soy estupida.

– Estoy seguro de que te mueres por echar una carrera -insistio el desconocido acercandose a ella-. Te desafio.

Lo que mas le gustaba a Lily en el mundo eran los desafios y jamas habia dicho que no a uno. Aunque muchas veces se habia metido en lios por dejarse llevar, habia aprendido hacia mucho tiempo a no reprimirse.

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